sábado, 30 de octubre de 2010

Los balances de López Murphy


Empezó antes de tiempo la carrera por hacer balances de la gestión de Néstor.
Ayer veía Animales sueltos (el programa de Fantino). Dedicado a Néstor. Indicio de que la muerte provocó algo en el "clima de opinión". Casi todos hablan de Néstor, y por lo general, bien.

Estuvo Artemio (que me volvió a sacar del blogroll), junto con Dante Gullo, López Murphy, Osvaldo Granados, Julia Oliván y Coco Zilly.
Algunas de las cosas dichas por López Murphy, con la idea de desvalorizar los actos de gobierno más salientes del período kirchnerista, no fueron del todo explayadas ni tampoco contestadas.

Dijo el ex-ministro de economía (palabras más, palabras menos), con ayuda del ex periodista económico del noticiero del 11, que los desplantes de Kirchner al FMI fueron "fulbito para la tribuna".  Que lo que vale es que le pagó la deuda por anticipado, lo cual significaría que el FMI y el stablishment financiero internacional fueron beneficiados por esta decisión. Agrego yo que si así fuera deberían estar encantados con Néstor, cosa que se refuta a sí misma, con sólo leer los diarios económicos nacionales o algunas revistas internacionales especializadas.

Después, para reafirmar su argumento, mencionó los acontecimientos de 2009 (cuando ya era presidenta Cristina). En medio de la crisis financiera internacional, los países miembros del Fondo (Argentina lo es) recibieron del FMI Derechos Especiales de Giro, en proporción similar a la cuota de participación que cada uno tiene en la entidad.

Según el ex ministro de Defensa de De La Rúa, en ese momento el Gobierno argentino decidió suspender sus críticas al Fondo, agarró la guita y la gastó, sin quejarse de la intervención del FMI.
Argumento totalmente falaz: los Derechos Especiales de Giro (DEG) vienen a ser la moneda que emite el FMI. ¿Cómo obtiene esos recursos el FMI para transferirlos? Los países miembros lo capitalizan. O sea, ponen parte de sus reservas como garantía para la emisión de DEG, que después se transfieren a los países para que los liquiden o los guarden como quieran. Los DEG no fueron plata del FMI que Argentina usó. Era plata de Argentina. Quiero decir, no es un crédito que Argentina tenga que devolver.
En todo caso, no lo atesora como reservas (cosa que hicieron otros países), porque mientras otros países tuvieron como prioridad fortalecer las garantías de su sistema financiero, Argentina decidió volcar esos recursos (propios) en la economía real, para defender la actividad y el empleo. Tenía la autonomía necesaria para usar esa plata como creyera conveniente sin tener que rendirle cuentas al FMI.

El Gobierno argentino, por lo demás, no está en contra de las intervenciones expansivas que las entidades internacionales de crédito puedan tener en la economía, con lo cual es bastante ridículo suponer que debería haberse manejado en ese caso con una lógica principista.
Pero rechaza de plano (eso sí) las intervenciones contractivas, como las que se ciernen sobre el pueblo griego, español, francés, letón, etc., etc., etc., bastante parecidas a las que se aplicaron en Argentina cuando el gobierno del que formó parte el ex ministro de economía en cuestión recibía a Anoop Singh con los honores de un primer mandatario, y las autoridades nacionales se dejaban cagar a pedos en público por los tres o cuatro burócratas que lo acompañaban.

Por último, López Murphy dijo una mentira enorme: que de América del Sur, Argentina era uno de los pocos países que había sufrido una recesión el año pasado. Una tontería.

jueves, 28 de octubre de 2010

Néstor

Cada uno ejerce el recuerdo del modo que quiere o puede.

Yo prefiero acordarme de aquella jornada en Mar del Plata, en la que en medio de una conferencia conjunta Néstor anunciaba que el encuentro con Bush había sido respetuoso, pero que eso no implicaba que no se hubieran dicho cosas duras.
Aquella vez Néstor se plantó y le dijo a Bush en la cara que las cosas en Argentina habían cambiado y que no iba a permitir que nos patotearan para imponernos el ALCA.
En un país en que hasta hacía poco y por mucho tiempo los burócratas del FMI eran recibidos con honores y el presidente de los EEUU era tratado no con respeto sino con sumisión, ese gesto fue revolucionario.

A quienes crecimos con Menem y De La Rúa, Néstor nos enseñó algo que no conocíamos: sentir orgullo de tener Presidente.
Ya nunca más las cosas vuelven a ser como eran para quien siente eso alguna vez.

Para siempre Néstor, gracias por todo.

martes, 26 de octubre de 2010

Aportes patronales y nivel salarial.

Una polémica de poca trascendencia innauguró el suplemento I-eco, a través de una nota de Miguel Braun. En la misma, el autor, expresaba que el 50% del ingreso de un asalariado se va en impuestos.
La AFIP le respondió, marcándole algunas cosas, y Braun reafirmó con otro artículo (que es el que citamos) lo dicho en el primero.

Lo llamativo del planteo de Braun está en que considera los aportes patronales como un impuesto sobre el trabajo, sin descontar las transferencias que se devengan de tales aportes en materia de seguridad social.

Pero independientemente de la ecuación final (que es muy difícil de llevar a cabo porque cada trabajador se encuentra en una situación particular respecto de este tema: algunos tienen obra social, otros prepaga, unos tienen el grupo familiar incluido, otros están solos, cobran asignaciones o no las cobran, etc., etc.), lo que importa es el concepto: los aportes patronales son sumas que se calculan como porcentajes del salario bruto de cada trabajador, que directamente las empresas aportan a la seguridad social (no confundir con los descuentos que se hacen sobre el salario bruto para aporte jubilatorio, obra social, asignaciones).

Considerar los descuentos como un impuesto al salario es un poco discutible, sobre todo si no lo compensamos con el cálculo de las transferencias que por tales conceptos recibe el trabajador. Pero encima incluir, en este concepto amplio de impuestos al trabajo, a los aportes patronales ya nos mete de lleno en una discusión más compleja todavía.

No hay pruebas que verifiquen que una disminución en los aportes patronales vaya a redundar en mejoras salariales. De hecho, las experiencias pasadas nos muestran que el nivel del aporte patronal incide más directamente sobre la tasa de ganancia que sobre el nivel del salario.
Es posible, sí, que el aumento o disminución de estos "costos laborales" modifiquen las perspectivas en cuanto al ritmo de generación de empleo, y los niveles de productividad (que son un cálculo que mide cuánto le cuesta a un empresario, en horas hombre, producir determinada cantidad de producto), pero no tienen incidencia clara sobre el nivel salarial, que está más relacionado con aspectos externos a la ecuación microeconómica de la empresa.
O sea, los aportes patronales son más un impuesto al capital que al salario, lo cual se verifica más aún toda vez que les sirven a las empresas para desgravar parte de lo que pagan de IVA (que de todas formas se lo transfieren igual al consumidor).

lunes, 25 de octubre de 2010

Me obligan a hacer memoria...

Es feo ser botón. Pero es peor cuando se aprovecha la botoneada para esconder tras la misma las miserias propias, falseando una historia que no pasa dos búsquedas en Google.

