lunes, 25 de abril de 2011

Inflación en dólares, precios internos y tipo de cambio: comparaciones rápidas


A la modificación de precios relativos que hace que los commodities agrícolas y otras materias primas suban en el mercado internacional más que lo que suben las manufacturas, se la suele llamar "viento de cola".
Es que, justamente, la mejora de los precios de lo que exportan los países emergentes hace que también mejoren sus perspectivas de crecimiento.

Existe una discusión, mientras tanto, de si estamos ante un fenómeno coyuntural (promovido por las bajas tasas de interés en los países centrales que hacen que capital especulativo se vuelque masivamente a operar en los mercados de futuros de commodities, cosa que terminará ni bien los países centrales comiencen a subir sus tasas de interés), o si se trata de un cambio estructural, de una modificación en los patrones de acumulación del capital (basado en la incorporación al consumo de proteína animal de amplias capas de población en países en vías de desarrollo).
Puede estar operando una conjunción de ambos factores.

La cuestión es que en todos los países emergentes se manifiesta el fenómeno de la apreciación real de sus monedas o, lo que es lo mismo: la inflación en dólares.

En Argentina, la inflación es evidente. Algo más de 20% anual (en pesos). Al medir la inflación en dólares, sin embargo, el efecto de la suba de precios en pesos se ve mitigado por la depreciación nominal del peso frente al dólar, de alrededor de un 5% el último año. Es decir, la apreciación cambiaria real (o inflación en dólares) es igual a la inflación en pesos menos la suba del dólar.

En otros países emergentes el fenómeno se da de distinto modo. Brasil, por ejemplo, tiene una relativamente baja inflación en reales que pronostica un 6% anual. Pero a este valor se suma el efecto del tipo de cambio nominal, que es el contrario al que se ve en Argentina. Porque el Real, a diferencia del peso, se aprecia en relación al dólar (como política anti-inflacionaria, incluso). A razón de un 10% anual. O sea, la inflación en dólares es igual a la inflación en reales más la baja del dólar.

Vemos, así, comparando sólo dos países, primero cómo el mundo subdesarrollado se ve obligado por la circulación del capital a absorber internamente la inflación que genera principalmente EEUU, y que exporta al resto del planeta.
Después, cómo el manejo de variables como inflación interna y tipo de cambio nominal (y consecuentemente tasa de interés nominal) es la forma en que los países intentan administrar de la manera menos nociva posible la apreciación cambiaria, es decir, la inflación en dólares. Con distintas estrategias que pueden tener aspectos positivos y negativos según el caso, de forma aleatoria.

Un corolario importante es la correlación que hay entre el tipo de cambio nominal y la inflación. De modo que, en los países emergentes, al que le suben los precios es porque maneja el tipo de cambio al alza, y al que quiere que no le suban los precios le baja mucho el tipo de cambio.
El efecto es casi neutro. Y la tendencia inevitable es la apreciación real.

Hilando un poco más fino, tomamos datos de esta nota de Jorge Castro en Clarín.
En la que se dice que los precios de los alimentos, en todo el mundo, muestran una variación que casi duplica el índice general de precios. Por ejemplo, en China mientras el índice general de precios crece a 5,4% los alimentos aumentan en torno al 11,7%. O en India, mientras la inflación es de 9% los alimentos aumentan un 17,5%.
Es decir, la suba en alimentos en promedio duplica la suba general de precios.

La preocupación por los precios de los alimentos que empujan los índices de precios tiene alcance mundial.

El punto pasa, entonces, por ver cómo se opera una indexación de ingresos en relación con los índices de precios. Digamos, el parámetro utilizado para aumentar salarios suele ser el índice general de precios, y no el comportamiento de los precios de alimentos y bebidas exclusivamente.

De manera tal que aquellos hogares en los que el consumo de alimentos pese más, por tratarse de hogares con menor ingreso per capita, con una inflación general baja, pero con alimentos y bebidas duplicándola, sufrirán un impacto mayor.

En cambio, si la suba de alimentos y bebidas corre más pareja con el índice general de precios sería esperable que los ingresos (salarios) al no quedar retrasados respecto del índice general de precios tampoco lo hicieran respecto de los precios de alimentos y bebidas.

Un aspecto que sirve como ejemplo de la situación de apreciación cambiaria real por inflación que vive Argentina es el dato de que ciertos no transables (como el estacionamiento o la peluquería) aumentan más que el promedio de precios. Alguna vez comentamos una nota de Clarín al respecto.

Dentro de la generalizada mala noticia, entonces, de que se produce una apreciación cambiaria real, podemos rescatar al menos que si los no transables aumentan más que los transables entonces el salario (que es un no transable) en líneas generales no está perdiendo en la carrera contra los precios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Es un chiste?

La verdad es que los "no transables" venían con un retraso muy importante y la verdad es que muchos alimentos (leche, Coca Cola) cuestan tanto como en Europa o Estados Unidos.

La inflación es un desastre, por más que alguno quieran encontrarle el costado... positivo.

Daniel dijo...

Mejor descripción de la cosa, imposible.
Dónde está el intentar encontrar "el lado positivo"?
También es un desastre que Brasil con semejante desarrollo tenga peores indices de pobreza que nosotros? Y así podríamos seguir.
Esto es como -sabiendo la ideología de Mariano- anticipar la crítica.
Pero buscarle el pelo al huevo a los no transables.
Yo puedo decir también que si bancarios "se sale con la suya" y logra un 35%, tira a la mierda lo que camioneros -que es punta por diversos factores- logró en moderación hacia un acuerdo para bajar las expectativas inflacionarias.
Ahora bien, venía atrasado bancarios respecto al resto? No me jodan!

Mariano dijo...

Los no transables por ahí estaban atrasados...en el 2002.

En lo que es salarios mínimo y promedio, tenemos los más altos de Latinoamérica, a pesar de que por ahí en Chile un gerente tenga un ingreso en dólares mayor al de un gerente argentino.
Cosas que tiene la inseguridad jurídica.

Abrazo

Udi dijo...

La papa, el litro de leche en sachet y el big mac argentos son los más baratos del mundo.
Ahora, ¿eso es bueno o malo? Hoy por hoy, bueno. En un país con una distribución del ingreso más igualitaria y armónica y Necesidades Básicas menos Insatisfechas, habría que ver.
Un abrazo