sábado, 31 de diciembre de 2011

Los pronósticos para 2012 en debate: hoy, la balanza comercial


Las previsiones sobre el resultado comercial para el año 2012 suelen basarse en un empeoramiento de las cuentas, que más o menos reitera la proporcionalidad del que se vivió este año respecto a 2010, y en 2010, a su vez, respecto a 2009.
Las fuentes (ausentes en este blog) son fácilmente rastreables en diarios y programas televisivos diversos del cable. Hay una nota bastante completa en La Nación de hoy.

Lo primero que queremos hacer es apuntar a la precisión terminológica.
Un ejemplo: suele hablarse de "menor ingreso de divisas". Para 2012 no me animaría a sostener tal cosa, pero como descripción de 2011 es peor. Una reverenda boludez.

El ingreso de divisas por vía comercial (exportaciones) fue mayor. Del mismo modo que fue mayor el egreso de divisas por la vía comercial (importaciones), debido fundamentalmente (y según los especialistas) a que las "malas políticas energéticas" en el tema precios (lobby a favor de las operadoras) hacen que la importación de energía sea cada vez mayor y más significativa respecto del volumen total de importaciones.

O sea, en la combinación de ambos datos (exportaciones e importaciones) nos encontramos con un saldo menor. Superávit, pero un 7% más bajo que el de 2010. Dicen los expertos que podría esperarse que el proceso de "destrucción" del superávit comercial se acelerase en 2012.

¿A qué atribuyen los expertos consultores esta situación?

Por el lado de las exportaciones, dicen que la crisis internacional promoverá una reducción del comercio mundial y una baja promedio del precio de los commodities, como la soja, el maíz y el trigo (a pesar de que se estiman cosechas algo mayores si no perjudica la sequía).

Por el lado de las importaciones, mayor necesidad de compras en el área de la energía.

Y a esto le agregan (sin hacer el esfuerzo de incorporar el dato como premisa de un silogismo) que se prevé un menor crecimiento de la economía doméstica, a tono con el menor crecimiento de la economía mundial.

Lo primero: si bajan los precios de los commodities (si sigue el proceso de revaluación del dólar), no solamente impactará sobre los que vendemos (soja, maíz, trigo y derivados) sino también sobre los que compramos. Porque recordemos que los mismos especialistas sostienen que las compras en energía insumirán los mayores costos en materia comercial.

O sea, si bajan los precios de los commodities, se verá afectado el ingreso de divisas vía exportación, pero también el egreso de divisas por importación de energía. Que según dicen los expertos, es el rubro que más subirá en proporción. De manera que la baja de sus precios incidirá mucho más en la evolución de las importaciones, que la baja del precio de la soja en la evolución de las exportaciones.

Pero a esto hay que agregarle también el deliberadamente olvidado pronóstico de menor crecimiento. Ya que si la economía doméstica crece menos, las importaciones de energía crecerán, pero también menos. Porque la economía que crece es la que demanda energía.

Por lo demás, en el rubro importaciones, los bienes de capital, sus repuestos y los bienes intermedios, aparte de los combustibles, insumen la amplísima mayoría de divisas. Por ello es dable esperar que un menor crecimiento de la economía también incidirá mucho en los montos a desembolsar en importaciones por esos rubros, porque si se produce más, pero a menor ritmo, se gastará más, pero a menor ritmo también en aquellos bienes que insume el proceso productivo, y, para el caso de los bienes de capital, es posible que se pospongan determinadas decisiones de inversión.

En otras palabras, la merma en el crecimiento de la economía y la baja del precio de los commodities no son compatibles con la "segura" destrucción del superávit comercial.
Para rememorar, hay que remitirse a lo que los mismos especialistas sostenían en vísperas del 2009 (crisis internacional) y lo que ocurrió en el año después (teléfono para Brodersohn).
La situación de 2012 tampoco parece poder parangonarse con la de aquel 2009, pero como tendencia de la evolución de las variables aquel año puede brindar algunos puntos de apoyo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

La mariconeada del "maltrato"


En este blog sostenemos, me parece, una visión bastante particular respecto de la hiper-anunciada "pelea" entre Moyano y el Gobierno.

El problema, dijimos, no es ni Moyano, ni el Gobierno. Es el estilo de sindicalismo que encarna Moyano y la misión del Estado burgués de cuidar el proceso de acumulación de capital, del cual los trabajadores parcialmente representados por Moyano han obtenido réditos también, no hay que negarlo.

En las pujas distributivas resultantes del proceso de generación de rentas (a veces extraordinarias en relación al patrón histórico nacional) este Gobierno, además, dio muestras de tener una actitud no alineada con las elites tradicionales de los propietarios del capital y sus socios externos. Actitud excéntrica, también, si la comparamos con la media histórica de nuestro país.

Con la visión puesta, no en hacer una revolución socialista, sino en darle sustentabilidad a un proceso (más deseado que finalmente plasmado) de desarrollo endógeno de las fuerzas productivas nacionales. Bastante más de lo que nos animábamos a imaginar hace apenas 10 años de cualquier gobierno surgido de nuestras instituciones democráticas y nuestra clase política.

Esta impresión respecto de la actual etapa de conflicto de intereses entre la corporación sindical y el Estado burgués no tiene mucho eco en opiniones de otros compañeros. Sin embargo, el devenir de los acontecimientos cada vez me convence más.

Uno de los corolarios de pensar la situación bajo esta matriz es la no-demonización exagerada de Moyano, a la que no vamos a condescender bajo ningún punto de vista, máxime cuando muchas veces lo defendimos en situación francamente minoritaria.

Sin embargo, hay un tópico que rescata hoy en Ámbito Alberto Fernández, que lejos de lo que puede suponerse a simple vista, no le hace a Moyano ningún favor.

Y es la mariconeada ésta del "maltrato". Asumida ahora por pseudo-defensores del dirigente sindical, extrapolada desde el campo de las corporaciones empresarias y periodísticas, que han blandido tal llorizqueo a lo largo de todos los años de mandato de ambos Kirchner, como respuesta perpleja a la inédita situación de haberse visto excluidos de los ámbitos de toma de decisión, o del acceso a la primicia pre-oficialización.

Moyano es un muchacho grande y acostumbrado a actuar en política, incluso en situaciones muy bravas. Y Cristina es hoy la presidenta y la máxima jefa y conductora de la expresión política de la que, al menos hasta hoy, Moyano forma parte.
¿Qué más hay para decir? ¿Qué pretende Moyano? ¿Qué le digan "te quiero"?

Está todo bien, con las discusiones, los disensos, lo que quieran. Pero la mariconeada no, que en gente grande queda fea.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Aumenta la deuda externa


Así lo han difundido algunos diarios en estos últimos días. Con datos del INDEC, en este caso incuestionables.

Estas cosas me hacen poner muy oficialista. Porque tratar a estos pocos datos como una mala noticia, se trata de una pavada fenomenal.

Los datos difundidos son de deuda externa bruta total. Que aumenta en términos nominales (los montos, en dólares), pero decrece en términos reales como porcentaje del PBI, hasta el 33% (un número bajo).

Tiene que constar y quedar claro además que estamos hablando de la deuda externa bruta total. No de deuda pública.
O sea, en este concepto está incluida una parte de la deuda del sector público no financiero (la externa; la contraída internamente, no), la deuda externa del sector público financiero incluido el BCRA, y la del sector privado (esto es: te comprás un perfume en el free-shop del buquebús con tarjeta de crédito del HSBC, y como te los financia HSBC New York hiciste crecer la deuda externa).
Más allá de las bromas, este último concepto está muy ligado, en cuanto al aumento de los montos reales de deuda, al crecimiento de la economía. Por ejemplo, si una empresa local quiere incorporar una nueva línea de producción o mejorar algún proceso productivo y para ello importa un bien de capital, supongamos italiano, esa operación será financiada seguramente por un banco italiano, aumentando la deuda externa bruta del sector privado. Bruta, decimos. Se puede netear con las acreencias que el país (sectores público, financiero y no financiero, y privado) tenga en el exterior.

Pero fundamentalmente estos datos sirven para calcular el grado de exposición que la economía interna tiene a los flujos de financiamiento externo, su capacidad de pago y sobre todo la dependencia a la no fluctuación brusca del tipo de cambio. En ese sentido, 33% es un número bastante bajo, y nada problemático.

Gonzalo Sánchez, los prejuicios y la propiedad de la tierra.


Gonzalo Sánchez (Clarín de hoy) se quiere hacer el vivo. Pero queda como un tonto.
Así termina su nota de hoy:
 por la gracia de otra nueva ley –que merece otro texto– cualquiera, desde un indígena hasta un periodista, puede ser considerado terrorista.  (las negritas las puse yo)
Porque debería haberse dado cuenta que esa construcción gramatical establece una relación comparativa de similitud entre dos términos que en realidad responden a campos semánticos disímiles y que no se compatibilizan con la comparación de igual a igual.
Por lo menos podría haber invertido la jerarquía implícita en la construcción, diciendo por ejemplo "desde un periodista hasta un indígena", pero tampoco de eso se avivó.
Otras construcciones asimilables a la de Gonzalo Sánchez:
-desde un negro hasta un abogado
-desde un pobre hasta un laburante
-desde una travesti hasta una contadora
-desde un puto hasta un funcionario

Es que las cosas que se aprenden en la universidad burguesa son para toda la vida. Y aunque la tónica de los mensajes emitidos se empeñe forzadamente por disimularlo, el complejo de prejuicios rancios conformado en lo profundo del intelecto se subleva a las poses políticamente correctas, y aflora.

Más allá de eso, la nota está bastante bien, pero hay algo de lo que señala Gonzalo Sánchez que merece que se le dé un poco más de discusión. Porque parte de un prejuicio (otro, aunque más inofensivo en este caso). El que vincula la concentración económica con la propiedad de la tierra, para el caso específico de las explotaciones agrícolas (sojeras) de la zona núcleo.

