jueves, 28 de abril de 2011

Las "ventajas" de un tipo de cambio flexible


En Argentina, la política de tipo de cambio post-convertibilidad es de flotación administrada.
La cotización del peso contra el dólar no es fija, pero las intervenciones del BCRA hacen que se mueva en un marco de previsibilidad. Siempre, con tendencia al alza.

Podríamos decir entonces que tenemos un tipo de cambio fijo, con devaluaciones periódicas (que tienden a ser menos bruscas cada vez).

Esto, se supone, alienta expectativas inflacionarias. Un contrato de largo plazo lleva implícita la indexación. Porque el que lo firma, ya sabe que habrá una devaluación más o menos previsible.

Las alzas de precios llevan aparejadas, incluso, la correspondiente indexación de los ingresos. Todos los precios (incluidos los salarios) se mueven en un marco previsible de un 22% anual +- 2/3 puntos.

El cuadro de situación internacional, mientras tanto, es el siguiente:
Las políticas expansivas de la FED (ratificadas ayer) hacen que el dólar se devalúe frente a todo. Sube el precio del oro, de los commodities agrícolas, del petroleo, del euro, etc. Medidos en dólares.
Quiere decir esto que por la alta aceptabilidad que tiene el dólar a nivel mundial los demás países del mundo absorben la inflación (en dólares) que genera la autoridad monetaria estadounidense, ya que por más bajas que sean las tasas de interés y por más que el billete verde se devalúe, la demanda mundial de dólares no se deteriora, ni por los particulares, ni por los bancos centrales (que atesoran dólares, mayoritariamente, como reserva).

Quedémonos con esto: se devalúa el dólar frente a otras monedas, y frente a los bienes que se comercializan. Hay inflación en dólares.

Muy bien, entonces, ¿cuál sería la forma más eficaz con la que contaría un país (su autoridad monetaria) para "blindar" los precios internos de las fluctuaciones de la moneda yanqui?
Flexibilizar el tipo de cambio.

Con tipo de cambio flotante, las presentes devaluaciones del dólar se plasmarían en su cotización en pesos. El  peso, al volverse más caro, absorbería el traspaso a precios internos del alza de precios en dólares.
En otras palabras, en lugar de subir los precios, directamente subiría la cotización del peso. Los precios subirían igual (en dólares), pero sin alterar la sensible psicología de consumidores, productores y comerciantes. Dicho (todo esto) muy simplificadamente.

Espectacular. Ahora, realmente, ¿cuál sería la diferencia? Quiero decir: ¿qué se gana con este tipo de política "anti-inflacionaria"?
Solamente se evitaría una inflación nominal en pesos, pero no la inflación (importada) en dólares, de manera que el problema de la apreciación real cambiaria no quedaría resuelto.
Peor aún, quedaría menos margen para operar, ya que la política cambiaria quedaría anulada, totalmente dependiente del comportamiento de la oferta y la demanda de dólares (que la maneja Bernanke) .

Por ahora (solamente por ahora) el señor de la foto tiene la manija (aunque no tanto como si se dejara flotar la moneda sin intervenir).

4 comentarios:

chacall dijo...

Lo mismo pregunta valdría para el caso de por que en 2000 a 2001 el ajuste nominal no fue efectivo pero si el ajuste real (via inflación).

Y tal vez hay que mirar todo en contexto.

saludos!

Daniel dijo...

Muy esclarecedor.
Una pregunta; hasta dónde crees se puede estirar ella depreciación del peso?

Mariano dijo...

Chacall: entiendo que quisiste poner 2010-2011.
Bueno, podríamos decir que la política cambiaria argentina no es ni una patriada emancipadora, ni la promoción de un desastre magnífico.
Lo que marca el pulso es la demanda de dólares (y Argentina es un país "extraño" en ese sentido, lo cual agrega un condimento extra).
Un abrazo

Unfor: habiendo tantos pronosticadores de fuste sería un papelón que yo me pusiera a pronosticar. Para eso están Broda, Espert, cachanosky, Melconian que se equivocan pero con fundamento.

En mi caso, entiendo que el número al que habría que prestarle atención es la generación de empleo. Mientras ese número dé bien...
Fijate que una hipótesis del post es que con variadas políticas cambiarias todos nos comemos la misma inflación en dólares. Nosotros ya nos acostumbramos a una inflación en pesos de 22 +-2/3 puntos, e indexamos así todo. Los ingresos, promedio, un poquito por arriba incluso. Distinto a países con 1/2% de inflación interna (Chile) donde esa inflación baja se vuelve excusa para no tocar salarios (acordarse convertibilidad).
Bueno, decía, mientras esa inflación alta no repercuta en pérdida de empleo por apreciación, como resultado de pérdida de competitividad, supongo que seguirá el mismo esquema, con ajustecitos.
Como el año pasado, por ejemplo, en que se devaluó poco. Una forma de ajustar.
Un abrazo

Daniel dijo...

Correcto Mariano.
Un abrazo.