Oscar Aguad (a quien llaman el "milico", y es amigo y apologista de Luciano Benjamín Menéndez, con el cual no tiene prurito de sacarse fotos como la que publicó Gerardo Fernández) dice que los radicales no se sacan fotos con "barras bravas".

Lamentablemente, los hechos recientes me obligan a recordar.
Y me acuerdo que cuando tenía la edad de Mariano Ferreyra más o menos, militaba en la Agrupación Venceremos. Ver gente "calzada" en las elecciones de Centro era algo bastante corriente.

Unos meses después de que me había alejado de aquella organización, ex-compañeros míos fueron baleados por integrantes de la barra de River que la Franja Morada había llevado a "brindar seguridad" (tal era su costumbre: brindar seguridad de que las votaciones salieran como tenían que salir), en un Congreso de la FUBA.
En aquel momento (año 1999) la Franja tenía el control absoluto de la FUBA, pero los "zurditos" les empezaban a romper un poco las bolas.

No encontré en Google registros de aquellos incidentes, pero sí algunos videitos más actuales de la Franja y los barras de Newell´s en uno de los pocos lugares donde todavía tienen presencia: la UNR. Vean en youtube.

Hay otros casos como el del Gitano Lancry, por ejemplo, barra de Boca en la época del Abuelo que trabajaba para Nosciglia, y había entrado de empleado en el Concejo Deliberante.

Cae Grondona, avanza la izquierda

Hacemos un paréntesis futbolero (o casi).
Ayer en el programa de Luis Majul estuvo Oscar Ruggeri. Hablando, ya no de bidones de agua con vomitivos o patadas y codazos arteros*, sino del proyecto de Ley del Futbol (???????).

Daniel Vila (socio de Manzano en el Grupo UNO, que en sociedad a su vez con De Narvaez controlan el Grupo multimediático América) lanzó su candidatura a Presidente de la AFA. Lo hace, como es de suponer, usando las instalaciones de su propio canal, gracias a la colaboración alcahueteril que le brindan algunos de sus periodistas: por ejemplo, el "valiente" Luis Majul. Que, después, con suma hipocresía, habla de "pseudoperiodistas genuflexos" que se rinden ante "el poder". Olvidando arbitrariamente (además) lo que se decía de él en épocas en que Carlos Menem era presidente.

El proyecto de ley en cuestión, patrocinado mediáticamente en una de sus aristas por Ruggeri, es uno de los "caballitos de batalla" de dicha candidatura. Un desconocimiento grosero de la lógica de organización internacional del futbol, o una actitud demagógica y "vende humo", pueden guiar esta acción solamente. Es sabido que a la FIFA no le gusta que el poder político de los estados nacionales cuestione su autonomía. No aceptaría sin sancionar que una ley nacional regulara la actividad, violando la autonomía de la AFA. 
Este tema es discutible, y se acepta que tal vez no es lo mejor que la AFA sea autónoma. Vila y De Narváez tendrán ganas de enfrentarse con corporaciones tan poderosas. En contradicción con su discurso de acabar con la "crispación" y con el enfrentamiento "innecesario", se pelearán con la FIFA y sus sponsors, para finalmente darle un marco regulatorio estatal al fútbol. Confiamos en que seguramente así será.

Llamativo fue el modo en que Majul cerró la nota. Diciendo que Grondona había sido puesto en la AFA por Massera. ¿No había que terminar con esto de "revisar los 70"? ¿no había que "olvidarse" del pasado? La verdad, creí que estaban "hartos" en serio de los 70.
Pero ya que no lo están, les sugiero que aparte de acordarse de Grondona y sus vínculos con la dictadura, hagan un esfuerzo un poquito más arriesgado y vean si algunos de los que financian la candidatura de Vila no crecieron bajo el mismo paraguas protector. Uno de los socios de Vila en América es Juan Cruz Ávila, hijo y continuador de los negocios de Carlos Ávila, ex dueño de TycSports.  Cuya vigorosa carrera como empresario comenzó... (continuará, si es necesario).

Grondona será todo lo que quieran, pero no me vengan a vender que Vila viene bajando de la Sierra Maestra, por favor.

*una anécdota de Ruggeri.
A principios de los 90, Vélez le pagó una pensión para que viniera a dar lástima en sus últimos años futbolísitcos. A pocos partidos de su debut, Vélez jugó en Liniers contra Argentinos Juniors.
En Argentinos jugaba Claudio Cabrera, el Chacho, ídolo de la gente de Vélez en los 80. Se había ido del club perseguido por una lesión de rodilla que le sacó continuidad y al poco tiempo lo obligaría a largar el futbol de bastante joven. Fue recibido con una ovación. Se le entregó una plaqueta como reconocimiento a su trayectoria en el club. Dio vuelta frente a la tribuna local y la platea oficial saludando a los hinchas, casi uno por uno.
A los 10 minutos de partido, con Ruggeri cubriendo la pelota contra la línea de costado, Cabrera se acercó a marcarlo de atrás. El "caudillo" lo recibió con un codazo que le provocó a Cabrera traumatismo de craneo. Tuvo que salir reemplazado. La impunidad que gozaba el ex-campeón y subcampeón del mundo, hizo que no se cobrara ni siquiera foul.
Ruggeri no se puso ni siquiera un poquito colorado.

domingo, 24 de octubre de 2010

La parte "de atrás" del requiem


La no represión del conflicto social era una realidad, una bandera, una justificación de la que nos sentíamos orgullosos. Y no la supimos defender. Ya no la vamos a poder usar con la misma significación de antes. Por lo menos, debemos refundarla.

Veo comentarios de militantes troskistas en otros blogs y me da algo de bronca, porque el respeto por la situación hace que no se les pueda decir un montón de cosas, para las cuales, digamos, no es el momento. Pero me revuelve las entrañas, por ejemplo, que sus dirigentes sobreactúen la queja  porque la policía no los cuidó!!!!! ¿Desde cuando una organización clasista y revolucionaria exige a las instituciones del estado burgués que la proteja, mientras busca la mejor forma de destruir el sistema capitalista, con democracia e instituciones burguesas incluidas? Es una chicana intolerable en cualquier otro contexto.
No tienen derecho (los troskistas) a usar una consigna emanada de la convicción que tenemos quienes pensamos que la democracia burguesa es un ámbito adecuado (el más adecuado realmente existente, aunque con miles de defectos) para la resolución de conflictos. No pueden (ellos), en virtud de la honestidad intelectual, pasar la factura de la ineficacia del estado burgués. Porque ellos están justamente, para forzar las contradicciones del Estado burgués, no para pedir su tutela.¿Cómo, el Partido Obrero, va a pedir más Estado (burgués)?
Que le dejen la hipocresía a los radicales, que saben hacer abuso de ella.

Mi reproche es justamente a los límites de nuestra construcción. A nuestra ineficacia.
Nos reprocho (a ese colectivo políticamente identificado con la etiqueta kirchnerista, del que me siento parte) no haber sabido defender esa justificación, esa razón de ser de muchas de nuestras acciones. Haber fracasado en el cuidado de uno de los que eran nuestros más valiosos elementos. Que no es el deber de proteger las acciones revolucionarias del troskismo, sino evitar las muertes. Resolver los conflictos sin muertes.