El problema que señala Sánchez, que es básicamente la concentración económica en base al uso de los suelos para cultivar soja por parte de pooles de siembra, no es un problema que tenga relación directa con la apropiación del factor de producción esencial, que es la tierra. Justamente, los pooles de siembra basan más su expansión en ampliar su capacidad productiva vía el alquiler que adquiriendo tierras. Y esto se alinea con un detalle que frecuentemente se señala respecto de las organizaciones llamadas pooles: el poco compromiso que se les adjudica para con la actividad productiva; la tendencia (supuesta) a la toma de ganancias rápida en provecho de la coyuntura excepcional de precios, antes que su contracción a darle sustentabilidad a la actividad productiva.

Todos esos problemas que pueden ser atendidos seriamente, sin embargo, no se encuentran ligados de manera dramática a la propiedad de la tierra, sino al uso de la misma, y a la propiedad de usufructo de lo producido por la tierra, y esencialmente de los medios tecnológicos aplicables a la mejora de la productividad y de los canales de financiación, o sea de los medios de producción y del capital en general, además de la construcción de la cadena de agregación de valor, distribución y comercialización.

Son temas algo distintos. En este caso también la compatibilización que intenta Sánchez de ambos temas es forzada, y diría que basada sobre principios falsos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Van der Kooy, derechos, privilegios y el subsidio a "la libertad de prensa"


Ayer vi un rato de la discusión entre Pinedo y Sabatella en el programa de Blanck y Van der Kooy.

Llegados al tema de si en Argentina hay o no libertad de expresión (parece mentira pero ese es tema de discusión) Van der Kooy, ya sumado de lleno a la polémica, le retrucó a Sabatella dicendo que desde el 83 hasta la actualidad era el momento más difícil para trabajar como periodista.

Dejó de lado lo relacionado con las discusiones y los cuestionamientos al discurso periodístico en general, y señaló como un límite a la libertad de expresión el hecho de que los funcionarios no atendieran el teléfono a los periodistas o no les pasaran información.

La verdad es que Van der Kooy tiene un sesgo en su evaluación, que es el de haber trabajado para un diario que les sirvió siempre a los periodistas como "chapa" en el acceso a los funcionarios y a la información privilegiada. Pero no es comprobable que periodistas de otros medios hayan tenido la misma suerte como norma a lo largo de todo el período democrático desde el 83 a la actualidad.

La cosa viene a cuento de que es algo bastante habitual en estas épocas escuchar quejas parangonables con éstas. Hay gente que está demasiado acostumbrada a usufructuar privilegios (por módicos que éstos sean, tampoco es cuestión de exagerar), que cree que cuando se les quitan se les está cercenando un derecho. Y no es así. Simplemente han perdido un privilegio, una exclusividad. Que en algunos casos no fue eliminado (el privilegio) sino que cambió de manos. De cualquier forma, es una de las reglas del juego. No hay que ser tan llorón.

Conecto esto con lo que se viene diciendo respecto de la distribución de la pauta oficial. Tema que, a pedido de Clarín, se coló en el debate senatorial sobre la ley sobre producción y distribución de papel para diarios.
Dice Clarín, en sus páginas y a través de sus senadores, que recibe (igual que La Nación) "solamente" 3 centavos por ejemplar vendido, en concepto de pauta oficial (subsidio, bah). En el cálculo de los ejemplares vendidos están incluídos por supuesto los que se recompran a través de Papel Prensa, con la plata de los jubilados (es decir, con los aportes que el socio menor, el Estado, hace a la compañía a pesar de que no pincha ni corta en las decisiones de la misma).

Más allá de las chicanas, el planteo maneja un criterio muy discutible. Que es el de vincular la pauta oficial (el subsidio a la "libertad de prensa") con la cantidad de ejemplares vendidos, dando a entender que el diario que vende más ejemplares debería recibir más plata que los que venden menos. De hecho, Clarín y La Nación suelen quejarse de que no exista tal relación entre lo que reciben ellos y lo que reciben los demás diarios.

Ahora bien, la pauta oficial entendida como un subsidio a la "libertad de prensa" debería quedar despojada de tales criterios cuantitativos comerciales. Porque contrariamente a lo que las empresas se representan a través de sus libros contables, el famoso derecho "a informarse" (que dicen defender) de 1 tipo debería valer lo mismo que el de 1 millón. Digo yo, que a estas cuestiones de los subsidios reclamados para expresarse libremente no les tengo ninguna simpatía.

Para ir más directamente al asunto: es bastante discutible que con "la plata de los jubilados" se tenga que financiar el derecho a la "libertad de prensa" (y sobre todo la rentabilidad de las empresas periodísticas). Pero más discutible todavía, diría inaceptable, es que se lo haga con criterios cuantitativos y/o comerciales.

Otro punto más sobre el cual algunas empresas caza subsidios y prebendas deberán asimilar que ya no son privilegiadas.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El dólar "blue" (también conocido como "delincuencial")


Parece ser un tema olvidado por los diarios.

Que están más preocupados por la suerte del último reducto de (financiación de) la prensa libre (Cablevisión) con denuncia ante la OEA incluida por parte de un grupo de 8 alcahuetes chupa medias que avergüenzan al pueblo argentino con actitudes que son directamente la defensa servil de los intereses de una empresa (una empresa, muchachos, una empresa!!!!).

O por la emergencia económica que según un Ricardo Roa cada vez más enemistado con el gobierno, las reglas gramaticales y la lengua castellana en general, no debería aplicarse para prorrogar la vigencia del impuesto al cheque pero sí para que La Nación siga sin pagar el IVA.

O por la suerte de la caja del Momo Venegas con la cual se financió parte de la campaña de Duhalde (aclaración útil: si alguno le quedó alguna facturita por cobrar, lo sentimos mucho, pero aprendan para la próxima que se cobra al contado; de todos modos no les iban a pagar).

O por estos inventos kirchneristas que hacen que increíblemente, desde 2005 hasta ahora y desmintiendo todos los pronósticos de los expertos, la economía siga sin irse bien a la mierda.

Decía que parece ser un tema olvidado. El dólar.
Ayer el central compró la cifra récord para un mismo día de 279 millones. Desde 2002 hasta hoy no hay un solo día en que el Central haya comprado tanto.
Las reservas están cerca de los 46.000 millones, con tendencia a la rápida recuperación de niveles más cercanos a los del mes de octubre.
La demanda se mantiene tranquila, pasó el "furor", y se comprobó lo que se había previsto: más cerca del pago de aguinaldos las empresas que tenían dólares guardados iban a venderlos para pagar sus obligaciones.

Podemos esperar una suba tranquila de la moneda de acá a febrero, de algunos centavos, sin escándalo ni terremoto.

Ahora sí, tremendo lo que está pasando con el "blue" (modo discreto, para no llamarlo black en inglés, que sería más apropiado, dado que es el que los marginales utilizan para evadir la ley, operando en negro, o "red" por el hecho de encontrarse muchas veces manchado con sangre; en términos menos periodísticos podríamos decirle directamente "delincuencial").

Señora Presidenta: habría que instruir a Moreno para que presione a Brito, pero esta vez para que lo suban un poco.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lanata: descubridor posmoderno de la pólvora


Se publica esta nota hoy. Sobre el "escándalo" de Cablevisión. Sobre esta situación escandalosa de que se someta a Cablevisión a las generales de la ley, bah.
La nota es del periodista y ex-vedette del Maipo, Jorge Lanata: "Una historia que sería una broma si no fuera porque se hizo realidad"


Empecemos: la seguidilla de medios que pertenecen a Vila-Manzano y que conforman un "monopolio" que el gobierno no "quiere" desarmar (entre los que desafortunadamente Lanata incluye diarios) no va a cambiar de dueños, ni total ni parcialmente, mientras la justicia mantenga los recursos de amparo que traban la aplicación del artículo 161 de la Ley de medios,  a pedido de Clarín, motivo por el cual Clarín tampoco debe todavía desprenderse de las licencias que le sobran según la ley. Pedile a tus patrones que se pongan las pilas, Lanata.

Lo de la resolución según la cual Moreno aprobó la fusión Multicanal-Cablevisión es parcialmente cierto. Porque no alcanza con el dictamen de la secretaría de comunicaciones (desde la cual Moreno resolvió) para decretar la aprobación. Y de hecho el Grupo Clarín nunca llevó a cabo la fusión definitiva y siguió manteniendo las dos razones sociales, conciente de que no tenía la aprobación final.

Y después está toda la genealogía de la causa en que se sugiere más que se informa sobre el pedigree de los jueces participantes. Que sirve para ilustrar muy bien cómo se definen algunas cuestiones en la Justicia, poder independiente del Ejecutivo que cuando sobre el cual se quiso meter mano salieron estos mismos denunciadores actuales a defenderlo como al último reducto de las "libertades" y la "república" que le quedaba a este país después del paso arrollador de la dictadura K.

Sin embargo ahora, que alguna guerra comercial enfrenta a los patrones de Lanata con otros empresarios tan opositores a la ley de medios como Lanata y sus patrones, y Lanata y sus patrones no encuentran en la actitud de los árbitros la misma familiaridad que encontraron en otras épocas, salen a denunciar los procedimientos en los sorteos de juzgados a los que les faltaría transparencia (?), los vínculos de los jueces con las familias más pudientes en todas las provincias y la parcialidad que de ello se deriva, los llamativos procedimientos y denuncias que abren procesos contra jueces cada vez que les caen en sus manos causas que algún interesado poderoso podía tener previsto que cayera en otras manos, etc., etc., etc.

Descubrió la pólvora Lanata.
Justo, pero justo eh, en el mismo momento en que a sus patrones  empezó a molestarles no tener la exclusividad del tráfico de influencias.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Una respuesta o una aclaración. O más precisamente la voluntad de avanzar en las ideas discutiendo y contradiciéndonos


En un comentario al post anterior el comentarista Uno me hace algunos planteos.
Principalmente en lo referido al estatuto del peón rural o a la contradicción entre la inserción social de los no-insertos y el avance en la distribución funcional del ingreso.
Dice Uno que mis posturas sobre eso se parecen bastante a los argumentos para defender la flexibilización laboral.
Algunas reflexiones, entonces, que me surgen:


Más allá de la flexibilización laboral, algo que nadie puede dejar de aceptar es que el proceso hacia el desarrollo industrial y la consecución de competitividad industrial tiene convivencia conflictiva con el alto nivel salarial. Denle la vuelta que quieran. Es así.

