En una entrada anterior tratamos el tema de la "política energética" (usando a regañadientes el término).
Obtuvimos comentarios de lectores que impugnaban parcialmente las apreciaciones. Sobre lo dicho en esos comentarios intentamos ahora colocar matices.
Primero, el lector Cuindich, nos llamó la atención sobre la estructura del mercado de los combustibles, instaurada en los 90, sin corrección hasta hoy, salvo por algunos "parches".
El primer punto toca a las retenciones móviles que rigen sobre la exportación de petroleo, lo cual hace que el barril tenga un precio casi fijo en el mercado interno. Se paga por el mismo 48 dólares (está más de 80 en el mercado internacional). Nos dice Cuindich que las empresas mismas dicen que producir ese barril les cuesta 12 dólares, de lo cual se deduce que los márgenes son enormes.
Sin embargo, hay que pensar que para la fijación del precio interno del barril de petroleo influyen varios hechos.
Primero, hay algunas empresas que abarcan toda la cadena. Es decir, refinan para obtener combustibles el mismo petroleo que extraen del suelo. Pero aparte compran petroleo de otras explotaciones concesionadas a otras empresas.
Entonces, los márgenes de la extracción de petroleo, de la refinación, y de la comercialización afectan los intereses de distintas empresas que operan en distintas condiciones. El precio bajo, en detrimento de los márgenes de quienes extraen y en favor de quienes refinan podría reproducir en el plano de la extracción la concentración de mercado que hay en el ámbito de la refinación.
Aparte están las regalías que las empresas pagan a las provincias, sobre el valor del petroleo que comercializan. Cuando la 125, Das Neves, gobernador de una provincia petrolera, intentó poner en el tapete el debate sobre el régimen de retenciones móviles que afectaba a la actividad. Según su opinión, la fijación de precios por debajo de los de mercado tenía por objeto bajar el monto imponible para las provincias, en favor de un aumento de la recaudación fiscal nacional.
Bajar más, entonces, el precio del barril de crudo, generaría tensiones y rispideces en todos esos frentes, lo cual es motivo de prestar especial atención para equilibrar la distribución de excedentes entre todos: empresas de distinta actividad, consumidores, estado nacional y estado provincial.
El otro punto es el de la exportación de naftas, cosa que usufructúan casi sin condiciones las empresas que refinan.
En este punto hay que atender una cuestión estructural del mercado argentino. Acá, se consume mucho más gasoil que naftas. En una proporción de 3 a 1, más o menos. Sin embargo, las refinerías no pueden trabajar con esa proporción. Producen en cantidades mucho más equilibradas los distintos productos.
Lo cual hace que la facilidad que obtengan las empresas para colocar sus saldos exportables de naftas estará ligada fuertemente con la posibilidad que tengan de producir gasoil en cantidades más cercanas al abastecimiento del mercado interno.
En cambio, sin condiciones para colocar saldos exportables de naftas de manera conveniente, mayor necesidad de importar gasoil.
Sigue después...
1 comentario:
Mariano, me pasás tu mail?
El mío es lucas-carrasco@hotmail.com
Tengo que hacerte una consulta.
Abrazo.
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