Después, el troskismo puede hacer lo que quiera con el asesinato de su militante. Incluso, usarlo políticamente. Hasta les reconozco ese derecho.
Sé también, que si no matan no es por convicción sino por carencia de fuerzas necesarias. Y también sé que a tipos que piensan como yo, nos odian como a un enemigo más.
No es recíproco. Yo no odio a "los troscos". Me gusta que "nos matemos" discutiendo. Pero solamente discutiendo.

sábado, 23 de octubre de 2010

Requiem para un sueño

Pasaron unos días.
Entonces, hablar de tristeza por el asesinato de Mariano Ferreyra es insospechable de sobreactuación, de gesto fingido u oportunismo.

El sufrimiento de los familiares es inasible desde la distancia. Los que no conocimos a Mariano Ferreyra, los que no fuimos sus compañeros, podemos acercarnos apenas lateralmente al mismo. En esa ficción doméstica de "ponernos en el lugar".

Cuando tenía la edad de Mariano Ferreyra (los 90) militaba en un partido de izquierda (no trotskista) y participé de varias marchas que terminaron con heridos y/o muertos. En aquellas épocas, las muertes las causaba el Estado, haciendo uso del monopolio de la fuerza a través de la policía o la gendarmería.

Los kirchneristas, por mucho tiempo, sentimos orgullo de que el Gobierno hubiera desactivado esa "política de Estado" que se había mantenido vigente en la Argentina desde la misma conformación del Estado Nacional.
Desde el 20 de octubre de 2010, tendremos vedado ese orgullo.

Es duro reconocer y decir en voz alta que la tristeza por esa pérdida (que es un fracaso, nuestro fracaso) excede en mucho la que podemos sentir por el asesinato de Mariano Ferreyra.
Es el muerto, el temido muerto, que por un momento creímos que nunca iba a llegar, el muerto sin nombre o más allá del nombre, el que nos hiere. El muerto que no supimos evitar. Del que somos culpables. Culpables.

Ese daño es políticamente irreparable. El tiro que mató a Mariano Ferreyra tiene también una lectura polítca (perdón por la frialdad): es un tiro que Pedraza le metió al corazón del kirchnerismo. Herido de muerte. Ya nada será igual.
Qué pena. "Lo que queríamos ser de grandes, lo que volvimos como cretinos, tan negociable..."

 

viernes, 22 de octubre de 2010

jueves, 21 de octubre de 2010

Teoría del Estado

Pasó más de un día desde el asesinato de Mariano Ferreryra. Prudencia o cobardía, a veces es mejor callar.
Algunas voces oficialistas lo confirman. En la tele, alguien intenta vincular desesperadamente a Pedraza con Duhalde, a través de un video en el que un militante del PO dice que una vez en no sé qué estación estaba la barra de Banfield queriéndolos disuadir.

No sería tan grave, sino fuera porque algún que otro funcionario replicó el argumento. Que, por un camino absurdo, conduce a un dato irrelevante.

El hecho político es que algunos tipos demuestran cuál es el poder de daño que tienen. Un pelotudo, o un hijo de puta, o una combinación potenciada de ambas cosas, puede torcer la historia en un segundo.

El Gobierno, nos pese cuanto nos pese, es hoy, el partido del orden. Nada es más contrario a sus intereses que el caos. Y no puede permitir que una combinación potenciada de pelotudo e hijo de puta (aliado o enemigo, da igual) tuerza la historia en un segundo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Sobre el 82%, y las ínfulas revolucionarias de Claudio Lozano


Nos abstuvimos de comentar sobre la ley fallida de actualización de haberes jubilatorios, porque preferimos remitirnos a lo publicado por el amigo exSirinivasa, y el estudio del investigador del Conicet, Demián Panigo.

Sin embargo, viendo que en los programas televisivos de política la discusión sigue, nos animamos a señalar algunos detalles sobre el abordaje de la cuestión.
Está mal asumir así, de prepo, a la ley fallida como "82% móvil", y dejar que el eje de la discusión sea cómo hubieran actualizado los haberes jubilatorios mínimos. En realidad es una ley de actualización de jubilaciones, que según lo que hemos leído, vuelca la suma más importante de recursos a engrosar las jubilaciones medias y altas, multiplicándolas por un número mayor a 2.

Entonces, aparece Claudio Lozano en TN, en representación del claudiolozanismo, corriente política caracterizada por tener un sólo líder y ningún seguidor, y hace un razonamiento más o menos así:
-acepta que la discusión por el 82% del salario mínimo para la jubilación mínima y una escala acorde para las demás sólo es posible en el modelo jubilatorio instaurado desde la reestatización. Que el modelo de "los noventa" (AFJPs) hacía imposible tal discusión porque cada uno iba a cobrar lo que las AFJP le habían conseguido reunir tras años de timba. Pero que no otorgar el 82% móvil por motivos de sustentabilidad era volver a poner argumentos ortodoxos, conservadores, como los de "los 90".
Traduciendo, los Kirchner hicieron un avance sentando el marco de posibilidad para la discusión, pero reinstalaron parcialmente el "modelo noventista" hablando de sustentabilidad y finanzas sanas.

Entonces, me pregunto, ¿cómo puede arrogarse con tanta impunidad la representación de los jubilados que cobran la mínima, un tipo que votó un proyecto de ley que (como hipótesis más benevolente) destina 20 mil millones de pesos anuales, provenientes de los aportes jubilatorios de la clase activa, a engrosar jubilaciones altas y medias? 20 mil millones de pesos puestos a convertir jubilaciones de 5 o 6 mil pesos en pequeñas fortunas de 30 mil pesos mensuales (20 mil millones de pesos anuales es -siendo generoso- como 12 años de Fútbol para todos, digo para ridiculizar la chicana de "se la gastan en el fútbol").

El modelo de "los 90" al que Lozano alude, era un modelo de desigualdad social en el que se ensalsaba la diferencia de haberes como algo deseado. Quienes tuvieran la posibilidad de tener empleos con altos ingresos podían capitalizar grandes sumas, que aún pagando comisiones estrafalarias a los bancos (devenidos en AFJPs), tenían la posibilidad de garantizarse grandes haberes jubilatorios. Quienes no tuvieran esa suerte iban a ser condenados a cobrar jubilaciones mucho más bajas. La clase pasiva, repitiendo la estructura desigualitaria que afecta a la clase activa.

Esa desigualdad social, ese funcionamiento "mercadista", es el que se intenta promover bajo la bandera del "82% móvil". Reinstalar el privilegio jubilatorio es la verdadera política "noventista" que el claudiolozanismo defiende desde la televisión.

martes, 19 de octubre de 2010

El apurado

El ingeniero publica hoy una entrada en la que describe los movimientos de Graciela Caamaño: se aleja paulatinamente del peronismo federal, y se saca fotos con Massa y Urtubey.

