Una polémica de poca trascendencia innauguró el suplemento I-eco, a través de una nota de Miguel Braun. En la misma, el autor, expresaba que el 50% del ingreso de un asalariado se va en impuestos.
La AFIP le respondió, marcándole algunas cosas, y Braun reafirmó con otro artículo (que es el que citamos) lo dicho en el primero.
Lo llamativo del planteo de Braun está en que considera los aportes patronales como un impuesto sobre el trabajo, sin descontar las transferencias que se devengan de tales aportes en materia de seguridad social.
Pero independientemente de la ecuación final (que es muy difícil de llevar a cabo porque cada trabajador se encuentra en una situación particular respecto de este tema: algunos tienen obra social, otros prepaga, unos tienen el grupo familiar incluido, otros están solos, cobran asignaciones o no las cobran, etc., etc.), lo que importa es el concepto: los aportes patronales son sumas que se calculan como porcentajes del salario bruto de cada trabajador, que directamente las empresas aportan a la seguridad social (no confundir con los descuentos que se hacen sobre el salario bruto para aporte jubilatorio, obra social, asignaciones).
Considerar los descuentos como un impuesto al salario es un poco discutible, sobre todo si no lo compensamos con el cálculo de las transferencias que por tales conceptos recibe el trabajador. Pero encima incluir, en este concepto amplio de impuestos al trabajo, a los aportes patronales ya nos mete de lleno en una discusión más compleja todavía.
No hay pruebas que verifiquen que una disminución en los aportes patronales vaya a redundar en mejoras salariales. De hecho, las experiencias pasadas nos muestran que el nivel del aporte patronal incide más directamente sobre la tasa de ganancia que sobre el nivel del salario.
Es posible, sí, que el aumento o disminución de estos "costos laborales" modifiquen las perspectivas en cuanto al ritmo de generación de empleo, y los niveles de productividad (que son un cálculo que mide cuánto le cuesta a un empresario, en horas hombre, producir determinada cantidad de producto), pero no tienen incidencia clara sobre el nivel salarial, que está más relacionado con aspectos externos a la ecuación microeconómica de la empresa.
O sea, los aportes patronales son más un impuesto al capital que al salario, lo cual se verifica más aún toda vez que les sirven a las empresas para desgravar parte de lo que pagan de IVA (que de todas formas se lo transfieren igual al consumidor).
2 comentarios:
opino como tu! muy buen info financial help
Can I link to your post?
Thanxx
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