Es más. Ese es el problema de los 90!!! Los salarios registrados en los 90 eran altos. Los bancos, las privatizadas, pagaban salarios altos en dólares en relación al promedio de productividad de la economía argentina.
La "solución" que encontraron quienes no querían devaluar (licuar salarios y ahorros y activos financieros) fue la flexibilización laboral. Que no fue solución de nada, porque el aparato productivo argentino se destruyó igual.

Sobre lo que hay que trabajar son las distorsiones que provocan distintos niveles de competitividad en la economía argentina.

Operar contra los márgenes de rentabilidad extraordinarios de empresas que serían competitivas con un tipo de cambio más bajo incluso que el actual.
Y también trabajar sobre las diferencias extravagantes que se dan en los ingresos de distintos grupos de trabajadores.
Y esto no es solamente registrados vs. no registrados. Porque Moyano representa también a tipos que cobran dos lucas por mes. Hay trabajadores bajo convenio con sueldos de dos mil pesos.
Cerrar paritarias por debajo de la expectativa inflacionaria durante un par de años también va a golpear a esos trabajadores que no tienen el colchón que tienen los que cobran 15 lucas (a estos últimos, además, con modificar el mínimo no imponible de ganancias los compensás).

Las cosas son complejas, si no nos ponemos a analizar los costos de las decisiones que se tomen no vamos a poder darle ninguna solución a nada.

Justamente, si hay que empezar a combatir la inflación no se puede hacer con la fórmula del 91. Tengo una mala noticia: el problema de la inflación, aunque te la quieran vender cambiada, es que genera salarios altos. Sí, sí. El problema de la inflación en un contexto de crecimiento de la economía como el de estos años es que provoca en el mediano plazo un alza de costos laborales que les resta rentabilidad y competitividad a las empresas, que no pueden mantener precios competitivos con lo que producen sus competidoras en países de mano de obra esclava. Es así. Alabar el desarrollo industrial chino, por ejemplo, es avalar la precarización del salario.
La fórmula del 91 es la de la sobre apreciación cambiaria. O sea, adelantar la llegada de las consecuencias de la inflación a futuro. Peor.
Son cosas que hay que saber. Y los equilibrios a transitar son difíciles de sostener.

A veces me da la idea que todos pretenden encontrar una fórmula, un ¿qué hacer? definitivo. Es más difícil que eso.
El pragmatismo puede ser un arte. El arte de conciliar las contradicciones. Algunas contradicciones.

Otra cosa sobre la que Uno me llama la atención es sobre mi idea de que el modo de producción capitalista ha sido aceptado mayoritariamente por la sociedad argentina.

A mí me parece clarísimo. La legitimación que tiene el modo de producción capitalista en inmensa. ¿Alguien pone en cuestión ese modo de producción? ¿Qué plafond encontraría la idea de subvertir ese orden? ¿Alguien pone en duda "el derecho del rico a hacer con su plata lo que quiera"? Un país que no tolera los "aprietes" de Moreno a tipos que si quieren, de un día para el otro y por defender su propiedad privada conseguida dentro de la para mí dudosa legitimidad que otorga el capitalismo, mandan a la calle a miles de personas, es un país que acepta el capitalismo con profundidad. Expropiar una empresa es una decisión con malísima prensa. Es claramente así, me parece.

Me gustaría más comentarios como el de Uno, para seguir discutiendo. También los aportes al post anterior de Charlie Boyle y Paiskaotiko (Jorge) son muy fecundos.

El hecho burgués del país maldito


El tema no es Cristina.
Es el Estado burgués. Guardián, por definición, del proceso de acumulación de capital. Somos una sociedad capitalista. Por elección ampliamente mayoritaria de sus miembros.
Comprometido (el estado burgués) por primera vez en muchos años con el desarrollo endógeno.

Moyano es, en carne y hueso, el tan mentado hecho maldito del país burgués. Lo cual no equivale a la no neutralidad a favor de los pobres.
Los trabajadores representados por la CGT no son pobres.

Las empresas del grupo Techint se dan el lujo de pagar salarios de 10 o 12 lucas, más beneficios. Así y todo, conservan rentabilidades inmensas. Remitidas (en dólares) a Luxemburgo, donde se tributa menos. Pueden hacer participar de las ganancias a los trabajadores. Esta distribución selectiva se esconde detrás de la idea de arreglar particularmente el asunto. Sin legislarlo.

A su vez, alrededor de 3 de cada 4 empleos nuevos son generados por Pymes. Que no tienen márgenes de rentabilidad tan grandes. Ni podrían pagar salarios como los mencionados sin sucumbir ante la competencia afincada en regiones donde el salario se encuentra fuertemente depreciado.

Y además están las personas que después de 8 inéditos años de crecimiento todavía no lograron insertarse en el circuito productivo. Las posibilidades de hacerlo decrecen proporcionalmente a los avances en materia de distribución funcional del ingreso (entre capital y trabajo) que Moyano muestra como conquistas.

El nuevo estatuto del peón rural no modifica en nada la ecuación económica de las grandes explotaciones sojeras y trigueras de la Pampa húmeda. Pero le pega a los quinteros de La Plata, o a la producción de aceitunas riojanas y manzanas rionegrinas.

Esas complejidades esconde la situación actual del aparato productivo argentino.
Tiempos complicados, incluso para los alineamientos políticos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La trola y el "tomuer"


Hace unos meses, un poco antes de las elecciones, conversaba con un grupo de pibes (todos varoncitos) que votaban por primera vez. Hablábamos de las elecciones.
A uno de ellos se le ocurrió decir que la iba a votar a la "tetona" que salía en el afiche de portarnos mal. Cuando le pregunté por qué, me contestó una barbaridad que hubiera escandalizado al todavía soltero, pero no tan pacato entonces, Pablo Marchetti: "porque es re-trooola", me dijo, riéndose.

Hoy, la discusión sobre si Viki Donda es o no trola ocupa un lugar bastante central. Lo cual habla bien de la ubicuidad marketinera de la gente del FAP: cuando "ser" trola reditúa votos, le dan para adelante (Viki Donda misma dijo que sus escotes eran tema de discusión en la "fuerza"); cuando ofenderte porque te digan trola te reditúa rating, le dan para atrás.

Nótese que me abstengo de considerar la insignificancia de si le decían "trola" o le gritaban "Rodra".
Porque sustancialmente me parece que se está dramatizando demasiado sobre el alcance de la palabra trola, además.

Por ahí me van a acusar de machista y violento de género, pero me parece que la trolez es una categoría utilizable para describir ciertos comportamientos femeninos.

Si vos te ponés un escote provocativo y te sacás una foto con cara de accesibilidad amplia en materia sexual, estás de alguna manera apelando al meollo de la cuestión cultural de género, machista, contra la que despotricás. Para sacar rédito de él. Porque en el caso de la candidata a diputada que intenta obtener el favor del joven votante, no corre la relación de poder diferencial que perjudica en líneas generales a la mujer, según la concepción feminista que considera a toda mujer que públicamente se expone total o parcialmente desnuda como una víctima.

Si apelás al escándalo mediático que provoca en la pacatería reinante un vestido corto en la Cámara de Diputados, e intentás sacar partido marketinero del baboseo machista por un par de piernas o un par de gomas, estás inscribiendo tus acciones en el campo discursivo en el que la palabra trola cobra vitalidad. Actúas como lo que en ese campo discursivo colonizado por el machismo se nombra como trola. Y lo sabés. Y lo utilizás en provecho propio. Y el diferencial más amplio de poder, en ese caso, lo tenés vos.

Así que andá a ofenderte a la iglesia de Luján. Y de paso rezate un padre nuestro a nombre del "tomuer", gracias a cuya colaboración te salteaste un par de escalones para ascender en tu carrera política.

A propósito, si alguien puede, ¿me explica que otra cosa aparte de la novedad (ya gastada hace bastante) hace tan festejado el eterno chiste de "la fuerza del tomuer"?
Por otro lado, ¿se ofenderán las chicas si digo que a Viki le da letra el novio?

Usura legal


Hoy sale una nota en Clarín que trata el "problema" que se está generando con las mutuales de jubilados.

Desde hace un tiempo corto, la ANSES les bloquea el otorgamiento de créditos (cuyas cuotas se descuentan automáticamente de los haberes). Las razones obvias son las usurarias tasas que estas entidades cobran a sus beneficiarios (clientes). Como bien dice la nota, la ANSES ya quiso intervenir fijando tasas máximas, pero la Justicia les dio la razón a las mutuales, y convalidó la usura contra los jubilados de haberes medios y bajos. Hoy se cobra hasta un 80% de interés anual por estos préstamos (reconocido por las mismas mutuales).

En la base de este negocio se encuentra la existencia de personas que no tienen acceso al sistema bancario.
Esta situación es aprovechada por entidades satélites del sistema financiero. Que actúan directamente como intermediarios. La forma de fondearse de estas entidades es a través del descuento de sus carteras de clientes por parte de los bancos comerciales.
Hay, en la intermediación, una creación artificial de plusvalor, "legitimada" en la asunción de los costos del riesgo crediticio, que multiplica el interés que los bancos cobran a través de estas entidades con permiso judicial para operar así. Una estafa lisa y llana.

Algo parecido ocurre con las entidades de crédito fácil, con segmento de mercado más amplio como destinatario de sus productos. Estas entidades usufructúan el negreo, y se apropian de la plusvalía inmensa generada por la casi marginalidad de los negocios en cuestión. Son casi un sistema financiero paralelo que asienta sus márgenes de ganancias en la incapacidad financiera de sus clientes.