¿Podría interpretarse que estos movimientos fueron provocados por la anticipada instalación de la candidatura de Scioli a presidente, cosa de la que discutimos a partir de la "operación Verbitsky", también entendida como "venia kirchnerista" a tal anticipo, Omar?

Los mensajes velados, cada uno los entiende como quiere: Baradell, por ejemplo, decide hacerle paro al gobernador (según Verbitsky, el ministro de educación Oporto era uno de los que estaban trabajando en la candidatura de Scioli; ¿casualidad?).

Hay uno que se la pierde por apurado. Por ansioso. Y por haber sobreactuado como opositor.
Si no se hubiera ido, hoy, por ahí, podía postularse como el que más chances tendría de sumar por todos lados (sin ir más lejos, a los kirchneristas no peronistas les hubiera inspirado más "confianza" que Scioli, si no pegaba el portazo que pegó, lógicamente...).

Igual, mantengo mi postura respecto de las sorpresas: el kirchnerismo (todo el proceso, de 8 años completos, como mínimo) habrán sido una gran sorpresa. El 24 de mayo de 2003 nadie imaginaba ni por asomo que las líneas de gobierno podían llegar a ser las que después fueron. Y el que lo imaginaba no lo decía para que no lo internaran en un neuropsiquiátrico.
Tan sorprendente fue el kirchnersimo (hoy ya no es sorpresa) que una buena cantidad de sus más fervientes defensores (me animo a decir mayoría) no habían votado a Néstor en el 2003.

lunes, 18 de octubre de 2010

Con treinta y tres de mano


33 mineros encerrados en el interior de una montaña. 33 días trabajó una perforadora para hacerse paso entre las rocas y llegar hasta ellos. 33 minutos promedio duró el rescate de cada uno.
Como era de suponer, la lotería chilena recibió millones en apuestas al número 33. Que, como también era de suponer, no salió.

La campaña en Brasil está muy civilizada, como corresponde.
Resulta que el partido de Marina Silva ("izquierdista", de color verde...) no supo decidir preferencias entre el conservador paulista lobbysta de la FIESP José Serra, y la ex-guerrillera representante del Partido de los Trabajadores, Dilma Roussef, y se declaró neutral para la segunda vuelta.

Mientras, la esposa de Serra (Allende, chilena) "acusó" a Dilma de "pro-abortista". Algunos seguidores del paulista redoblaron la apuesta, diciendo una cosa "más grave": que es lesbiana.
Para no ser menos, unas ex-alumnas de la candidata a primera dama (Allende) recordaron que hace algún tiempo la chilena les había confesado que se había hecho practicar un aborto en Miami.
Alto nivel de debate político en el país mais grande do América Latina, casi tan alto como el que se suscitara en Uruguay cuando en plena campaña los candidatos a la presidencia se endilgaban mutuamente la pertenencia de un arsenal.

Cosas que pasan en los países serios de Sudamérica, no como acá...(o en Venezuela).

domingo, 17 de octubre de 2010

Privilegios

"Al país lo dañan los privilegios", dice Clarín que dijo Bergoglio.

Y es en gran parte cierto. Privilegios que usufructúan corporaciones y gerentes, líderes, dirigentes, de variadas organizaciones: políticas, sindicales, empresariales, religiosas, no-gubernamentales, judiciales.

Todo lo que se haga por modificar esas estructuras injustas, con un criterio redistributivo, será bienvenido. Será saludado todo lo que se haga por compensar al menos las diferencias de un sistema cuyas estructuras se basan, justamente, en la diferencia.

Mejores tiempos los que nos tocan vivir, en los que por lo menos sentimos pudor de preferir un sistema cuya optimización se basa en criterios que exacerban las diferencias e incentivan los privilegios.

Este blog (es bien sabido), dentro del microclima de la blogósfera K, se encuentra bastante por debajo de la media en cuanto a niveles de anticlericalismo. No tenemos nada especial contra Bergoglio ni menos aún contra la Iglesia católica, a la que le reconocemos grandes virtudes organizativas, muchas de las cuales colaboran con el sostén de una paz social, que de alguna manera sería imposible de sostener mientras pervivan injusticias que no hemos sabido corregir en estos años.

Pero no podemos conicidir con el estatuto que Clarín le da a los dichos de Bergoglio. Porque Bergoglio no tiene la estatura necesaria para marcarle la cancha a la dirigencia política, justamente en materia de privilegios. Porque mentar lo dañino de mantener estructuras de privilegios exigiría una autocrítica de origen, al menos como forma de manifestar prudencia frente a un tema que no es exclusivo de ninguna dirigencia ni de ningún liderazgo en particular.

No deja de ser una buena noticia que justamente desde los sectores privilegiados se insista en la necesidad de corregir la injusticia. Podemos pedir un salto cualitativo entonces: pasar de lo declarativo a los hechos. Hay agenda. Los invitamos a todos a discutirla. Pero no en el Coloquio de IDEA, sitio hostil si los hay, a cualquier iniciativa que intente subvertir las estructuras de privilegios.

viernes, 15 de octubre de 2010

Kirchner y Scioli: como Astori y Mujica

El paso de los días permite tomar las cosas con mayor frialdad.

Kirchner tiene una forma de manejarse que lo hace poner un ojo en lo propio y el otro en lo ajeno. Mira alrededor y se preocupa de que ninguno (oficialista, opositor) asome demasiado la cabeza. Como si en el reparto equitativo de fortalezas y debilidades entre sus posibles contrincantes, estuviera la fuente de su propia acumulación. No es una crítica.

Se habla mucho de "lo que hay que cambiar" para volver a la senda del posible triunfo. Que si "recuperar a los sectores medios", que si "profundizar el modelo", que si "comunicar mejor", etc., etc., etc.

Tal vez, menos pretenciosamente, se podría abandonar este rasgo estilístico (reconociendo la apertura de una etapa que exige modificaciones al patrón que llevó al éxito en otros tiempos). No es mucho pedir. Una simple modificación que no implica renunciar a las aspiraciones presidenciales, ni "entregar" el paquete con moño de regalo y todo en las manos de otros. Sino, simplemente, permitir jugar con autonomía a otros dirigentes, para que acumulen de acuerdo a su propio estilo.

Contener la heterogeneidad en un mismo espacio, y permitir que cada uno pueda armar, para medir fuerzas en el futuro y definir los liderazgos.

jueves, 14 de octubre de 2010

El tute y el olvido (mío): Udi nos ayuda a recordar

Mi amigo Udi agrega algunas frases que el tute cabrero legó al lenguaje popular:

Blogger Udi dijo...

