jueves, 26 de mayo de 2011

La Sarlomanía

Buen posteo en Artepolítica, con una gran discusión en los comentarios, sobre la presencia de Sarlo en 678.
Existe una demanda fervorosa por consumir opiniones sobre el "acontecimiento". Los diarios, sin ir más lejos, proliferan en análisis.

De AP, de los comentarios, me queda la inexorable instalación de una idea. Sarlo ganó el debate.
Sería largo de discutir, pero no estoy tan seguro de que los debates (o mejor dicho las discusiones, que es un término menos jactancioso) sean certámenes en los que indefectiblemente se deba imponer un contendiente.
Pero aceptamos ese marco inicialmente.

También: decidir quién se impone en una justa que carece de tanteador es una actividad netamente subjetiva. Casi que hay tantos debates como oyentes (o televidentes). No se me ocurre una situación en que el sueño posmoderno se vea realizado con mayor fidelidad.
Pero, bueno, aceptamos también ese marco.

O sea: si es lo que decide la mayoría, entonces, hubo debate, y lo ganó Sarlo. Por goleada.

Entiendo que a Sarlo le sirva una "victoria" así, para revalidar una vez más los títulos que la colocan como una intelectual reconocida. Y lateralmente para vender más libros (a mí no me miren, regalar no los regala).
En los endogámicos cenáculos intelectuales la "victoria" de Sarlo habrá resultado inapelable. Descendió desde las alturas de su intelectualidad a discutir (perdón, debatir) con 5 o 6 personas que no califican, y uno sólo de su estirpe, aunque algo inferior en la rígida jerarquía áulica. Y venció.
De ese modo, Sarlo justificó claramente que se la haya becado durante gran parte de su vida para pensar.
Porque piensa, y piensa bien. Y lo sabe expresar en ámbitos habitados por seres inferiores, cosa que para los intelectuales es todo un desafío. Imaginate rebajarte a discutir con seres inferiores y salir airoso...

El tema es que Sarlo, con su desprecio por que se la referencie con cualquier construcción colectiva con capacidad práctica en el campo político, deja al kirchnerismo fortalecido. Porque es el único frente político con capacidad para asimilar las críticas de Sarlo. Que en cualquier otra dirección se vuelven estériles. ¿Quién puede capitalizar las impugnaciones que Sarlo enhebra? ¿Los mismos a los que Sarlo quiere dejar afuera para convertir la discusión política en un debate cultural entre los defensores del "modelo" (o 678, que son lo mismo) y ella? Decididamente, esos no podrán.

En realidad, que Sarlo se convierta hoy en factor de adoración por quienes no comulgan con el kirchnerismo no es otra cosa que una consecuencia del proceso que vivimos. En el que lo material moldea lo simbólico.
Hasta Sarlo misma lo expresa (y algunos de sus apologistas festejan sin alcanzar a percibirlo): es el hit binnerista de última hora.

"Que sigan los que están".


Bueno, de ser así, los intelectuales tendrán más tiempo para ir explicándonos de a poco qué es finalmente el kirchnerismo, cosa con la que todavía no han sabido conformarnos.


Finalmente: ¿Verá Sarlo que esa remera es una caricatura de sí misma? ¿Se percibirá como el 678 (la imagen que ella construyó de 678) pero para consumo "antikirchnerista"?

Triste destino el de los "grandes": ser condenados al slogan.

4 comentarios:

Unknown dijo...

gran vendedora de fruta lamentablemente idealizada también, por propios, en esa inexplicable necesidá de pegarle a un programa que ha aportado muchísimo más de lo que ha quitado...pero en fin, pensar, identificarse, acercarse al mundillo intelectual, es atractivo realmente. Los fideos con la vieja los domingos no tanto.

Muy buen análisis compañero.

Unknown dijo...

Me parece excelente el post.
Coincido en general con tu análisis, pero:
1) Forster estaba ahí ¿para vos no califica?
2) Si vamos sacarnos los anteojos de futboleros un rato para discutir de política, es cierto que hay que dejar de ver el compromiso con ideas como una cuestión de hinchadas. Nadie gana, nadie pierde porque no es un juego de suma 0, se trata de enriquecernos todos.
Me parece, entonces que el triunfo de Sarlo fue truncado. La posibilidad de establecer un terreno común entre la izquierda populista de 6-7-8 y la izquierda ilustrada no pudo ser, porque el formato de razonamiento que exige el programa es un razonamiento de adhesión/rechazo: hay buenos (nosotros) y hay malos que no pueden o no quieren entender. Todo diálogo está librado a sus consecuencias, hasta que una línea empieza a insinuar que el poder kirchnerista podría hacer autocrítica (allí donde nosotros podríamos no ser tan buenos, y los otros no ser tan malos). En ese punto interviene Barone y tira alguna demostración de que todo es culpa de Clarín. En ese juego Sarlo no quiso entrar y ahí el valor de "conmigo no, Barone". Un debate entre racionales no puede quedar siempre truncada por la falacia ad hominem. Tiene que permitirse el coraje de la verdad, aunque duela, aunque exija, aunque signifique que podemos ser mejores. Ese fue el triunfo de Sarlo.
Pero esa fue la derrota de Sarlo: al otro día los diarios (y todos nosotros con ellos) salimos a festejar o a reprobar como si fuera cosa de fútbol.
El kirchnerismo, si quiere consolidar su victoria cultural (que no es otra cosa que una victoria de "todos" en moverse un paso hacia una cultura más democrática, desarmando la metafísica de enunciadores más autorizados que otros)tiene que romper el cerco de la auto complacencia, y permitirse un poco más de autocrítica. Pasar de un discurso con una heurística de no debatir con el que piensa distinto, para apropiarse de la propia perfectibilidad. Como casi hizo con la Asignación Universal por Hijo.
Saludos.

Ricardo dijo...

Coincido. Sarlo fortalece no sólo al kirchnerismo sino también a 678. Collateral damage, podría decir Donald Rumsfeld. Ella misma se define como "no kirchnerista", dividiendo el mapa entre los K y un resto que no tiene suficiente entidad como para merecer nombre propio.

No coincido con que Sarlo haya ganado el debate. Debatió sobre lo que quiso debatir (es un punto a favor) pero reconozcamos que los panelistas estaban más modositos que de costumbre y, si casi hicieron llorar a Robert Cox, no podían permitir que en algún momento Beatriz hiciera la Gran Almorzando con Mirhta y se levantara denunciando maltrato/hostigamiento y pidiendo condena unánime a cadena perpetua para Barone & Co.

678 no es, aunque en ocasiones lo parezca, un programa de debate. Fue convertido en un programa de debate por la presencia de Sarlo y Forster. Lo que demuestra es que estamos esperando un programa así en la TV Pública.

Un abrazo.

Mariano dijo...

Quiero hacer una aclaración, en especial para Quijanog.
La caracterización de 5 o 6 que no sirven y uno que es de la estirpe pero que no está a la altura, intenta reproducir no una opinión mía, sino la que Sarlo dejó enterver a través de su postura corporal y en declaraciones posteriores.

Quién está en condiciones de debatir con quién es tema de evalaución para intelectuales. Yo de eso no entiendo nada.
Saludos