Será o no a través de una nueva ley de entidades financieras. Lo concreto es que intervenir directamente para desarmar este circuito, una especie de agujero negro del sistema financiero que se apropia ilegítimamente de una buena parte de la riqueza socialmente producida es una tarea urgente.
Y el Banco central progresista debería empezar a tomar cartas en el asunto. Porque al final después se quejan del poder que tiene Moreno, pero va a acumular más todavía en tanto siga siendo el único que se le anima a ciertas cosas.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ganancias y asignaciones


Ismael Bermúdez publica una nota hoy en la que se difunde el dato de que la cantidad de asalariados en relación de dependencia que pagan impuesto a las ganancias se duplicó desde 2007 hasta ahora.

Se atribuye el aumento al atraso en la actualización de los montos mínimos no imponibles, respecto de la inflación. Y esto es parcialmente cierto.

Porque hay atraso, pero ese atraso es más concretamente sobre la variación salarial que sobre la inflación. Índices con alta correlación, pero que no son iguales. Principalmente, porque los salarios registrados en estos 4 años le ganaron a la inflación.

Ahora, revisando un poco más de cerca el tema, se concluye que según datos de AFIP un 20% de los asalariados en relación de dependencia estaría pagando hoy impuesto a las Ganancias (era 10% en 2007).
No es un número alarmante. Por el contrario.
Y más todavía si lo cruzamos con el que indica que un 30% aproximadamente de la población económicamente activa empleada está en negro. Y que hay algo más de un 7% de esa misma población desempleado.

Hay sí un punto más conflictivo, y es el de los topes para cobrar asignaciones familiares, hoy en 5.200 pesos mensuales.
Para casados con hijos el mínimo no imponible de Ganancias es de $ 7998 mensuales, incluido el prorrateo de aguinaldo. Estos trabajadores que no cobran asignación tienen la posibilidad de desgravar del monto imponible del impuesto a las ganancias la suma indicada para la manutención de sus hijos. Es decir que reciben indirectamente el beneficio.

Ahora, si bien la realidad ofrece complejidades que hace difíciles los cálculos, hay una no despreciable franja de empleados con hijos que estén cobrando por encima del tope de asignación familiar, por lo cual no la perciben, y tampoco paguen ganancias, de modo que no pueden desgravar de ningún impuesto la manutención de sus hijos.

Esos asalariados que van entre los $5200 (sin prorrateo de aguinaldo; con prorrateo $5.633) y los $7998 (con aguinaldo prorrateado) no perciben asignación (ni directa ni indirectamente a través de desgravación de ganancias).

Esto es posible que sea así por la siguiente lógica: aminorar el impacto de un aumento de salario que le modifique la situación al trabajador. El impacto de doble vía del que habla Bermúdez: te aumentan el sueldo, dejás de cobrar asignación y empezás a pagar ganancias al mismo tiempo.

De cualquier modo, es un elemento más de los que le restan solidez al argumento en favor de la universalidad de las asignaciones (incluídas la asignación por hijo y las familiares).

lunes, 12 de diciembre de 2011

La fuerza de las palabras



Con la nueva conformación del Congreso, a partir de la asunción de legisladores electos en octubre último, se producirán como consecuencia cambios que afectarán el funcionamiento de las cámaras legislativas.

Uno de estos cambios significativos se producirá en la Comisión de Energía. Como precio al bochorno electoral sufrido por su fuerza política, Pino Solanas deberá dejar la presidencia de la comisión, que será seguramente recuperada para el bloque del Frente para la Victoria.

Lo curioso (o no tanto) del caso es que Solanas, al frente de la Comisión, no consiguió la aprobación de ningún dictamen de todos los que consideraba absolutamente necesarios para el futuro de la Nación y de sus recursos estratégicos. Tampoco logró que Cameron, el secretario del área, fuera convocado a la Comisión a discutir sobre sus decisiones en materia energética.

Y todo esto debido a que sus pares del Grupo A (a partir de conformar el cual obtuvo los votos necesarios para ser elegido presidente de la comisión) no le hicieron la segunda ni siquiera para conseguir el quórum necesario para sesionar, salvo en una excepcional ocasión.

Así es. El aguerrido luchador de la izquierda nacional vio sucumbir su ímpetu ante la falta de pericia parlamentaria, y la comisión estatégica que le tocó presidir sesionó una sola vez en todo el período.

Una pena que estas cuestiones burocrático administrativas hayan frustrado finalmente que se llevaran a la práctica los excelentes proyectos que el excepcional legislador (y realmente excepcional) se encargó sin embargo de diseminar con encendida retórica por los programas de televisión en que sí logró desempeñar su rol con eficacia.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Festejos


Festejos merecidos. En 2009 estábamos desahuciados.

Ganar esta elección fue una proeza de los que nos bancamos las puteadas cuando el quilombo "del campo", que discutimos cada uno de los comentarios adversos sobre la ley de medios o la estatización de jubilaciones, que explicamos cada una de las medidas con poca visibilidad que se tomaban para paliar los efectos de la crisis internacional, que nos preocupamos por encontrarle la vuelta a cada lugar común sobre "planes", asignaciones y "falta de educación", que soportamos que tipos con patrimonio varias veces mayor al nuestro nos acusaran de cobrar por defender al gobierno, que ante cada "conchuda" reaccionamos con frialdad para elevar el nivel de la discusión.

Yo creo que en política las victorias no se festejan, sino que deben asumirse como responsabilidades mayores.
Pero no está mal que por esta vez, y con forma de desahogo, nos tomemos la licencia de celebrar el haber construido una verdadera epopeya.

Ahora son 4 años para procurar que haya tenido sentido.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Previsibilidad cambiaria


En las pomposas discusiones mediáticas sobre la "economía que viene", suele llamarme la atención un tópico, muy usado por los economistas que no están en el gobierno.
Trata acerca de la previsibilidad del tipo de cambio.

Dicen (los economistas que (ya) no están en el gobierno) que se resienten las posibilidades de inversión si a los inversores no se les asegura de antemano cuál va a ser la cotización del dólar en el futuro.

Yo, que carezco de formación universitaria, intuyo que volverse fundamentalista de la previsibilidad del tipo de cambio futuro es, o un mamarracho conceptual o una estratagema malintencionada. Rescato, en el primer caso, la cándida buena leche.

Supongamos, entonces, la hipótesis de la candidez.
En ese caso estamos ante una declaración demasiado favorable a los postulados de la política de flotación administrada, con intervención fuerte del Banco central. De tan favorable, exagerada. Fundamentalista. E incapacitada de reconocer que la realidad es algo bastante más amplio y complejo que lo que la autoridad monetaria puede decidir.

La valuación del dólar, en una economía como la argentina, es un elemento decisivo a la hora de organizar la distribución del producto. Los afectados por sus variaciones somos todos. Como individuos, en tanto partes de una clase, o miembros de una facción.
Los diferenciales de información, por un lado, y la capacidad de acumular recursos, por otro, hacen que haya actores "privilegiados" a la hora de operar en provecho propio, perjudicando a otros con intereses cruzados, e incluso circunstancialmente pudiendo relativizar la influencia de la autoridad (supuesta). Y digo supuesta, porque la autoridad se logra cuando se tiene poder de fuego disciplinador. Recursos, caja. Y se demuestra en los hechos.
A todo ese combate sordo, secreto, se lo suele definir con el nombre (plural) de "mercados".

Creer, entonces, que la determinación del precio de una mercancía con tanta influencia en los flujos de riqueza y en la apropiación de la misma puede ser decidida desde el banco central, sin establecer ningún tipo de lucha con los agentes que pugnan conscientemente por obtener una situación más favorable aún en desmedro de todos los demás y sin escatimar aún a costa de provocar crisis, es una candidez. Que se vuelve fundamentalista.

Por eso es más probable que el "mamarracho conceptual" sea en realidad una estratagema malintencionada.
Que intenta imponer, ya no la decisión de la autoridad monetaria, sino la creación una autoridad monetaria de facto.
En otras palabras, si a la oligarquía diversificada (por ponerle un nombre) le interesa un dólar a futuro de 5,20, que el central convalide la cotización, y se olvide de resguardar a quienes por ahí estarían más interesados en un 4,60, que total, por el bendito diferencial de información, ni siquiera lo saben.

Y de esta forma, por supuesto, se le brindará a los mercados previsibilidad cambiaria, de modo tal que puedan tomar las decisiones de inversión en un marco de mayor seguridad, etc., etc., etc.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Flores afanadas en los jardines de Quilmes


Hay una consecuencia clave de la designación de Lorenzino en Economía en la que ningún analista reparó.

Otra vez quedó en evidencia que los rumores sobre Mario Blejer eran verso. El jefe del lobby, señor Marcelo Bonelli, suma un nuevo fracaso a la larga lista que no se contrapesa casi con ningún acierto. Invicto.

Tan invicto como la consultora Oximoron, que esta vez vaticinó que en las elecciones de Boca triunfaría Ameal. Como la realidad no podía permitir que se diera el prodigio inesperado de que el "turco" acertara, finalmente el que ganó fue Angelici.

Desopilante, sin embargo, es la explicación que "Oberdan Rocamora" le dio al resultado, contrastante con su pronóstico. Aparentemente, los intendentes del conurbano habrían movilizado micros con gente para que votase por Ameal, pero, díscolos, los socios boquenses habrían cambiado la boleta por la de Angelici, sin privarse por supuesto de agradecer públicamente el viaje, la vianda, y la posibilidad de participar en los festejos.

La fábula inventada tuvo por objeto justificar la diferencia entre los votos reales y los calculados por las "calificadas" fuentes informativas que reportan al baluarte sirio-libanés.

De todos modos, y como creemos firmemente en que todo tiene un por qué, agradecemos la victoria del crédito macrista, sin la cual hubiese sido imposible leer estas piezas literarias (del (auto)celebrado autor de Flores robadas en los jardines de Quilmes), que no por apuradas son menos valiosas.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Ajustar el nivel salarial como única forma de ganar en productividad?