Mi querido Mariano: el tute, antiquísimo y venerable, ha legado otras frases cotidianas de no menor importancia a las por Usted tan oportunamente recordadas.
1) "Estar en Capilla", que remite a la situación del lance en que uno de los participantes queda a un solo punto (rayita) de perder.
2) "Las diez de últimas", expresión que designa a los puntos extra que embolsa el jugador que se alza con la última "mano".
3) "Tener todos los triunfos", frase casi nada opaca que describe la poco frecuente ocasión en que un jugador - caprichos del azar - recibe una "mano" en la que son preponderantes las cartas que el albur, o la mera rotación, eligió como el palo del triunfo.
Pocos deportes han contribuido tan abundantemente al vocabulario popular, forzoso es reconocer.
En mi blog-roll, estimado, he reflejado - casi anticipándome, vea - su predilección por este estupendo juego, ideal para los domingos a la tarde, después del asado.
Un abrazo

El tute y el olvido

El nombre de este blog es una expresión que se usa en un juego de cartas: el "tute cabrero". Tiene (el tute) una particularidad interesante. No se juega a ganar, sino a no perder.
Hay dos posibilidades de zafar de la derrota: ir a más, o sea, sacar más puntos que los demás, o ir a menos, es decir, sacar menos puntos que los demás. El jugador decide, en virtud del material (las cartas) que le toca en suerte, qué estrategia seguir.
El que queda en el medio, pierde.

De allí surge otra expresión: el jugador que capta un complot de sus rivales por repartirse los puntos que les permitan ir a más e ir a menos, suele quejarse diciendo "me están tirando al medio". Estas frases por supuesto, pueden adquirir usos múltiples. Mi abuelo, por ejemplo, decía que en el Barcelona, a Riquelme, entre la pantera (Kluivert) y Saviola, lo tiraban al medio (no le pasaban la pelota).

Otras frases de uso coloquial nos ha legado el tute cabrero. Por ejemplo, "cantar las cuarenta" que es lo que hace el jugador que, habiendo decidido ir a más, alerta a sus rivales que se va a sumar 40 puntos por tener en su poder el rey y el caballo de "triunfo" (el palo de la baraja que en el reparto, y por esa única mano, es designado como el que  desempata siempre). De allí proviene esa jactancia de valentía que suelen expresar algunas personas, cuando relatan que mandaron a pasear a su cuñado/a: le "canté las cuarenta".

Pero así como el tute es un juego en que se juega a no perder, hay también una excepción. Se da cuando un jugador recibe por azar cartas tan buenas para el juego, que gana todos los puntos de una mano sin dejar mojar a ninguno de los otros. El que logra tal "proeza" (con mucha ayuda del azar) "hace Capote". Frase que se usaba hace muchos años para calificar las hazañas deportivas de los equipos argentinos que emprendían victoriosas giras por el exterior. El blog de Il Postino nos acerca esa frase desde el abandonado baldío en que el tiempo parece haberla enterrado.

Para cerrar, la casi olvidada Azucena Maizani nos permite rescatar del olvido también este tango cuya letra Homero Manzi compuso pensando en otro juego de cartas: Monte criollo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Eramos tan pobres...


Orgullosamente anuncio: anoche salí en el programa de radio que conduce Gerardo Fernández.
Una de las preguntas que Gerardo me hizo, fue subaprovechada por la respuesta.
Gerardo me preguntó de qué cuadro era: de Vélez, contesté.
Y de qué barrio era: de Villa Crespo, dije.
Esta conjunción de respuestas tiene densidad futbolera y cultural, en sentido más amplio.

Noto con cierto asombro (moderado) que cada vez causa menos sorpresa lo que hasta no hace mucho era una extravagancia. En los 80, ser de Vélez en Villa Crespo era pertenecer a una especie rara. Y esto se convertía en un hecho fundamental en la formación de una persona.
En un barrio donde la densidad de hinchas de Vélez por kilómetro cuadrado era computable en cero, el sólo hecho de declarar esa simpatía futbolística lo volvía a uno irremediablemente inolvidable. ¿Quién podía olvidarse del "raro", que no era ni de Boca, ni de River, ni de Racing, ni siquiera de Atlanta? Si hasta había pibes (el fútbol no era producto omnipresentemente televisivo) que te paraban en la plaza para preguntarte de qué cuadro era esa camiseta (tenía la azul con la "v" blanca, más rara todavía).

Hoy, decir que uno es hincha de Vélez implica cosas muy distintas a las de aquel tiempo. Cosas que me hicieron perder fanatismo. Sigo siendo de Vélez, aunque ya no con tanto orgullo, contrariamente a lo que el exitoso presente del club podría hacer suponer.
Es que si en aquellos tiempos hubiese anhelado ser hincha de un equipo grande, multicampeón, podría haberme hecho del Boca de Maradona y Brindisi, del Independiente de Giusti, Marangoni y Bochini, del River de Kempes, Ramón Díaz y Carrasco.
Me hice de Vélez. Aquel Vélez de Falcioni; González, Piazza, Jorge y Bujedo; Quinteros, Larraquy, Ischia; Castro, Zanabria y Jiménez. El que practicaba un futbol vistoso con Comas, Fabián Vázquez o Cabrera.
El que amenazaba siempre repetir el único campeonato obtenido en el 68, y por algún motivo se malograba.

El hincha de Vélez del barrio de Villa Crespo vivía su máxima alegría futbolística cuando un exótico lunes, en la escuela, después de ganarle a River o a Boca, podía desquitarse un poquito de las cargadas largamente acumuladas en contra.
Éramos tan pobres...

En la foto hay 4 jugadores muy importantes para el futbol argentino. A ver si alguien los descubre.

ADDENDA IMPRESCINDIBLE: me hice hincha de Vélez por mi viejo, que de soltero vivía en Ciudadela.

martes, 12 de octubre de 2010

¿Y qué otra cosa puede hacer Scioli?

Cada vez que desde lo que se considera blogósfera K nos metemos con discusiones que atañen al Partido Justicialista y su lógica interna de funcionamiento, recibimos algún reproche amistoso de parte de la que podríamos denominar blogósfera peronista, uno de cuyos exponentes más famosos es Abel.

Esta vez, las discusiones se originaron a partir de que se vislumbró la posibilidad de que Scioli intentara jugar su candidatura presidencial.
Mi visión es que Scioli tiene todo el derecho de hacerlo, y hasta sería injustificable que, ante la hipótesis de que se convirtiera en el presidenciable del peronismo con mejor proyección en cuanto a intención de voto, decidiera poner las espaldas (y los votos) para sostener un proyecto encabezado por otro dirigente (que en este caso sería Kirchner, pero da igual, no es una cuestión de nombres).
En un post anterior, usé la infeliz frase "rodear a Scioli" que creo que fue interpretada de manera distinta a lo que quise expresar (el déficit está en la expresión, no en la interpretación, aclaro). Lo que quise señalar en realidad con la malograda frase fue la diferencia que hay (al nivel de las decisiones de los dirigentes) entre aceptar un cambio de liderazgo a regañadientes y pegar un portazo e irse a armar por afuera.

Mi toma de posición es: preferiría que esos dirigentes decidieran quedarse cerca y participar del nuevo armado en derredor de Scioli, y no dejar libres esos espacios para intentar conformar una alternativa externa. Simplemente, porque me parece que sería esa la mejor forma de influir de algún modo para la consecución del objetivo de mínima que podría ser el de preservar "lo conquistado" (con muchas comillas, y siempre hablando en el terreno de las especulaciones y las subjetividades).

