martes, 2 de noviembre de 2010

Productividad y fracturas intra-clase

Una de las claves para alcanzar el desarrollo en el capitalismo es la productividad.
Cuanto mayor sea la cantidad de unidades de producto obtenidas con la misma cantidad de horas-hombre de trabajo, más cerca se está del desarrollo.

Alcanzar una mayor productividad tiende a modificar la "composición orgánica del capital". El "costo" de la fuerza de trabajo incidirá menos en el producto obtenido. El capital fijo gana proporción. La tecnología hace al hombre más productivo. Menos horas-hombre, entonces, consiguen confeccionar mayor cantidad de unidades de producto.

Si con igual cantidad de horas-hombre se consigue más producto, paralelamente y en el mismo acto, pagando igual salario se consigue más producto.
El "costo" laboral (salario más aportes) será menor en relación al precio del producto obtenido. Pero paradójicamente, el salario del trabajador más productivo podría intercambiarse por más cantidad de unidades de producto.

Sin embargo, podemos salir un poco de la empresa, y ver el funcionamiento macro del sistema en que cada unidad productiva es apenas un engranaje.
Para que estos salarios de trabajadores productivos y calificados sean considerados altos hay que valuarlos (como todo) en términos relativos.
La mejor medida para establecer el valor de un salario es la cantidad de canastas básicas de consumo que se puede comprar con él. Acceder a una canasta de consumo es garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo atemporal e intergeneracionalmente (el sistema necesita que el trabajador alimente, cuide la salud, eduque a sus hijos para que puedan en un futuro desarrollar actividades productivas).

Entonces, un salario de un trabajador muy productivo que opera en actividades de tecnologías complejas será alto en tanto su valor pueda intercambiarse por un número elevado de canastas de consumo. Para que esto sea así, debe haber indefectiblemente trabajadores cuyos salarios no tengan valores tan elevados, ya que un elevado costo laboral en la producción de determinados bienes y servicios alteraría la relación entre salarios altos y canastas de productos.

Durante la convertibilidad el espectáculo de este proceso al que grandilocuentemente llamamos "fracturas intra-clase" fue evidente. Asalariados del área de servicios consumían alimentos boutique importados, usaban perfumes y cosméticos exóticos, viajaban por el mundo de vacaciones, se hacían intervenciones quirúrjicas estéticas, al tiempo que otros se pauperizaban al extremo de no tener ni cobertura mínima de salud, por ejemplo, y un "tercer grupo" se quedaba afuera de todo.
Un esquema como el de la convertibilidad brindaba condiciones óptimas para el desarrollo de tal proceso. Sin embargo, es un proceso que es inherente al capitalismo.

La intervención del Estado en la economía debe operar sobre esta cuestión.

6 comentarios:

oti dijo...

Mariano, más importante que la productividad en el punto de producción es la productividad en el medio en el que está ese punto de producción.

¿Hay caminos, FF.CC., subtes para trasladar rápido y cómodamente a los trabajadores?.

¿Tienen los hijos de los trabajadores buenas escuelas, centros de atención, hospitales?

¿Tienen las casas de los trabajadores la infraestructura adecuada sanitaria, gas, electricidad?

Hay que mejorar todos estos aspectos que hacen al desempeño productivo de la sociedad.

Mariano dijo...

Es un muy buen punto ese, Oti.
Difícil de cuantificar en términos de productividad, eso sí. Pero muy buen punto.
Abrazo.

Benito dijo...

Mariano, hay algo en el ante último parrafo que me hace ruido. Esa desigualdad inherente ¿no debería tender a eliminarse con la generalización de mejoras tecnológicas y organizacionales en el conjunto de las ranmas? De tal modo que una alta composición orgánica "general" reduciría el valor del conjunto de los productos de todas las canastas hasta que las canastas se conviertan en una sola. Por que vos decís que no? Bah no se si se entendió lo que quise preguntar.

Mariano dijo...

Creo que se entiende bien la pregunta Benito.
La realidad indica que las sociedades que consiguen un nivel de vida elevado para el total de sus asalariados necesitan expulsar la pobreza a otras regiones.

Porque lo que opera en el medio son los márgenes de ganancia. El nivel de precios de la canasta de consumo se relaciona con la capacidad de consumo del promedio.
Los salarios son altos o bajos siempre en términos relativos. Un aumento del poder de compra de asalariados medios indefectiblemente repercute en el precio de los productos básicos.
Es una dinámica en la que intervienen las disputas por apropiación de renta.

No sé si se entiende la respuesta en realidad. Son muchos conceptos mezclados intentando resumir en pocas líneas.
Es una opinión surgida de la observación. No me pidas sustento científico.
Abrazo.

Mariano T. dijo...

Ahora también hay fractura intra clase. Algunos piden AUH, y otros que suba el mínimo no imponible de ganancias.
En el sector rural, por ejemplo, se da la paradoja que el mismo sindicato representa a trabajadores en el mínimo de productividad (carpidores de lechuga o cosechadores de manzanas), y otros con productividad altísima (un operador de una cosechadora).
Incluso se da la paradoja de que la brecha entre lo que gana un carpidor de lechuga y lo que gana su consumidor tiene que ser forzosamente alta. Para que un obrero industrial coma ensalada, tiene que ganar el cuádruple que el pobre peón de quinta. En todo el mundo (acá también), eso se logra gracias a la inmigración.
Es y será triste la situación de los trabajadores en sectores de baja productividad.

Mariano dijo...

Sí, Mariano T., acá dijimos que si bien la convertibilidad fue el paroxismo de esta siituación, ya que hasta se lo veía como algo deseado, ahora sigue pasando porque es un proceso inherente al capitalismo.
Abrazo