Ya armamos el marco, con los trazos gruesos. Ahora podemos pasar a la "sintonía fina".
Algunos datos de los comentarios a la entrada anterior son merecedores de largas reflexiones.
Algo dice Alcides Acevedo. Sí, muchachos, Alcides Acevedo.
No jodamos, la principal traba para que no se materialicen las "demandas" y "mejoras" de los trabajadores es la bajísima tasa de productividad de nuestra economía.Si se ponen a pensar los únicos que tiene buenos salarios en Argentina están vinculados a sectores monopólicos, protegidos con aranceles o subsidiados.

Hay algo de cierto en esa afirmación.
Pero deberíamos matizar un poco.
Porque la baja tasa de productividad (relativa) de la economía argentina tiene relación con varios aspectos.

Uno sobre el cual explorar, lo menciona atinadamente Desvinchado: la logística de transportes.
El nivel de los costos en este aspecto está íntimamente relacionado con el nivel salarial (lo que sería el costo del factor de producción trabajo) de los trabajadores camioneros. La infraestructura en transportes, diversificada y con la incorporación de medios que ofrezcan una mayor productividad, afectaría directamente al total de los precios de la economía, y a la competitividad de nuestras exportaciones en varios sectores.
Imaginar las implicancias positivas, pero también negativas que podría tener encarar esta cuestión da vértigo. Y no está exento de revisión el costo salarial del sector camionero (es verdad que Moyano mismo  subsidia al sector? Punto para explorar en sucesivas entradas)

Pero volviendo a la baja tasa de productividad y el obstáculo que constituye para que los trabajadores obtengan mejoras salariales, etc.
También está fuertemente relacionada con la dotación de capital. Su deficiencia en cuanto a incorporación tecnológica implica necesariamente que la productividad sea menor. No puede ser el salario el único aspecto a medir a la hora de ganar competitividad.

Y un tema que la presidenta también ha dejado trascender. Hay que medir cuál es la tasa de retorno de la inversión esperada. Y si esta es acorde a los niveles de productividad. O si los empresarios ganan, en una economía con baja productividad lo mismo que en economías productivas en relación a cada dólar que invierten. En términos absolutos.
Perdón que no pueda aportar datos precisos, pero intuyo que por ese lado viene la cosa.
Y evidentemente en ese aspecto hay que trabajar.

Y hay un último elemento para matizar lo dicho por Alcides Acevedo.
Ya dijimos acá (otra vez la fiaca para buscar entradas antiguas...) que Argentina tiene sectores de su economía muy aptos para la inserción en los circuitos de circulación de bienes y recursos del mundo globalizado y otros sectores deficitarios, estructuralmente.
Esto está sugerido claramente en el comentario de Mauro A.
A mí me gustaría que se evaluara detenidamente el funcionamiento del sector financiero. Con un alto porcentaje de la población y del aparato productivo no bancarizados, sin acceso a crédito, se establece una intermediación usuraria.
No sé si es necesario una nueva ley de entidades financieras para corregir eso, o si el Banco Central (progresista, ja) ya cuenta con elementos para operar sobre las entidades de "crédito fácil".

Lo que sí podemos deducir, en principio, es que hay una contradicción de intereses entre esa "Argentina competitiva" y la otra, "no competitiva". Y que los salarios de los trabajadores más competitivos (o subsidiados, que es lo mismo, Alcides) no son un elemento que pueda desligarse de esta contradicción.
Pero las distorsiones (qué lindo poder darle un sentido distinto al habitual a esta palabra) a identificar no están solamente del lado del trabajo. Y esto es importante anotarlo.

Tasa de retorno de la inversión. Y nichos de distorsiones que usufructúan el vínculo conflictivo entre la "Argentina competitiva" y la "no competitiva".

viernes, 2 de diciembre de 2011

Moyano

Puede ser que no sea políticamente conveniente plantear las cosas como me dispongo a plantearlas en este post. De todos modos, lo que sigue no es más que una ampliación o aclaración o de última reafirmación de lo ya dicho en posteos pasados.

Si tuviera capacidad, orden y ganas podría encontrar entradas antiguas en las que opiné sobre Moyano, su posición en las relaciones de poder que surcan a la sociedad argentina, y el hecho de que para la oposición política al gobierno, desde 2009 en adelante, se hubiese convertido en un enemigo principal. De primer orden.

La relación de Moyano (y más ampliamente del moyanismo) con el gobierno no pasa por un momento idílico. Más vale, lo contrario. Y cada vez los esfuerzos por ocultarlo son menores.

Contrariamente a lo que piensan algunos compañeros con los que charlé estos temas, y tal vez por cierta propensión a ver fantasmas, a mí se me hace, como mero observador, que a Moyano se lo "querían llevar puesto". Desde hace bastante. Y que había que esperar que Hugo diera los motivos. Solito.

Podríamos situar el inicio de la saga en aquel exhorto llegado de Suiza y cursado desde Cancillería. Quizás, una semana antes, cuando el líder de los trabajadores respaldó a Venegas, detenido por Oyarbide.

Los errores políticos, facturados convenientemente a la cuenta de Moyano, son sin embargo una simple excusa, desde esta (mi particular) visión. Igual que sus "negocios" (Covelia). O las mejicaneadas de afiliados a Cavalieri y Barrionuevo.

Lo que quiero decir es que la reacción de Moyano ante el exhorto, o ante la detención de Venegas, fueron el motivo necesario para que el enfrentamiento subyacente se manifestara. Con argumentos favorables para la Presidenta.

Pero Cristina, en realidad, con la responsabilidad de estar a cargo del Ejecutivo (que no es un dato menor) está encarando un proceso vislumbrado hace unos años en los discursos... de la oposición.
Sí. De la oposición.

Moyano es un obstáculo (el único con capacidad de veto) en la composición de una relación capital-trabajo que sirva para sostener y/o fortalecer el proceso de acumulación. Porque impone las condiciones para que la mano de obra sea "cara".
Hay que sacarlo del medio, para poder abaratar costos.


Hay un acuerdo tácito de toda la clase política respecto de este ítem. Desde la oposición se lo exteriorizó mucho antes, con voluntad lógica de sumar capital (léase votos). Desde el Gobierno se lo manejó con el timming necesario como para que no se notara tanto. Y que la culpa fuera de Moyano. Que torpemente dio todos los argumentos a medida como para que así se lo vendiera.

Tengo escritas bastantes líneas que anticipaban algo de esto. Lo juro. Es una lástima que no las pueda encontrar.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Efecto derrame: la variable de ajuste

Parece que muchas personas siguen interesadas en resolver si el recorte de subsidios implica o no un ajuste.
Desde nuestra óptica, la cuestión no presenta demasiada fertilidad para la discusión.
Así y todo ensayamos algún argumento.

Todavía no tenemos una dimensión exacta de cuál será el alcance definitivo de la poda. Ni de quiénes pagarán más y quiénes se verán beneficiados con alguna excepción parcial o total.
Seamos conservadores en el cálculo (a favor del gobierno) y pensemos que finalmente el recorte tendrá un sesgo de gradualidad acorde con la sensibilidad social que reclamamos desde acá.

Esto implicaría que, por efectos de la segmentación y la focalización, sean relativamente pocos los que se vean privados del subsidio que venían cobrando. Y todos ellos, gente con buenas posibilidades económicas de afrontar el gasto extra.
Estamos suponiendo que la segmentación y la focalización se hacen de manera eficiente. Cosa de la que, particularmente, dudo bastante. Como ejemplo, pensemos, cuántas boletas de Edesur y Edenor llegan efectivamente a nombre de quién la paga, y no del antiguo propietario de la vivienda, o del propietario (y paga el inquilino), y miles de ejemplos más. Cruzar este dato cotidiano con la posibilidad de que la focalización sea eficiente causa escozor. Pero ese es otro tema.

Hasta allí, incluso, podríamos avalar la hipótesis que desde acá sostuvimos en algún momento. La expansión por la expansión misma ya no promete ser tan efectiva como antes. Y se va por la canaleta de la demanda de dólares y los aumentos de precios. Puede ser.

Pero hay otro factor a tener en cuenta para definir cuánto podría resentirse el esquema de crecimiento. El efecto derrame.
Teoría vilipendiada justamente (la del derrame)... en tanto teoría. Ahora, negar los efectos del mismo, y aún la misma existencia del derrame en la dinámica de una sociedad capitalista, ya es otra cosa.

La verdad es que es muy probable que varias familias de clase media decidan ajustar sus gastos, por ejemplo, diciéndole a la piba que les hace la limpieza que venga dos veces por semana, y no tres. Y esta piba, entonces, tenga menos plata para comprarle remeritas y ojotas a los hijos en la estación Varela. A partir de lo cual el muchacho del puesto, si viera mermar las ventas, le diría a su sobrina que ya no necesita que le venga a ayudar... y así.
Eso es el efecto multiplicador. El derrame.

Que por bronca que nos de, existe. Y nos dio una mano en estos años de crecimiento a tasas chinas. Gracias a él, algunas personas dedicadas a actividades como la maestranza (forma elegante de limpieza) pudieron conocer Mar del Plata. A los 40 años.
En esos barrios donde vive la mayoría de estas personas, cuando la economía va bien se nota enseguida. Y se percibe y disfruta mucho más que en Caballito o Recoleta.

En sentido contrario, la dinámica propia de la circulación de bienes en las sociedades capitalistas hace que los costos siempre puedan ser transferidos hacia abajo. Absorbiendo, precisamente, las vertientes del derrame. Taponando selectivamente ciertas canaletas.

El tema no pasa por explicar que el recorte de subsidios a clases medias y altas es una medida de justicia distributiva. Porque el patrón distributivo, el patrón de acumulación, no está siendo puesto en cuestión ni modificado en lo más mínimo.

Hay, en cambio, una serie de medidas macroeconómicas que se avizoran, que tienden a poner en orden las cuentas fiscales. Sacar plata de la calle, a través del ahorro fiscal.
Esto equivale a ponerle "racionalidad" a la economía, hacer "como hacen los países serios", "corregir las distorsiones", y no sé cuántas cosas más que estuvimos escuchando durante varios años, y no de boca de quienes defendíamos precisamente.

