Al final, tanta conjunción de factores que nos ponía al borde una explosión segura se fue desarmando de a poquito, en silencio y sin avisar. En dos días.
A esta altura resulta patético que cualquier movimiento mercantil sea traducido por los "expertos" de dudosa experticia como la muestra de que el futuro se presentará atroz.
Con la crisis libia, los bonos argentinos "habían caído más" que otros papeles. El mundo (los mercados) le bajaban la nota a la Argentina. Decía Pagni.
Al final de la semana, los bonos argentinos, haciendo caso omiso del inexorable destino de bajas que les esperaba, retomaron la senda de subas.
Nada fabuloso, tampoco. Es que hay una variación lógica de las cotizaciones, cuando se trata de inversiones tan volátiles, signadas por la especulación, las apuestas, las tomas de ganancias y los recortes de pérdidas.
Salvo que una tendencia se sostenga en el tiempo para inversiones específicas, es lógico pensar que la incidencia de estos movimientos en la economía real es tendiente a 0 (cero).
Así, Luis Beldi desde su columna en Ámbito, también quiso pintar un clima de hostilidad inversora de "los mercados" por los controles sobre los movimientos de capital (presentación de declaraciones juradas, etc.) que dispuso Sbatella (UIF), dicen que por recomendación del GAFI (o sea, tampoco se decidió algo revolucionario). Duró (la hostilidad) dos días, también.
Querer ver en cada suba o en cada baja de cotizaciones la cristalización de un proceso largo es un rasgo patológico.
De todos modos se agradece el concurso de mufas como Pagni en las filas opositoras.
1 comentario:
cuando lo que entendemos por "la política" triunfa, no hay caso, los operadores resoplan en el viento, lloran en la lluvia y todo tipo de títulos de canción que se le pareza...
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