jueves, 20 de agosto de 2015

ANSeS

Diego Bossio es una de esas personas cuya presencia en la campaña sirve como plataforma para elevar la altura de los debates. Y dejar de lado por un rato el ida y vuelta de denuncias que ya nos tiene bastante hinchadas las pelotas, creo que a todos.

Uno de los temas que se abordó últimamente con algún énfasis es el de las jubilaciones. Que para el kirchnerismo (a diferencia de la oposición variada que prefiere entenderlo como un asunto aislado) forma parte de un conjunto de herramientas que componen el corpus de lo que se llama seguridad social.

Que aparte de jubilaciones y pensiones incluye las variadas asignaciones que intentan cubrir necesidades de alimentación, estudio y acceso a la tecnología para saldar la famosa brecha tecnológica, y que por lo tanto se mete de lleno en cuestiones de la economía que abarca las problemáticas del crecimiento y el desarrollo, entendidos como la ampliación de las bases productivas para generar empleo, y la innovación para mejorar los procesos, para que ese empleo sea de calidad.
Estando en el centro de la escena el trabajo como ordenador, se promueve atender las necesidades de la niñez para sentar las bases de una adultez apta para insertarse virtuosamente en ese proceso innovador desde lo productivo, y desde allí consolidar un flujo de ingresos que atienda las necesidades de la clase pasiva.
Ese criterio rige todas las decisiones de ANSeS, que apuntan a tener una participación activa en la economía argentina, tal vez como una de las instituciones estatales más importantes en este proceso, a falta de un banco de desarrollo, por ejemplo, que ANSeS, con su fondo de garantía de sustentabilidad a veces suple.

Hay 10 mil cualidades para destacar de los distintos programas desarrollados por ANSeS, que usa el FGS para abaratar costos de financiamiento (resignando parte de la renta financiera que podría obtener) pero con el criterio de fomentar el empleo, motivo por el cual recupera esa renta resignada como flujo de aportes, cosa que deriva en que el coeficiente con el cual se elabora la alícuota de actualización de jubilaciones según la ley de movilidad sea mayor, de manera que permita mejorar las todavía atrasadas jubilaciones.

Pero este es un punto a tener muy en cuenta, en base a las definiciones ideológicas de las políticas de ANSeS.
Uno de los temas que más se mencionan es el de las sentencias, como las va liquidando, el inicio de nuevos juicios por mala liquidación, etc.
Si bien desde la política de ANSeS se define claramente la intención de ir bajando paulatinamente los pasivos devengados de estos juicios, aumentando año a año las sentencias liquidadas e intentando eliminar las malas liquidaciones que derivan en nuevos juicios, hay que decir que muchas de las sentencias ya establecidas y de los juicios en curso derivan de lo que se conoció como caso Badaro.

No es momento de hacer un análisis profundo de qué comprende ese fallo de la corte, pero digamos que alude a la decisión de Néstor Kirchner de aumentar las paupérrimas jubilaciones mínimas (además de lanzar moratorias especiales para aumentar el universo de cobertura que el neoliberalismo menemista-radical había dejado muy maltrecho) muy por encima de las jubilaciones más altas. La Corte le dio la razón al planteo de discriminación efectuado por un jubilado que tenía una jubilación muy alta y obligó a ANSeS a liquidar un retroactivo millonario.

Por eso, los planteos de Bossio son muy correctos.
La gestión actual entiende el problema de las sentencias y aborda el asunto con el fin de resolverlo. Paulatinamente y sin comprometer financieramente a la ANSeS.
Pero pone como prioridad la ampliación de la cobertura, reconociendo de forma inédita la importancia del trabajo de las amas de casa en el entramado productivo de las sociedades, cosa que no podía dejarse sin reconocimiento jubilatorio, enfrentando además una etapa de reformulación del concepto de familia y de núcleo familiar, que la seguridad social no reconocía de esta manera hasta ahora y valorando el derecho de quienes perdieron sus empleos injustamente por la destrucción del aparato productivo operada a sabiendas y dolosamente por gobiernos que pusieron como prioridad garantizar la rentabilidad en dólares de aliados externos a costa de la bancarrota de la gran mayoría de los argentinos.
Esa es la prioridad: la ampliación del universo de cobertura. la recomposición de las jubilaciones mínimas.

Recién en segundo orden ingresa el objetivo de saldar las sentencias de los jubilados con ingresos un poco mejores.
Hay otros en cambio que se desgañitan pidiendo que ANSeS pague sus sentencias de golpe, vendiendo las acciones del FGS (planteo ideológicamente muy claro, que el estado no participe en las decisiones empresariales de rentabilidad, inversión y distribución de dividendos), cosa que además descapitalizaría fuertemente a ANSeS y generaría turbulencias en las cotizaciones (digamos, los vivos hacen lobby en favor de algunos amigos dispuestos a comprar acciones de empresas argentinas vendidas por ANSeS a precio de remate), y mientras piden todo esto, porque la prioridad es pagar las sentencias, hacen cálculos de cuántos puntos de PBI sería el déficit que le genera al Estado que la ANSeS pague jubilaciones a quienes "nunca aportaron". Es decir, pagar sentencias a los que ganan más que la mínima, y dejar de pagar un 60% aproximadamente de las jubilaciones mínimas, que son fruto de las distintas moratorias lanzadas.

Esas son discusiones interesantes, con todo respeto por la mesa de Necochea en la que los fiscales cuidaron los votos de Massa pero no los de Felipe, las fotos de Vidal pisando charcos o la lucha contra los embates tuiteros que le hacen campaña sucia a Scioli.