Después podemos discutir sobre la necesidad o no de hacerlo. Sobre si no quedaba otra opción. O sobre si las concesiones hechas al capital en esta etapa eran necesarias para sostener la viabilidad del crecimiento.
Pero estamos ante una etapa de concesiones a la ortodoxia económica y a los dueños del capital. Por la vía del ajuste fiscal.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El orgullo y el subsidio

Lucas es el más inteligente de todos. De todos, eh.
Todos es una palabra que se usa mucho al pedo. Nos acostumbramos a interpretarle ese significado engañoso. Decimos "todos", sabiendo que no nos estamos refiriendo a "todos" realmente, sino a algunos pocos.
Pero este no es el caso. Por esta vez, todos significa todos.

Hablando con él, siempre queda la sensación de que ya le pegó tres vueltas al razonamiento que uno dificultosamente va hilvanando con esa mezcla de perplejidad y orgullo que se siente cada vez que se realiza la (en mi caso, rara) proeza de la deducción.

Ahora, todo bien, pero la inteligencia no te da derecho a ponerme en evidencia así. Desafiarme a mí, justamente, a que descifre qué carajo significa este jeroglífico


y que lo use encima para calcular no sé qué cosa del cobre, la soja y el tiempo, no puede tener otra finalidad que dejarme en evidencia de que no entiendo nada de economía (imaginate de matemática financiera).

Si estás caliente porque te sacan los subisidios no te la agarrés conmigo, corazón.

Pero bueno, igualmente, y sin que venga mucho al caso me gustaría desarrollar un poco una idea inspirada en alguno de los 2 millones de comentarios que le escuché a Lucas sobre el tema subsidios, en los 4 o 5 minutos en que lo vi anoche.

La cuestión de la declaración jurada y la renuncia a los subsidios, generalizada, es un golpe a la autoestima de quienes necesitan los subsidios.

Es que hay una dinámica en las relaciones interclases (?), que dificultosamente se pueda representar en los cálculos algebraicos de los cuadros técnicos del ministerio de planificación.

A saber: los pobres no quieren ser pobres. Lo cual incluye la necesidad de ser asumidos como no-pobres entre los no-pobres.

Si renunciar al subsidio entonces es una gesta casi patriótica, es también una distinción de superioridad de clase.

Foucault sostuvo (en Historia de la sexualidad) que el tabú del sexo era un invento burgués. Que la aristocracia tenía la "sangre" para distinguirse. Y que la burguesía, por su carácter revolucionario (por la movilidad social ascendente le diríamos hoy, a lo mejor) no tenía, como clase, un factor distintivo de superioridad.
El pudor y el moralismo en torno al sexo fue constituido, entonces, como ese rasgo de superioridad que empezaría a distinguir a los burgueses de la chusma, mucho más abiertamente cogedora (el énfasis es más en "abiertamente" que en "cogedora").

En la Argentina de hoy, y por el probable plazo de unas semanas por lo menos, los pequeños burgueses podremos adquirir nuestro certificado de "sangre". Renunciando al subsidio.
Y de paso les infringimos una nueva herida narcisista a los pobres subsidiados, a quienes todavía ni siquiera supimos explicarles que la AUH no es un regalo, sino la forma de saldar hacia adelante (retroactiva nunca) una deuda que teníamos: todo el mundo la cobraba, menos los que también la cobran hoy.

Unas boludeces enormes las que se me ocurren cuando ando con pocas horas de sueño. Y bueno, después de todo para qué se va abrir un blog uno, si no para poder ejercitar la boludez sin complejos.

De todos modos, yo ya hice mi renunciamiento patriótico.
Total, las boletas las tengo a nombre de la verdadera dueña de casa: mi mujer.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La "sintonía fina" como clave de una etapa


Omar propone hoy un análisis sobre la "sintonía fina".
Es, para mí también, un eufemismo. En otro posteo había usado la frase "corrección de las distorsiones". Son, creo, equiparables. La autoría corresponde también a la presidenta. Fue la promesa de campaña que les hizo a los industriales.

Para profundizar un poco en lo que tenemos hasta hoy: hay un primer bloque de anuncios de medidas (o guiños que pueden entenderse como señalamiento de medidas que se tomarán en adelante) que son "ortodoxamente correctas". De reordenamiento de la macroeconomía. Son las que ponen contentos a Paolo Rocca o Fulvio Pagani. El combate a la inflación está incluido acá. En rol estelar.

A pesar de que pueda usarse como el dulce con el que se engaña a los pobres o a los trabajadores. "Caramelos de madera" solía decir el fallido pronosticador (pero certero en las metáforas) Jorge Asís.

Quienes leen este blog (y se lo toman en serio, lo cual es bastante más complicado) sabrán que sin simpatía ni júbilo venimos sugiriendo desde hace un tiempo que parecería estar llegando el momento en que estas decisiones se volverían inevitables.
Pero nunca negamos, aún cuando aceptáramos la "inevitabilidad" (tomar con pinzas, significan las comillas), que las consecuencias no serían del todo agradables.

La presidenta encabeza hoy, a mi humilde (humilde) entender, la puesta en marcha de un conjunto de decisiones que remiten a un consenso previo. Tácito. Del que participan todos los dirigentes políticos (oficialistas y opositores, con la sola excepción acaso de Altamira, que como apologista de otro modo de producción, alternativo al capitalismo, no comulga con su lógica). Y, sobre todo, los dueños del capital.

El consenso implica que el ritmo de crecimiento de la economía argentina, con inflación de más de 20% y actualizaciones salariales de casi 30%, ya no da más de lo que dio.
Y que el proceso de acumulación podría ser puesto en juego por ese esquema, si no se corrige (que en el último año, además, profundizó los desajustes porque la devaluación nominal fue muy baja, lo cual significó una importante apreciación real, mientras que otros países emergentes parecen revertir ahora el proceso de revaluación cambiaria).
A ese consenso remiten los ajustes, las correcciones, la sintonía fina. Especulamos acá.

Los cambios en la relación del Gobierno con la CGT, por otro lado, soy remiso también a analizarlos solamente en términos políticos.
Las tensiones de hoy son un emergente de la relación capital-trabajo. Y de las exigencias del proceso de acumulación. De su sustentabilidad, sin crisis, que es lo que vuelve inevitables las correcciones.
El gobierno, mediador en las pujas distributivas, hoy cambia su postura y cierra un poquito más con el capital de lo que lo venía haciendo en los últimos años.
No culpo a nadie. El objetivo fundamental, siempre, debe ser evitar los shocks.

Una salvedad: al interior de las facciones del capital las posiciones para la etapa no son unívocas. Están quienes hubiesen preferido una devaluación brusca, para toscamente capitalizar la recomposición de márgenes en el corto plazo.
Se impone la postura alternativa. Previa "corrección de las distorsiones", intentar rearmar el colchón que permita amortiguar el paso a precios de las devaluaciones. La devaluación brusca, aparte de desastrosa en términos sociales, hubiese sido ineficaz en el mediano plazo, mismo para la propia salvaguarda de la acumulación de capital. Se impone entonces la racionalidad de la administración del tipo de cambio, aunque con aceleración respecto del año que transcurre. Volver un poco al patrón kirchnerista de los primeros años.

Y un detalle, no menor. En medio de todas esas alusiones a la "sintonía fina" la Presidenta no se privó de incluir en la discusión a la suerte de las utilidades. No sólo la cuestión de cómo distribuirlas y si por ley o por paritarias una parte debería ser captada por los asalariados o no.
Habló de márgenes de ganancia, como elemento clave en la competitividad. Habló además de remesas al exterior.
Algo es algo. Para los tiempos que corren, bastante.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Nueva etapa kirchnerista: "corrección de las distorsiones"


La magnitud que alcance la reducción de subsidios será decisiva.
Porque el recorte tiene implicancias en todo el esquema económico. Intentar venderlo como una mera corrección de una injusticia distributiva es un error.
Hay voluntad de recuperar el ortodoxo colchón fiscal, que (digamos) Néstor no se privó de usufructuar en sus años de gobierno.

Ya hablamos del efecto multiplicador de los pesos excedentes en manos de las familias que de recomponerse tarifas pasarán a dedicarse al pago de las mismas, actualizadas. Por lo tanto el efecto multiplicador se habrá neutralizado. O revertido.

El otro problema es el reacomodamiento de los precios de la economía. El lector y comentarista Riki Juarez nos había consultado algo relacionado con este tema.
Por supuesto que no estoy en condiciones de dar una respuesta definitiva.
Pero el factor de la "competitividad" industrial con los nuevos costos de energía (sobre diferenciación por tamaño de empresa y actividad, seguramente se trabajará) se entrecruzará con un elemento muy sensible: precios. Que es, además, salarios.

En viejos posteos lanzamos la hipótesis de por qué Moyano se había vuelto el principal enemigo de los dirigentes opositores más encolumnados con el capital (cuando clareaban los primeros amagues de la campaña electoral).

Significaba (Moyano) un escollo difícil de superar para el consenso que reinaba entre políticos, empresarios y el establishment en general. 
El ritmo de crecimiento de la economía argentina se volvía insostenible, y ponía en riesgo la sustentabilidad del proceso de acumulación (y concentración). Había que correr del medio a Moyano, para poder operar un reacomodamiento de precios y salarios. Vendido como plan de estabilización. Con corrección de distorsiones. Con planes presentables: fin de subsidios para ricos, estabilización de precios.

En dos etapas: primero reacomodamiento de precios de bienes y servicios distorsionados (aumentos). Después, moderación en la pauta de aumento salarial, seguramente recalentada por los movimientos de precios de la etapa anterior.

Un plan más racional de recomposición de márgenes que la tosca devaluación con la que en algunas facciones del capital se sigue simpatizando.