Pero Abel nos hace notar que los tiempos no hay que forzarlos con ansiedades, que no hay que apurarse, que todo está abierto, que nadie le ganó nada a nadie todavía.
Más allá de ese intento de contención para los apurados que nos hace Abel, a mí me queda flotando una frase que Gerardo Fernández reporduce, de una charla con un amigo.
Es la que dice que el aparato del PJ PBA decidió no renovarle el alquiler a Kirchner.

Con el gran respeto que tengo por Gerardo, me parece que la frase es injusta con el "aparato", que a mi manera de ver no es ningún monstruo que designa con pleno poder quién puede ser presidente y quién no, sino sólo una forma de organización bastante exitosa en lo suyo. Pero que no es omnipotente.
En todo caso, el día que el PJ PBA decida "no renovarle el alquiler a Kirchner" habrá sido porque sus dirigentes sentirán representados sus objetivos por otro liderazgo que les inspire incluso una confianza mayor, que les muestre un panorama más alentador, que les de un resguardo para su propio capital político, y no que los obigue a despilfarrarlo en la suerte de otro.

No sé, son opiniones en definitiva, pero a mí ésto me remite a las acusaciones de traición del 28J. No es justo reclamarle lealtad hasta la muerte (propia, no ajena) a un tipo que piensa, convencido, que otro dirigente lo representa mejor que uno. Si para ellos el proyecto de uno no es la mejor opción, entonces lógicamente no le van a poner el cuerpo. Lo harán gustosos, en cambio, con el proyecto por el cual se crean mejor representados.

Si lee esto, Conurbanos se va a enojar, porque puede pensarse que, de alguna manera, estas reflexiones sólo son posibles si se reconoce como cierto lo que se dice en la "operación Verbitsky".
Pero no necesariamente. A lo mejor, pensar en la posibilidad de que esto ocurra (ahora o en un futuro) nos puede poner a pensar en cómo hacer las cosas mejor. Digo: pueden, por ejemplo, poner a pensar a un dirigente sobre qué tiene que hacer si quiere conservar la confianza de quienes supuestamente tienen "poder de veto" sobre su liderazgo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Ponele la firma

Esta nota sin firma del diario Clarín insiste con la falsa idea de que la ANSeS tiene la sola obligación de atender el sistema previsional.
No reconoce, el autor de la nota, que la seguridad social excede en mucho los pagos de jubilaciones, y menciona como "gastos" ajenos a la misma a las 900.000 pensiones no contributivas, o al programa REPRO, cuya finalidad justamente es mantener firme el empleo (y por lógica los aportes previsionales) de algunos miles de trabajadores de empresas con dificultades, o la AUH.

El 11% del salario bruto de un trabajador registrado es aporte previsional (de un total descontado del 18%). El resto de los descuentos y los aportes patronales, que son un monto aparte, no son afectaciones directas a la cobertura del sistema previsional. Salvo lo que reciben las obras sociales, el resto configura flujo de caja de ANSeS. Lógicamente, no todo es previsional.

Supongo que el cronista fantasma considerará que estos gastos ajenos a la seguridad social, como las pensiones por invalidez, o para madres de más de 7 hijos, deberían ser atendidos por algún otro organismo.
Aunque no se lo explicite, me gustaría creer que es así.

domingo, 10 de octubre de 2010

Internas: el kirchnerismo decide qué fecundidad tendrá su legado

Es dura con las aspiraciones presidenciales de Scioli la nota de Verbistsky de hoy.
Tan dura, que hasta viene a confirmar que tal aspiración existe. Y (según mi modo de entender las operaciones de Verbitsky) que es una de las cartas que tiene guardada Kirchner.

Das Neves y De Narváez ya anticiparon la jugada, supongo que tratando de provocar los cortocircuitos que entorpezcan la unción armónica de Scioli como heredero de Kirchner, y buscando de algún modo que la inevitable candidatura del motonauta se instale, al menos, en disputa con Kirchner desde un espacio al que incluso ellos puedan subirse en posición expectante.

El problema para ellos no es Kirchner (al que en serio consideran derrotado), sino parte de la tropa, que va a querer colar. Ni Macri, ni De Narváez tendrían problemas en compartir armado con Scioli. Si lo tienen, por ejemplo, en compartirlo con Moyano o, qué se yo, Milagros Sala, digamos.
Más allá de lo descorazonante que pueda resultar esta novedad, hay que estar preparado para tragar el inevitable aterrizaje, el "retroceso" que estas movidas implicarían, que (ojo) se daría de todas formas, y con más fuerza todavía si fuera a través de una derrota resonante, sin negociación posible.

Los desafíos están dados en la contención de las aspiraciones de Scioli, en no cortarle las piernas, y en colarle gente para rodearlo. Moyano entendió bien esta dinámica. El que no la entienda sale de la cancha en donde se disputa poder real, y pasa a la marginalidad de la constituyente social, vuelve a las actividades "estudiantiles" para generar la masa crítica necesaria para crear un proyecto de poder a largo plazo (interminable largo plazo), a la organización de marchas federales contra el modelo neoliberal. Al llano, lisa y llanamente, al llano.

sábado, 9 de octubre de 2010

Reflexiones tardías

Este gran texto de Martín me motiva a algunas reflexiones.
En algún momento el kirchnerismo deberá entender que no le hace nada bien al país seguir propiciando el enfrentamiento de progres contra progres.

Hay mucha gente dispersa por ahí que lo único que necesita es que los dejen votar en paz. Que no los troskeen. Que no les pidan que se definan ideológicamente todas las semanas. Y por ahí, terminan votando a Kirchner.
El kirchnerismo deberá asumir algún día que su fortaleza reside en ser el partido del orden (algo así dijo alguna vez Lucas Carrasco). Mal que le pese.
De cara a una campaña proselitista, no asumirse así equivale a licuar el máximo capital político, a desaprovechar las mayores ventajas competitivas. El kirchnerismo agarró un país incendiado y lo devolvió a una senda de relativa prosperidad económica. Las "convulsiones" políticas actuales, son paz de cementerio comparadas con la media de la historia argentina.

El voto que puede ser decisivo, paradójicamente se decidirá cerca del comicio, sin debate acalorado, en soledad individual. Y lo decidirán tipos que putean a los Kirchner en cuatro idiomas. El campo de batalla no es el de la opinión pública, sino el de la introspección individual. Y esa batalla solamente se puede ganar en silencio y no a los gritos. Por ahí es tarde, ya. Por ahí, no.

viernes, 8 de octubre de 2010

Apreciación y competitividad: el cruce de discursos

Durante varios años el oficialismo llevó a cabo una defensa cerrada del tipo de cambio alto. Con él se podría conseguir la competitividad necesaria para un sector importante de la industria que necesitaba abaratarse "artificialmente" y diferenciarse por precio con sus competidores extranjeros.

