viernes, 12 de noviembre de 2010

Deuda pública: otros enfoques


Uno de los puntos derivados del post en el que hablábamos de la deuda es el que vincula la actual ratio stock de deuda/PBI (48,6%), con la de principios de 2001 (54%). O la comparación lisa y llana de los stocks: 156.000 millones ahora (serán 152.000 millones a fin de año), 144.000 millones en 2001.

Digamos: la deuda es más baja como porcentaje del PBI, pero poco, y en términos absolutos el stock actual es de 12.000 millones de dólares más.
Pensar en 2001 causa un poco de temor, aparte, porque en 2002 y como consecuencia de lo ocurrido aquel año, el entonces presidente Rodríguez Saa anunció que Argentina entraría en cesación de pagos (no porque el puntano fuera un héroe de la lucha contra el establishment financiero, como quiso hacer creer con algún gesto ampuloso, sino, más pedestremente, porque no podía pagar, no había guita).

Entonces, se puede pensar, ¿qué diferencia radical hay entre la situación actual y la de entonces para que estemos tan seguros de que no vamos a entrar en default de nuevo en el corto plazo?

El tema es así. La ratio deuda/PBI es un indicador de aproximación, pero que deja en la oscuridad muchas cosas que son mucho más importantes respecto de la capacidad de pago de un país.

El problema de 2001 no estuvo relacionado con que el stock de deuda era mayor al que la estructura productiva de Argentina podía someterse.
El origen del default estuvo en el esquema macroeconómico y la exposición en que el mismo dejaba a la Argentina al flujo de dólares negativo que era marca de aquel entonces.
Argentina tenía un problema: el dólar era barato, lo importado era barato, y todo esto confluía en una salida de dólares que no se compensaba con nuevos ingresos. 1º escollo entonces: salida neta de dólares por propia dinámica del sector privado.
Encima de ese colchón de espinas el Estado tenía que afrontar vencimientos de deuda. O sea, hacer salir más dólares todavía.

El bajo nivel de actividad económica hacía que la recaudación del Estado, en pesos, fuera reducida, a tal punto que ni siquiera alcanzaba para pagar gastos corrientes. Pero aún si hubiese contado (el Estado) con los pesos suficientes no hubiera podido hacerse de los dólares necesarios para pagar los vencimientos de deuda. Las reservas del Central se evaporaban por 3 vías:
más importaciones que exportaciones,
fuga de capitales (las privatizadas por ejemplo, derivaban sus utilidades en dólares a sus casas matrices)
y vencimientos de deuda que el Estado afrontaba.
Chicana adicional: directa o indirectamente, siempre se paga con reservas. Siempre, pagar deuda externa es mandar dólares desde Argentina a otro país.

Esta situación confluía en que el estado tuviera:
Necesidad de refinanciar vencimientos.
Necesidad de tomar deuda para pagar gastos corrientes.
Necesidad de tomar más deuda para hacer entrar dólares y aunque sea depositarlos en una cuentita para que el Central tuviera reservas necesarias para sostener el sistema financiero.

Ese flujo (el ingreso de dólares vía toma de deuda que era la única forma que se podían hacer entrar) es el que se cortó en 2001. Por eso el corralito. Por eso la bomba explotó en el ámbito doméstico primero. Por eso, se cortó la cadena de pagos interna, y recién después tuvimos (el Estado) que cortar la cadena externa. Para no seguir quedándonos sin dólares (ya casi no había más).

Entonces, para ver si es mejor o no la situación de la deuda pública ahora, habría que medir en qué relación la deuda aumenta, y qué comportamiento paralelo tienen las reservas del Banco Central.
Y más precisamente, tal vez, ver cuáles son los montos de vencimientos de deuda en dólares que hay que afrontar, digamos, en los próximos dos años, y ver  las perspectivas de corto plazo para las reservas internacionales, que en lo que va de este año aumentaron un valor neto de 4.000 millones de dólares aproximadamente.

4 comentarios:

el de adentro dijo...

Hola Mariano,
Una lección muy importante del 2001 es que trayectorias que fueron sustentables durante un tiempo pueden dejar de serlo ante modificaciones en el escenario. Los 3 puntos que vos mencionás como responsables de la evaporación de reservas (déficit comercial, pago de deuda, remesa de utilidades), o sea, la cuenta corriente, fueron deficitarias durante todos los '90, pero fueron compensados por el ingreso de capitales. El problema se generó cuando los capitales dejaron de entrar. Hoy en día, nuestra cuenta corriente es superavitaria (y ese es el mejor reaseguro que tenemos contra una eventual crisis), pero tampoco estamos exentos de un shock externo (por ejemplo, una combinación de crisis y devaluación en Brasil sumado a una caída en precios de materias primas) que nos mande la cuenta corriente otra vez al rojo. En ese caso, tendríamos problemas para pagar la deuda de nuevo....

Mariano dijo...

Es tal como lo decís, El de adentro.
Pero habría que agregar una cosa, que tampoco estaba en el post.
En los 90 la cuenta corriente deficitaria se hubiera podido equilibrar con devaluación. El problema de origen fue el tipo de cambio fijo.
Teóricamente soportado por la idea de que el resultado de cuenta corriente no es relevante. Idea que surge en la década del 70 con la apertura del mercado de capitales. Con libre flujo de capitales, no es necesario que las divisas entren por las vías "tradicionales". Pueden venir por la cuenta financiera.
Fijate lo paradójico: esta teoría nació junto con la libre flotación de los tipos de cambio, que antes no existía.
En los 90, en Argentina, se la combinó con tipo de cambio fijo. Haber salido de ese cerrojo monetario, da un margen de maniobra mayor ante shocks externos como los que describís. No exentos de costos, obvio.
Nada nunca está exento de costos.
Y Argentina tiene un problema adicional que limita también el uso de esa herramienta: la historia inflacionaria y la predisposición psicológica a tener comportamientos elásticos a la suba del tipo de cambio. En Brasil se devalúa el real 20% y la vida sigue más o menos igual. Acá se devalúa igual el peso y hay corrida seguro.
Pero a pesar de tal problema, que un poco limita el uso de la política cambiaria como factor de estabilización de las cuentas nacionales, siempre es mejor tener a mano la herramienta que dejarla lisa y llanamente en manos de la FED.
Un abrazo, y gracias por comentar.

Contango dijo...

Estimado Mariano, muy interesante tú planteo. Igualmente tengo una duda; el ratio que expones del 2001 es correcto?, pues se desprende de este planteo que a igual ratio y en términos absolutos igual deuda, el PBI del 2001 seria igual al del 2010. No entiendo donde quedarían los años de crecimiento del PBI. Seria interesante sumarle a esta idea el stok de deuda tras el proceso de combertivilida, 190 Billones de dólares. Con respecto a las letras intransferibles dadas al BCRA, me parece que te falto mencionar la del pago al FMI. Terminado, seria un tema interesante a tratar, el mecanismo para que el tesoro nacional no compute como saldo de duda las mantenidas con el BCRA, por un lado es positivo que el banco central no las compute como acreencias pero el hecho de que figuren con deudas del tesoro refuerza la teoría de autonomía de BCRA. Saludos

Mariano dijo...

Contango: la ratio deuda/PBI, según fuentes periodísticas, de principios de 2001 era 54%. El stock de deuda, 144 mil millones.
Calculo que serán correctos esos números, pero son de fuentes periodísticas.
Las diferencias no son muy significativas por separado, pero en conjunto sí muestran un PBI actual mayor.
Y no te olvides de la licuación que sufrió con la devaluación de 2002. La recuperación se completó en 2007 recién, creo.
Abrazo.