Este proceso, que surge de un explícito consenso entre la clase política y los dueños del capital, sin embargo, puede hacerse con diferentes ritmos. Y esto es lo que define qué grado de compromiso tiene con los intereses empresarios cada dirigente político en la etapa actual.

Para determinar, entonces, cuán cerca o cuán lejos se está en la actualidad de someterse a esa dinámica impuesta por los factores de poder más comprometidos con los patrones de acumulación de capital, habrá que medir cuán graduales pueden volverse las correcciones ortodoxas. Los ajustes.

El proceso, además, podría significar una buena forma de recuperar márgenes de acción para poder volver más eficiente un proceso de intervención estatal sin poner en riesgo la sustentabilidad en el tiempo. Es decir, evitando cualquier tipo de shock. De crisis.

Ahora bien, junto con esa corrección de las distorsiones (y me remito a palabras que la presidenta en un acto público usó ante empresarios como rúbrica de compromiso) que podrían indicarse como necesarias, no solamente es deseable que se actúe con gradualismo y con vocación intervencionista para decidir sobre quiénes debería cargarse el mayor o menor peso de las decisiones a los menores costos posibles.

También hay que pedir que se aproveche la coyuntura para corregir otras distorsiones de la economía argentina, en especial en las cadenas productivas.
Las empresas productoras de bienes básicos para el crecimiento de la producción industrial, con márgenes de rentabilidad extravagantes y con posición de mercado dominante, que les permite "operar" precios piden a gritos también intervención.
O el sector financiero, que usufructúa impunemente la informalidad de buena parte de la economía argentina.

Ahí reside la mejor oportunidad para darle algo de épica a la etapa que ya podemos bautizar como de "corrección de distorsiones", que no tiene aristas demasiado estimulantes para defender por ahora.  Y que se asume más como la inevitabilidad de un destino ya anticipado.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La "opción negativa" en el caso de renuncia al subsidio


La Ley del Consumidor contempla el criterio de "opción negativa". Como señala acá Marcelo Canton, la situación remite al caso de la tarjeta Diners, que envió a sus clientes una revista e incluyó su valor compulsivamente en los resúmenes. Quien no quisiera pagarla (ni recibirla) debía renunciar expresamente por carta. La Justicia falló en contra de la firma, y después, por ley, quedó establecido que no se podía obligar a un consumidor a renunciar a un consumo que no había solicitado expresamente.

Esta situación, sin embargo y a pesar del insólito intento, no es comparable con la situación de los subsidios y el mecanismo de solicitud de los mismos a través de declaración jurada.

En caso de que un usuario no conteste la declaración jurada por la cual debe solicitar el subsidio, y por lo tanto perdería el beneficio automáticamente, no quedaría encuadrado en el tipo "opción negativa".
Porque en esta situación puntual, el usuario debe solicitar se le otorgue un beneficio. De manera tal que si no contesta la declaración jurada, se estaría absteniendo de solicitar un beneficio, el cual dejaría de otorgársele.

No se lo estaría obligando a renunciar a un consumo para no cobrárselo (cosa que sí se encuadraría en la "opción negativa").

La vía judicial, al menos por  este lado, está bloqueada.
De todos modos, les deseamos buena suerte.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Los "retoques" al "modelo"


Decisiones de alto impacto mediático.
Tímida reducción de subsidios (por ahora), que puede ser un poco más grande en los próximos días, pero que difícilmente sea muy drástica.
El objetivo: mejorar las cuentas fiscales. Poner los ingresos en un nivel de equilibrio con los egresos, moderando estos últimos antes que ampliando los primeros.

Y algunas especulaciones:
El pedido de moderación sindical en la negociación salarial para las próximas paritarias, bajando las pretensiones nominales a un tope de 18% (con flexibilidad para negociar algún puntito más, calculo).
O la posibilidad de tomar deuda (por un porcentaje no mayor al 20% de los vencimientos del año próximo) para cerrar el programa financiero sin poner en riesgo las reservas, que de no mediar una brusca devaluación o un esquema que le vuelva a permitir al BCRA atesorar divisas en cantidades, casi seguro que no alcanzarían para cumplir con los pagos.

Son algunas medidas de tipo ortodoxo, de corrección de las "distorsiones", de recomposición de márgenes de rentabilidad, pero evitando al mismo tiempo que ésta recomposición se produzca por las peores formas. Por los caminos conocidos de las corridas al dólar, devaluación brusca, destrucción de stocks y riquezas, caída abrupta del poder adquisitivo y del consumo como freno parcial a la fuerza inflacionaria derivada de la devaluación, etc.

Medidas (las ortodoxas, correctoras parciales de "distorsiones") que pueden servir además para recuperar márgenes de acción. Para que la intervención estatal, generadora de "distorsiones", pueda ser más eficiente en materia de justicia social y redistribución del ingreso en períodos próximos. Y que incluso su implementación otorga márgenes de acción selectiva para redistribuir incluso los recortes y las pérdidas inevitables, como lo muestra el caso puntual de los subsidios.

La responsabilidad de gobernar un país es demasiado grande como para que un gobierno se detenga a preocuparse por batallas mediáticas por la instalación de sentido en torno de la palabra "ajuste". Chicanas sin sustancia y esquematismos paralizantes afloran en esa contienda de poca monta, divertida para nosotros, dilettantes opinólogos. Apenas eso.

Mientras en los ámbitos de tomas de decisión gana espacio cierto pragmatismo responsable.

Y por todo eso tal vez lo mejor sea tranquilizarse.
Mantener la frente alta, aún ante algún que otro renuncio, que así y todo, el periodo kirchnerista sigue (y si Dios quiere seguirá) albergando a los mejores gobiernos de los últimos 50 años. Por lejos.
Pero por eso mismo y para cuidarlo sería imperdonable fallar.

¿El fin de los subsidios? (sin cortes)




La entrada de ayer fue cercenada. Un caso de autocensura tardía.
Pero el amigo Omar se encargó de dejar registro escrito de algunas partes del posteo, víctimas de mi culposidad y arrepentimiento.


por todo esto es hasta esperable que el porcentaje de usuarios subsidiados tienda a volverse marginal. Y eso va a depender de algo que hasta ahora nadie especificó: qué criterios adoptarán Economía y/o Planificación para definir, a través del cruce de datos de ANSeS y AFIP, para determinar qué usuarios requieren subsidio y cuáles no.
El punto central: qué es considerado un ingreso bajo, que te haga merecedor de subsidio. 

En los comentarios, el lector Esteban llamó la atención sobre este particular, también.

Las líneas rescatadas por Omar hacían referencia a un caso hipotético, no imposible, pero que todavía permanece un poco lejos de ser oficializado.
La probabilidad de que el mecanismo de la declaración jurada obligatoria sea generalizado. Y que alcance a la totalidad de los usuarios del AMBA al menos en una instancia prioritaria.

Tengo igualmente la expectativa de que, como ha trascendido, la meta final sea reducir la cuenta de subsidios desde los algo más de 70.000 millones de pesos, hasta unos 50.000 millones en el primer tramo (1 año) de los ajustes, de modo tal que no sería necesaria una generalización tan amplia, ni un abandono deliberado de la prudente política de gradualismo.

Humildemente (cuándo no?), solicitamos con fervor que así sea.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿El fin de los subsidios?


Primero aclarar un punto: lo único que está confirmado es que se les cobrarán tarifas plenas de gas, luz y agua (con precio regulado, recordamos) a determinados usuarios. Bancos, casinos, principales industrias y usuarios residenciales que viven en countries de todo el país, y Barrio Parque y Puerto Madero en la CABA. Ahorro fiscal calculado (remarcamos: calculado) por recorte de subsidios: un poco más de 4.000 millones de pesos.
Un criterio con casi nulo cuestionamiento.

Un segundo punto a remarcar: el cuadro tarifario sigue vigente. No hay cambios. Solamente los mencionados usuarios quedarán exceptuados de percibir el beneficio de tener subsidiado un 70% aproximado del valor total de las tarifas.

Para el resto de los usuarios (la gran mayoría) se anunció también un programa de acción que va a modificar la relación de los mismos con las tarifas de servicios públicos y los subsidios. El programa se iniciará, con muy buen criterio, con 8 barrios de Capital y GBA, con un PBI per capita muy alto en relación al resto del país.

La idea que desde el gobierno se impone para reformular el enmarañado esquema es virar del criterio de subsidio a la oferta, al inverso de subsidiar la demanda. Focalizar el subsidio, al punto de personalizarlo.
No vamos a hacer valoraciones sobre algo que desconocemos, pero sí vamos a proponer algunos puntos para la discusión:

Primer punto: los subsidios a los servicios públicos nacen, no de la decisión de hacer justicia distributiva, sino de una posición más fríamente macroeconómica. Que consistía en bajar el precio pagado directamente por los usuarios en determinados bienes y/o servicios.
De manera tal que la modificación del contexto, gracias al alto crecimiento y a la recuperación general de la población de su poder adquisitivo en dólares, es lo que lleva al replanteo del asunto. Las tarifas de 2003 son inviables en la actualidad, porque por propio crecimiento de la economía, que implica también aumentos de costos de producción (el salario se cuenta entre ellos), el esfuerzo fiscal para cubrir la diferencia vía subsidios es inmenso.

Recortar subsidios es, entonces, reconocer que ya no se hace necesario mantener artificialmente más bajo el precio de los servicios afectados.
Como todo (llamémosle "derrame" si quieren) en cada intervención hay un efecto multiplicador. La plata que un usuario no gasta en tarifas la destina a la compra de otros bienes, que a su vez implican que al comerciante le aumenten las ventas, de modo que por ahí necesita un ayudante, lo cual hace que una persona que no cobraba sueldo hasta allí comience a cobrarlo, y así...
El recorte de los subsidios generalizado, también provocaría efectos contrarios en este factor multiplicador del que hablábamos.

Sin embargo, vinimos diciendo acá que ya se estaba volviendo más difícil de percibir el efecto virtuoso de las políticas expansivas, porque el poder adquisitivo extra en manos de clases medias y altas iba a aumentos de precios y (directa o indirectamente) a compra de dólares.
Otro elemento, entonces, para desestimar parcialmente el argumento del efecto multiplicador.