Desde la oposición, sobre todo desde sus cuadros técnicos, partidarios y apartidarios, se decía que el Central tenía que dejar flotar el tipo de cambio libremente. Que su intervención para mantenerlo alto no iba a poder impedir que hubiera apreciación. La misma iba a ocurrir, de todos modos, por la vía de la inflación. Entonces, para evitar los trastornos de expectativas que provoca una inflación alta, lo mejor era dejar que el tipo de cambio flotara. Así con fuerte ingreso de divisas, el precio del dólar iba a bajar, los precios argentinos iban a ser más caros en dólares directamente, sin la variación nominal y paulatina que va provocando la inflación. Después de todo, decían, la pérdida de competitividad no era algo tan grave, y encima la competitividad no podía depender solamente del nivel del tipo de cambio.

El Gobierno decidió otra cosa. El Central intervino en el mercado cambiario comprando dólares, incrementando sus reservas fuertemente, para que el dólar siguiera estando caro. Los precios en pesos, así, serían baratos en dólares. Pero resulta que la apreciación se presentó igual. Una inflación alta en pesos, por encima de la variación nominal del tipo de cambio, con el tiempo fue encareciendo la moneda argentina. Entonces, el Gobierno modificó su discurso.
Primero, con algo que es muy cierto. El tipo de cambio no hay que medirlo solamente en relación al dólar, porque el dólar se ha depreciado en relación a algunas monedas de países que son muy relevantes para el comercio exterior argentino. El tipo de cambio multilateral (medido con otras monedas) es más alto y más competitivo que si lo medimos solamente en relación al dólar.

Pero aparte el Ministerio de la Producción empezó a decir (y actuar en consecuencia) que el tipo de cambio no podía ser la única garantía de la competitividad, porque esa competitividad era de corto plazo. Que había margen para operar en cuestiones microeconómicas que generaran mejoras "genuinas" de la productividad. Esas mejoras volverían más competitiva a la producción nacional.

Si esto era curioso, más curioso es ver cómo los mismos que pedían apreciación cambiaria hace unos años hoy opinan que Argentina puede tener problemas de competitividad por tener un tipo de cambio que tiende a la sobrevaluación. Hoy, que avizoran un futuro (hipotético) de sobrevaluación del peso, parece que sí: la pérdida de competitividad por motivos cambiarios es un problema que traerá grandes complicaciones para la Argentina.
Lo digo principalmente porque escuché a Jorge Macri, referente del PRO, partido identificado con el liberalismo en materia económica (Melconián, Srodek, etc.) decir que si Brasil devalúa un 10% nos saca del mercado. Entonces, pregunto: la influencia del nivel cambiario en la competitividad, ¿es decisiva o no?

jueves, 7 de octubre de 2010

Efemérides

El 7 de octubre de 1930 nacía el Padre Carlos Mugica.
El mismo día pero de 1952, hacía lo mismo Vladimir Putin.
Ya unos cuantos años más acá nacía la compañera Laura, a quien le deseamos un muy feliz cumpleaños.

Entonces, se conmemora hoy el natalicio de los tres.
Y también el mío.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Se las puso de nuevo...(en realidad, nos la pusieron)


Anoche, en medio de una particular situación, escribí lo que sigue:

La Corte decidió no revocar la cautelar que suspende la aplicación del artículo 161 de la Ley de medios. Paralelamente, recomendó que la medida cautelar no se prorrogue indefinidamente. Es decir, que se resuelva rápido la cuestión de fondo: si es constitucional o no el artículo 161.

Esa causa está en manos de un juez de primera instancia. Defina éste como defina, se habilitarán las instancias de apelación. Primero Cámara, después la misma Corte.
Atención: casi seguramente la Corte tendrá que definir de una vez y por todas sobre este asunto.
En estos días, asistimos a una escena reconocible: el kirchnerismo creando su enemigo. Casualmente, la Corte. El Poder Judicial. La sensibilidad del tema hizo que los medios de comunicación involucrados no pudieran desistir de remarcar el "enfrentamiento".

La decisión de la Corte es saludada hoy, de manera casi efusiva, por todos los que valoran la independencia del poder judicial. Esa republicana independencia expresada tan claramente hoy, en el fallo de la Corte.

Decíamos: la Corte independiente será quien seguramente tenga que definir el diferendo sobre la cuestón de fondo. Que es la que constituye el último escollo para la plena vigencia de la Ley de medios. Esa Corte, que tan estoicamente resistió las presiones del kirchnerismo, y terminó, hoy, fallando en su contra.

Tendrá dos opciones: definir "a favor" de Clarín, o definir "a favor" del Gobierno.
Si vota a favor del Gobierno, ¿podrá alguien deslegitimar el voto, diciendo que el Poder Judicial no tiene independencia?
Pienso en el discurso de Hebe de Bonafini, tan discutido en estos últimos días, y repito en voz baja: barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?


Me dio vergüenza la ingenuidad del razonamiento, y por eso decidí sacarlo. Los compañeros Sanin y JP, me hicieron notar que el problema central está en los tiempos. La Corte, con este fallo, mantiene la dilación que estratégicamente buscaron los abogados de Clarín. Para definir, muy probablemente, después de las elecciones del año que viene. Se puede pensar que hay dos resultados posibles: gana Kirchner en 2011, el 161 es constitucional. Gana la oposición, el artículo será claramente inconstitucional, y el expediente se perderá en medio de un trámite legislativo que tal vez termine modificando muchas otras cosas de la ley, con la sanción de otra nueva.
La "independencia de la justicia" y la necesidad de que funcionen las instituciones de la República son un lindo verso para recitar en el comité, y nada más.

Todo parece depender del resultado en el 2011. En política, como en el fútbol, lo único que importa son los resultados.

martes, 5 de octubre de 2010

El progresismo es de derecha

Hace poco, Tenembaum dijo algo así como que los Kirchner, en tanto no respetaban las opiniones críticas, estaban a la "derecha" de Menem o Macri, ya que ser "progresista" implica principalmente ser respetuoso de la democracia y la libertad.
Por supuesto, desde varios ángulos se le fueron al humo. Y la verdad que la declaración es un poco polémica.


Sin embargo, no llama tanto la atención ese intento de posicionar a los Kirchner en la derecha. El análisis de la política real suele exceder en mucho nuestras nociones topográficas.
Pero, por otro lado, si bien es cierto que hablar de izquierdas y de derechas puede generar cierta incomodidad, esos conceptos son insoslayables como referencia general para analizar la política ideal.


Lo que sí llama la atención es que tan alegremente se asuma como cierto que "progresismo" es lo contrario de "derecha". Primero porque no parece que haya motivos para que el término "izquierda" deba ser reemplazado por uno más amigable. En todo caso, el pudor del enunciante ya dice algo acerca de cuán contrapuesto a la "derecha" está el "progresismo".


Y después está la cuestión central. El progresismo es una ideología que comparte muchos valores que pueden acomodarse tranquilamente del lado derecho del eje.


