viernes, 22 de junio de 2018

Sampaoli

La situación de la selección argentina puede evaluarse, para mí, en tres planos.

El primero, los hechos puntuales referidos al resultado de ayer. El error increíble de Caballero (un arquero del cual se justificaba su titularidad en base a su supuesta capacidad para jugar con los pies).

Digresión: entiendo que en el segundo gol, el de Modric, la respuesta de Caballero tampoco está a la altura de las circunstancias. La pelota fue al palo más cercano a la posición del arquero, que se tiró directamente, sin dar el paso lateral necesario para darse impulso y llegar más lejos. Si nos fijamos, la pelota hizo la comba de afuera hacia adentro, no entró tan pegada contra el palo como pareció en la primera impresión.

Caballero fue sostenido como titular por Sampaoli, a pesar del consenso periodístico y del público, de que tenía que atajar Armani.
Es lógico que, aparte de Caballero, se lo culpe a él.

Digamos que, de todos modos, llegamos al Mundial con un arquero de 38 años, sin mucha actividad en su equpio, y que tenía dos partidos en la selección. Y otros dos arqueros que ni siquiera debutaron en la misma, uno de los cuales (el preferido de todos) tenía incluso su primera convocatoria justo para el Mundial.
Es fácil decir ahora que si hubiese atajado Armani esto no hubiera pasado, pero es incomprobable. Con ninguno de los tres había reales garantías. Y, más allá de la elección de Sampaoli, este es un problema entre coyuntural y permanente del futbol argentino.

Otro plano es el de la actuación posterior al "gol de Caballero". Notable bajón futbolístico de un equipo que, se notaba, no confiaba en la capacidad de dar vuelta el resultado.
Y esto, a mí entender, guarda relación con lo que es el volumen de juego ya habitual de esta selección.
Le cuesta muchísimo crear situaciones de peligro, mucho más cuando los rivales hacen lo que podía imaginarse que Croacia haría después del gol: meterse atrás.

Es decir, aunque tuviésemos al Arquero perfecto, estaríamos complicados para clasificar, porque nos cuesta mucho hacer goles. Y no porque nuestros delanteros estén en racha negativa, sino porque no generamos juego. La posesión es lenta, los jugadores trasladan demasiado, les cuesta controlar la pelota (por deficiencias técnicas en algunos casos), no juegan de primera, no se animan a acercarse para jugar en espacios más reducidos y abrir la posibilidad de cambiar de frente para generar sorpresa en el espacio vacío creado, y bueno, el juego se vuelve previsible y fácilmente controlable.

En todo eso, sobrevuela la responsabilidad del técnico como factor más estructural que la simple coyuntura del gol inconcebible que se hace Caballero.
Y sí.

Pero Sampaoli no bajó con un plato volador en el predio de la AFA en Ezeiza y se hizo técnico de la selección por la fuerza.
Lo fueron a buscar a Sevilla. 
Chiqui Tapia, después de expulsar a Bauza, lo propuso diciendo que era el mejor técnico, o una exageración parecida. Hasta, dicen, tuvo que poner de la suya para resolver su situación con Sevilla, que no lo quería largar.

La AFA, cual su costumbre de estos tiempos, complicó más todavía su situación financiera, ya que llegó a tener contrato vigente con 3 entrenadores.
Porque antes de eso, habían echado a Bauza, al que la dirigencia (Armando Pérez, presidente de facto) había contratado, después de un casting del que participaron unos 10 entrenadores.

Y antes, (hace ya la friolera de dos años!!!) habían hecho renunciar a Martino, queriéndole modificar el cuerpo técnico sin su consentimiento y dejándole de pagar el sueldo.

En ambas ocasiones, el oportuno difundidor de audios Diego Simeone, rechazó la oferta de asumir el cargo para el cual velada y desvergonzadamente hoy se postula, cual salvador.

La fayuteada que terminó con la renuncia de Martino, recordemos, se originó en la indignación colectiva por el hartazgo de perder finales (habíamos perdido con Chile por penales la final de la Copa América), que los dirigentes, faltos de la templanza necesaria para mantenerse al margen del clima de opinión, transformaron en decisión.

La situación actual de la selección en el mundial está muy emparentada con esta seguidilla, por la cual los emisarios del presidente que gobiernan hoy la AFA con el supuesto objetivo de "cambiarla", deberían ir hasta la tumba de Grondona, a pedirle disculpas por el desastre que hicieron en nombre de esos "cambios", para justificar los cuales no dudaron en denunciar a quien en vida había sido el mentor de muchos de ellos.

Ojalá que esta experiencia nos haga aprender que no se puede hacer siempre las cosas tan mal.