jueves, 24 de febrero de 2011

Superávit fiscal (aunque duela)

Qué complicadas son las cosas.

Resulta que en enero se registró un aumento del superávit fiscal primario, muy importante respecto del mismo mes del año pasado.
Los ingresos corrientes aumentaron un 40%, y los gastos corrientes un 37%. Aumentaron más los ingresos que los gastos.

Un dato significativo: las transferencias de capital aumentaron un 50%. Es decir, en proporción, mucho más que otros gastos. En ellas se incluye tanto transferencias a provincias como inversiones de capital. Por su parte, las cuentas de ANSES son altamente superavitarias. Entonces (le avisamos a un periodista que escribe en un famoso matutino porteño), cuando el Tesoro coloca deuda con la ANSES lo hace para cubrir transferencias a provincias, por ejemplo. Le aclaramos al mismo periodista del mismo matutino, que no correspondería incluir los intereses de deuda entre los gastos corrientes.

Del saldo (es decir, del superávit primario), para las cuentas públicas, se resta el pago de intereses. Que este año, para enero, fue mucho más alto que el año pasado.
De ahí obtenemos el superávit financiero ("el que cuenta", según un matutino porteño de alta tirada y bajo pago de aportes patronales).

Repetimos: superávit financiero. Superávit. Lo resaltamos, porque quienes lean la noticia a través del matutino subsidiado por el Estado Nacional (ver concepto, transferencias de capital en el rubro Gastos corrientes) por ahí no entiendan bien el concepto, ya que se insiste mucho con "disminuciones", "bajas", "pérdidas" y demás amigables términos.

El superávit financiero disminuyó, entonces, debido a que el pago de intereses se incrementó mucho. Esto es, desde ya, un fenómeno coyuntural. Desaparece el mes que viene.
O sea, sobró más plata que el año pasado, pero hubo que pagar más por intereses. Entonces, el superávit financiero bajó. Pero sigue siendo superávit.

¿Es bueno o es malo todo esto? Depende.
En principio, que los gastos crezcan menos que los ingresos, es un ancla ortodoxa para la inflación. O para los "efectos inflacionarios" de la demanda agregada. Quiero decir: hay tendencia al ahorro fiscal. Que es lo que pedían los "expertos".
Por supuesto, los "expertos" ahora dicen que "lo que cuenta" es el superávit financiero (que bajó). Pero es superávit. Sí, pero menos que el año pasado.

El mes que viene, por ahí, a Doña Francisquita le tocará llorar. Este mes, grita.

4 comentarios:

Contango dijo...

Excelente Mariano y sumamente didáctico. Esta frase es de antología ("el que cuenta", según un matutino porteño de alta tirada y bajo pago de aportes patronales). Saludos.

Carlos G. dijo...

(Perdón por lo extemporáneo de mi comentario, pero leo desordenadamente)
El otro día leía en un blog "contrera":

"Primero, una confirmación: ya está, ya es oficial, lo informa el INDEC, el superávit de la balanza comercial registró en enero una fuerte caída, que llegó al 58% en relación con igual mes de 2010, lo que resultaba obvio desde hace meses (¿años?) ocurrió, y aunque Moreno trabe las importaciones de BMW e incumpla los compromisos con países amigos como Brasil y Uruguay, el problema sigue estando en la trampa del tipo de cambio, en perpetuarse en un dólar bajo al igual que lo hizo Martínez de Hoz con “la tablita” y Cavallo con el 1 a 1. Si alguien quiere saber cómo termina esto compre los diarios de la época y haga “copy & paste” (nihil novus sub sole, no hay nada nuevo bajo el sol)."

Y sigue, si interesa: http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2011/02/24/los-gemelos/#comments

Qué diferencia con lo que vos explicás, no?

Mariano dijo...

Carlos G.: ojo que Quintín habla de algo distinto.
El superávit fiscal es una cosa y el comercial es otra distinta.
Lo que le diría a Quintín es que no sea "mufa" y que espere a tener una tendencia un poco más larga que el dato de un mes para sacar conclusiones, porque le va a pasar lo mismo que con el veranito, el aumento de tarifas, la recesión, el desempleo, el riesgo país, la vuelta del FMI, la crisis energética, etc., etc. etc.
De tanto anunciarlos y darlos por seguro, al final se les pinchó.
Un abrazo.

Carlos G. dijo...

Mariano, gracias por la explicación Yo por mi parte deberé iniciar urgente un curso de lectura comprensiva para no mezclar vacas con burros.
Saludos