Ahora bien, cambiar el criterio de la universalidad por la focalización ya trae aparejadas algunas dificultades. Por ejemplo, en el cálculo de los subsidios a liquidar. Y sobre todo, en las previsiones.
Porque es muy difícil saber por anticipado cómo va a afectar el aumento de tarifas en los consumos de los usuarios, y cómo esto a su vez impactará en la ecuación microeconómica de las empresas, de modo que obtengan algún excedente extra que les permitiría afrontar ellas mismas el subisdio de las tarifas para quienes las necesiten. Un ejemplo mínimo.
Pero también la dificultad para ver de qué modo se disponen y financian las inversiones en infraestructura que permitan sostener el crecimiento diferenciado de la demanda entre los que pagan tarifa plena y los que siguen recibiendo subsidio. Temas muy complejos. Y repito: difíciles de prever. Nada, sin embargo, que no pueda atenderse con trabajo.

Un último punto: discutir en serio si se trata o no de un ajuste es perder el tiempo. Porque se trata casi de una cuestión gramatical.
Acá ya plantamos postura hace bastante: el objetivo de desarmar el esquema de subsidios es mejorar la performance fiscal, corregir el sesgo exagerado de la expansión (en términos ortodoxos). Esa es la realidad, que como se dice habitualmente, es la única verdad.

martes, 15 de noviembre de 2011

Super Moreno

Quienes leen habitualmente este blog saben que no soy muy partidario de seguir enfrascados en la disputa por el sentido contra el dispositivo mediático, también conocido como la "corpo", o en su defecto la cadena nacional de medios privados, también llamados medios hegemónicos o directamente grupos monopólicos (con indebido uso del plural).

Pero hay cosas que superan la paciencia de cualquiera.
No es que crea que una tapa de un diario pueda causar grandes efectos. Me desengañé bastante del poder de fuego de los diarios, que en algún momento creí invencible. Tampoco creo, en el otro extremo, que sus operaciones sean inocuas.
Aparte le agregué a mi concepción algunos elementos que antes suponía que no participaban de la mezcla: la casualidad y la estupidez.

Así, ruego que se entienda que mi comentario sobre esta nota de Clarín de hoy, no va más allá de ser una manifestación de perplejidad ante el alcanzado paroxismo de la pavada al cual no creía que fuera posible llegar con tanta fluidez, y con tanta necesaria complicidad de lectores cándidos.

Decir que Moreno (el polémico secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno) pudo haber frenado los movimientos especulativos llamando por teléfono a las casas de cambio y a "operadores" de la city, para "ordenarles" (repito: ordenarles) que bajen la cotización del dólar informal (es decir, el que venden los arbolitos y las cuevas, en negro, sin que consten registros en ningún lado, a tipos que por lo general no pueden justificar sus ingresos y llevan a cabo estas operaciones a los fines de lavar plata), y que además se sugiera que con esos llamados Moreno logró amedrentar al pequeño grupo de supuestos especuladores, que en lugar de cagársele de risa en la cara abandonaron la conspiración urdida en las sombras y decidieron (los operadores!!!!) bajar el precio del dólar marginal, como si el precio del dólar marginal fuera decidido por tres o cuatro tipos que se miran entre sí y dicen: ¿a cuánto lo cobramos hoy?... No. No se puede creer.

Y hago hincapié en la teoría conspirativa de la especulación contra el tipo de cambio, entendida como el accionar mancomunado de pocos agentes que se pusieron de acuerdo para hacer valer sus ventajosas capacidades de actuar para desestabilizar las intenciones del gobierno en materia de política cambiaria, no porque yo crea realmente que estas cosas suceden así, sino porque es lo que se desprende de la opinión de un tipo que dice que Moreno con unos cuantos llamados telefónicos durante una tarde puede conseguir tal proeza.

A quienes se crean esta fábula, sin embargo, cabe hacerlos entrar en razón, demostrándoles no ya la candidez extraordinaria y la credulidad suprema de la que son lamentablemente capaces, sino la estupidez más grande de denostar al "super héroe" que con uno o dos teléfonos fue capaz, en medio día, de desactivar la operación especulativa urdida en las sombras por grandes especuladores que intentaron hacer subir bruscamente el tipo de cambio para recomponer márgenes de ganancias a costa de restarle poder adquisitivo a los salarios en general.
A un tipo así, en lugar de denostarlo, criticarlo "por sus modos", habría que hacerle un monumento.

Por supuesto, si (y sólo si) toda esta fábula fuera cierta...

viernes, 11 de noviembre de 2011

Un guiño a Mancuso


Escuché, hace poco, un chiste sobre Scioli. Un chiste irrelevante. Hacía referencia (no me lo acuerdo bien) a algo que habitualmente, y en serio, se dice sobre Scioli.

Que no es "progresista". O que es "de derecha". Incluso, para algunos esquemas de análisis político, vale aclararlo, las dos cosas (no ser "progresista" y ser "de derecha") son lo mismo.

Yo, por mi parte, me declaro inocente de tal prejuicio. Las virtudes intrínsecas del progresismo a mi carácter pendenciero le pasan totalmente desapercibidas. Y las alusiones a la derecha, en sí mismas (quiero decir, como meras alusiones), tampoco me asustan.

Por algunas cuestiones que no vienen al caso supe hace poco que la decisión aprobada por ley, y por voluntad expresa de Scioli, de que tanto los hospitales públicos, las obras sociales y las prepagas se hagan cargo sin costo para los pacientes de los tratamientos de fertilidad en la provincia de Buenos Aires, al menos en el tramo que afecta a las prepagas, se cumple. Funciona bien.
Una decisión bastante audaz, no exenta de cierta simpatía católica chupa-cirio (con la salvedad de que no cae en el fundamentalismo de considerar que si el hombre y la ciencia tienen que intervenir se contraria la voluntad de Dios), no con mucho rédito político (pensemos que son pocas las familias que requieren tratamientos como esos), pero que apela a una sensatez en cuanto a la fundamentación que inhibe la posibilidad de que nadie se caliente mucho por hacerle lobby en contra.

Decisiones como esa, en algunas provincias con gobiernos "progresistas", no se consiguen. Tal vez, porque sus mandatarios estén más preocupados por la organización de los soviets. O más verosímilmente, porque sean más permeables al lobby de las empresas de salud, grandes financiadoras de cuadros políticos "propios".

Aparentemente, anda deambulando por algunas comisiones del Congreso un proyecto de ley nacional sobre el tema.
En cualquier caso, el ex-motonauta y ex-menemista, hombre de "derecha", y ferviente católico, habrá sido el pionero en la instauración de un derecho que pone en pie de igualdad frente a un tema tan sensible a las familias pobres y a las familias ricas.
Con cargo al Estado para el primer caso; con cargo a las empresas de salud, en el segundo.

Sin caer en alabanzas desmedidas al sciolismo, que (como dicen algunos amigos míos) no existe, usamos el caso para poner, una vez más en cuestión ciertas ideas que, por esquemáticas, no siempre se ajustan del todo a la realidad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

A favor (un poco) de los subsidios


Artemio López, en uno de sus habituales arranques de populismo irredento, llama la atención sobre algo que acá señalamos oportunamente (aunque ya no podamos localizar dónde): el efecto multiplicador de los subsidios. O para decirlo mejor, de la plata que queda en los bolsillos de los consumidores, lista para ser gastada en otras cosas, gracias a que los subsidios liberan (a los mencionados consumidores) de tener que aplicarla en los gastos subsidiados.

Casi que por ese esencial motivo puede considerarse a la poda en los subsidios como un ajuste. ¿Para qué engañarnos con eufemismos?
Inisistimos una vez más entonces, para ver si podemos evitar que cunda la confusión.
El problema principal con los subsidios es el elevado monto alcanzado, y su tendencia al crecimiento casi exponencial, que los vuelven fiscalmente insustentables en el tiempo.

Ahora, esto no quiere decir que la decisión de empezar a recortar no tendrá costos. No sólo políticos. También económicos.

Un tema más ,que a nadie parece ocurrírsele a la hora de debatir el asunto. Es falso que los subsidios se concentran en el AMBA exclusivamente.
Un caso concreto: las transferencias que el Estado hace a la empresa ENARSA para que financie la compra de gas licuado y su regasificación sin que esto impacte en las facturas; o las compensaciones que la misma empresa paga a las generadoras y distribuidoras de alta tensión para sostenerles los costos de generación que no se traducen en el precio que el consumidor final paga por KW. Por lógica, nadie puede saber en la instancia de generación o de regasificación qué usuario de qué localidad terminará consumiendo el producto una vez que este llegue a boca de domicilio. De manera que si estos montos en subsidio dejasen de ser aplicados el impacto redundaría en aumentos tarifarios para todo el país. Y probablemente en una proporción mayor en algunos lugares del interior que en la CABA. La economía tiene esos caprichos.

En resumen, ¿puede pensarse seriamente que la eliminación de esos subsidios no impactará de lleno en los precios que afronten no solamente los ciudadanos de la CABA y el GBA, sino los de todo el país (incluso los consumidores de garrafas)?

La eliminación total de los subsidios es una idea afiebrada que solamente puede ser levantada por medios de comunicación afectos al sensacionalismo.

Desde acá proponemos, no solamente la gradualidad, como principio rector mantenido a rajatabla, sino la necesidad absoluta de sostener algunos subsidios, aún cuando el proceso de reformas en el esquema estuviera concluido, con la finalidad superior de compensar las diferencias estructurales que hacen, por ejemplo, que en condiciones de lo más amigables para con las leyes del mercado, cualquier servicio público salga, por razones estrictamente económicas, más barato en Recoleta que en Formosa.

Sabemos de la futilidad de nuestra recomendación. Estamos seguros de que el Gobierno tiene clarísimo esto, y sin hacerle caso al lobby irresponsable, así lo hará.