viernes, 6 de mayo de 2011

Fuga de dólares


Hay un tema que ha sido muy cercano a los argentinos a lo largo de la historia: la "fuga de dólares".

El dato, sin embargo, en el actual contexto económico argentino no tiene el tono crítico que suele pensarse.

Podríamos simplificar la cosa de la siguiente forma.
Existe un saldo de comercio exterior: dólares que entran por exportación, y dólares que salen por compras de productos extranjeros. Ese saldo de divisas que hoy es positivo se ve sometido a vaivenes financieros: empresas nacionales que pagan deudas contraídas en el exterior o remesan utilidades a casas matrices residentes afuera, por ejemplo. Por el otro lado, pueden generar ingresos de divisas, cobrando remesas de facturación en el extranjero o pueden contraer nueva deuda en el exterior (deuda externa privada).

Al mismo tiempo, entidades de cualquier tipo desde ahorristas hasta brokers financieros, empresas o bancos, colocan sus excedentes. Pueden invertir en el extranjero, cancelar deudas en el exterior, ponerlos a "resguardo" en un banco suizo, o pagar un seguro de retiro en Nueva York. Haciendo salir dólares.
O desde el extranjero traer sus excedentes al país para invertir en un pool de siembra o en un fideicomiso para la construcción de viviendas de lujo en Puerto Madero, o comprar acciones de Tenaris o bonos de deuda del estado cordobés. Haciendo, de este modo, entrar dólares.
También está la inversión de capital, como parte de estos rubros: empresas argentinas, como Arcor, pueden llevar dólares de acá para ampliar su planta en Brasil. O empresas extranjeras, como Bangho, pueden instalar  plantas en San Luis o en Tierra del Fuego.

Todos esos movimientos componen la balanza de pagos, que es el registro contable de las entradas y salidas de divisas de un país y que se compone de: balanza comercial, que a su vez forma parte de la cuenta corriente (en la que a los datos de exportación e importación se le agregan remesas, pagos de seguros, etc.) y cuenta financiera que contabiliza los movimientos financieros propiamente dichos (inversiones, pagos o suscripciones de deuda, etc.).
Cada crédito se equilibra con un débito.
De manera tal que no hay, en términos contables, balanza de pagos superavitaria o deficitaria.

El ítem que da cuenta de los saldos son las reservas internacionales en poder del BCRA.

Entonces, más allá de que los montos de salida de dólares del país puedan suponerse monstruosos, el verdadero dato crítico es el comportamiento de las reservas internacionales. Mientras éstas crecen, cualquier "fuga" está financiada externamente (y sobra, por eso se acumulan reservas).

Algunas de las vías de salida de divisas son formaciones de capital en el extranjero. Por ejemplo, cuando el Estado paga vencimientos de su deuda externa a no residentes en el país, salen divisas, pero al mismo tiempo se cancela una obligación, lo cual clausura una vía de salida de dólares futura.
Por el otro lado, un ingreso de divisas puede significar una formación de capital extranjero en el país que anticipa futuras salidas (por ejemplo, entran dólares cuando pido un crédito, lo cual anticipa que en el futuro empezarán a salir).

Por eso, títulos marketineros como que "la fuga de divisas es mayor a la de 2001" o parecidos, no aportan esencialmente nada a ninguna discusión seria.

1 comentario:

Benito dijo...

Clarísimo! Muy didáctico Mariano..