Este gran texto de Martín me motiva a algunas reflexiones.
En algún momento el kirchnerismo deberá entender que no le hace nada bien al país seguir propiciando el enfrentamiento de progres contra progres.
Hay mucha gente dispersa por ahí que lo único que necesita es que los dejen votar en paz. Que no los troskeen. Que no les pidan que se definan ideológicamente todas las semanas. Y por ahí, terminan votando a Kirchner.
El kirchnerismo deberá asumir algún día que su fortaleza reside en ser el partido del orden (algo así dijo alguna vez Lucas Carrasco). Mal que le pese.
De cara a una campaña proselitista, no asumirse así equivale a licuar el máximo capital político, a desaprovechar las mayores ventajas competitivas. El kirchnerismo agarró un país incendiado y lo devolvió a una senda de relativa prosperidad económica. Las "convulsiones" políticas actuales, son paz de cementerio comparadas con la media de la historia argentina.
El voto que puede ser decisivo, paradójicamente se decidirá cerca del comicio, sin debate acalorado, en soledad individual. Y lo decidirán tipos que putean a los Kirchner en cuatro idiomas. El campo de batalla no es el de la opinión pública, sino el de la introspección individual. Y esa batalla solamente se puede ganar en silencio y no a los gritos. Por ahí es tarde, ya. Por ahí, no.
1 comentario:
El incremento de una imagen negativan entorpece la posibilidad de una resolución favorable del ballotage
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