Ya la idea de progreso, la verdad, es bastante cuestionable.
Pero si encima entendemos al progreso como una concesión de respeto que la cultura hegemónica les hace a los pueblos dominados, respeto que no es otra cosa que colocarles cucardas morales a los "otros" (ese concepto tan progresistamente antropológico) para que se sientan felices en su pobreza (elegantemente llamada "diversidad"), la cosa se pone más oscura. Si progresismo es determinar arbitrariamente que el mundo ya ha sido lo suficientemente contaminado por los ricos como para que encima ahora lo quieran contaminar los pobres (que no se conforman con serlo); si progresismo es convencer a esos pobres de que deben asumir la noble tarea de poner su pobreza (diversidad) como garantía de resguardo de los "recursos naturales" para cuando los ricos necesiten usufructuarlos; si progresismo es poner el mismo frenético ahínco en defender el derecho a la supervivencia del oso panda, y el derecho al amparo judicial del holding empresario expropiado; si progresismo es velar por la protección de las "indefensas" empresas de la familia Rocca ante la prepotencia del sindicato de camioneros; o pedir con gesto adusto que un grupo de desarrapados comprenda que sus derechos terminan donde empiezan los de Luis Betnaza, entonces el progresismo es cualquier cosa, menos lo contrario de la "derecha".


Es inimaginable un gobierno de derecha, de esos que fortalecen el régimen jurídico sobre el que se asienta el status quo de las relaciones económicas,  sin un progresismo de esta índole, opositor, cumpliendo el rol de partícipe necesario. Que el eje "izquierda-derecha" se transforme en eje "derecha-progresismo" es sin lugar a dudas el exponente más claro de que la batalla ideológica la ganó la "derecha".

lunes, 4 de octubre de 2010

La suerte

La respetada y muy querible Ana C. publica hoy una entrada en la que señala que si se compara en % de PBI a qué se asignó el gasto público en 2001 y en 2008, nos encontraremos con que no hay una gran diferencia entre el "peor año" de la democracia y el "mejor" (es muy irónica Ana C.).


Yo no voy a discutir esos conceptos porque la verdad es que no estoy a la altura de poder hacerlo. Pero sí me voy a detener en un punto que surge de la argumentación, y que se reitera muy a menudo cuando se habla del gobierno de De La Rúa y se lo compara con el fragmento kirchnerista. Me refiero a la invocación al contexto internacional, que suele mostrar a los Kirchner como presidentes con suerte y a De La Rúa como un pobre desgraciado al que le tocó bailar con la más fea (en sentido metafórico, por supuesto; no creo que doña Inés lo dejara bailar, ni siquiera con la más fea).


La verdad es que al contexto hay que ayudarlo. Y De La Rúa lo ayudó. Fue él quien decidió apostar al tipo de cambio fijo. Prefirió mantener tasas de interés altas, mantener la paridad cambiaria y apostar a la deflación. Fue él quien dispuso armar una mesa de saldos con las reservas del Banco Central (bien baratitas) y financiar el negocio tomando deuda externa.
Yo entiendo lo del precio de la soja y la menor liquidez a escala internacional, pero ese contexto (al igual que el contexto favorable que les tocó a los Kirchner) son las condiciones desde las cuales se puede diponer qué hacer para sacarle jugo, o para aminorar los impactos. Y De La Rúa hizo todo lo contrario (y se demostró claramante cuando una simple flotación de la moneda revirtió copernicanamente el ciclo). No le restemos méritos a De La Rúa, que los tuvo. No se dejó llevar por el contexto. Él vio la tormenta y cual Ringo Bonavena, pero sin gracia, le dijo a Cavallo: "metete en el medio".

domingo, 3 de octubre de 2010

Junta Nacional de Granos


En las últimas semanas se volvió a hablar del tema. Que genera desacuerdos entre las conducciones de las distintas representaciones corporativas de los empresarios agrícolas. Y que provoca infundadas algarabías en algunos sectores cercanos al oficialismo.
Aparentemente, la FAA baraja un proyecto. CRA y SRA no quieren ni escuchar hablar del tema. El asunto, sin embargo, pasa por definir qué aportes podría hacerle una JNG a la organización de un negocio, cuya importancia es vital para el desenvolvimiento de la economía argentina, interfiera esto o no con aspiraciones de tipo político.


En principio hay que decir que el mercado suele tener algunas virtudes como "disciplinador" y organizador de negocios. Esperar que no todo quede "regulado" (o desregulado) por el funcionamiento del mismo, no debería implicar que desconociéramos cuáles son las condiciones en las que nos movemos.
Una institución estatal, pensada como reguladora, no debería perder de vista que cualquier "ahogo" sobre la organización dispuesta por el mercado requiere que se establezcan pautas racionales que reemplacen eficientemente una institución por otra.
Dicho de manera menos complicada: el establecimiento de una Junta Nacional de Granos no debe aceptarse sin discusión. Pensar para qué, con qué objetivos, y no dejarse llevar por la nostalgia. Reponer la JNG no equivale a recuperar la juventud perdida.


Una institución de este tipo podría colaborar en la definición del famoso "precio sostén". Un precio mínimo que las exportadoras deberían pagarles a los productores. El fin es evitar abusos monopsónicos de parte de las grandes empresas exportadoras. Al mismo tiempo regularía los márgenes de ganancias de estas empresas, para que estas no sean "extraordinarias". El mecanismo podría ejecutarse haciendo que la JNG actuara como un competidor más de las exportadoras, o aún como intermediario entre los productores y aquellas, comprando cosechas y vendiéndolas a los que exportan, o exportándolas directamente.


El precio neto que recibe el exportador está regulado, actualmente, por las retenciones (si no hubiera retenciones, el precio lo fijarían los valores de comercialización internacionales; es decir: se puede operar para bajar el precio neto que cobra el exportador pero no para subirlo). Esto significaría que en el caso de que la JNG decidiera mantener un precio sostén para productores mayor al que las exportadoras estuvieran en condiciones de pagar (o tuvieran ganas de pagar), sería la JNG la que debería "bancar" la diferencia. O sea, si el criterio es crear una Junta de estas características, se estaría creando una entidad encargada de distribuir subsidios indirectos a los productores.
Por otra parte, las retenciones perderían una de sus "propiedades": la de fijar el precio interno de las materias primas. Esa "propiedad" sería absorbida por la JNG. O sea, se modificaría el mecanismo (no el criterio, esto es: precio regulado). Una JNG de este tipo no eliminaría el conflicto potencial por la renta. El choque de intereses entre quienes comercializan materias primas, quienes les agregan valor a las mismas, quienes acopian y exportan, existiría igual. La Junta mediaría en ese campo, en el que se pondrían en juego cuestiones como renta, márgenes de ganancia de las distintas facciones del capital, fondos del estado disponibles para subsidios, y la capacidad por definir un perfil productivo de país distinto al que sugerirían los "precios internacionales".


El motivo por el cual CRA y SRA se resisten a la aplicación de políticas como éstas habría que buscarlo por el lado de que consideran conveniente que sea el mercado el disciplinador de los actores del negocio. La idea es que el achicamiento de los márgenes de las exportadoras puede propiciar una organización de la producción y comercialización de productos agrícolas que limite por igual el crecimiento y la concentración (dos fenómenos que en el capitalismo suelen ocurrir de manera simultánea).


Una institución de este tipo, sin embargo, dejaría al margen la discusión sobre el total de la renta del sector, y su influencia sobre la definición del perfil productivo del país.