Complementamos las rudimentarias impresiones de la entrada anterior.
La sobrevaluación de la moneda remite, como sabemos, a la pérdida de competitividad. Evitar caer en esa paridad cambiaria desfavorable para la producción nacional es un objetivo a cumplir.
En el caso de que se devaluara el Real, nuestra producción se encarecería respecto de la brasilera. O sea, menos exportación y más importación desde ese país (al mismo tiempo, quizás, se frenaría un poco el ingreso de capitales brasileros en compañías argentinas, a la espera, probablemente, de precios más accesibles).
Muy bien. Ahora, por el otro lado, devaluar la moneda mediante intervención en el mercado cambiario remite a recalentamiento de la inflación. De una parte, elevar la base monetaria equivale a convalidar un nivel de precios de equilibrio más alto. Por otra parte, y más del lado de la economía real, se encarecen los insumos importados y los commodities exportables (pensemos en el trigo, la carne o el acero, por ejemplo).
Entonces, ante ese proceso, otro objetivo a cumplir, complementario del primero, es evitar un traspaso directo a precios de la devaluación, ya que el aumento de precios es, además, una forma de revaluación.
O sea, aparte del trastorno interno que genera el aumento de precios, termina resultando, sobre todo cuando se convalida con la necesaria recomposición de ingresos, un neutralizador de la idea de mantener competitividad a través del tipo de cambio.
En este marco, el BCRA desarrolla lo que algunos creen una estrategia. Interviene en el mercado de futuros del dólar, comprando, y caro (por encima de la cotización). Con ello advierte a los operadores de su idea de convalidar en el mediano plazo un valor más alto del dólar.
La señal es clara: "mantengan posiciones en dólares, porque va a subir". Cuenta el BCRA, además, con el "viento de cola", de que es lo que ocurre siempre en períodos de elecciones: el pase a inversiones en dólares, "por las dudas".
Esta maniobra intenta mantener inmovilizados capitales, para que no se transformen en demanda de pesos.
O sea, el BCRA esteriliza de algún modo pesos que destina a compra de dólares e incremento de reservas, sin necesidad de pagar los costos de licitar LEBACs y NOBACs. Una jugada bastante audaz, que intenta "intervenir" usando de algún modo la propia fuerza inercial del mercado. Para poder mejorar la competitividad sin sobrecalentar los precios.
2 comentarios:
Perfecto.
Dos preguntas:
- Esto está acordado con Brasil y su política frente al TC? Yo creería que si; Dilma asumió y de movida vino a la Argentina.
- Esto se agota en algún momento? Todo tiende a agotarse, o no?
Sin embargo, si bien el BCRA viene con esta politica desde el 2003/2004, no se si ya se esta agotando, sin embargo, desde hace tiempo que esta "perdiendo" la carrera conta la inflacion, al subir esta mas que la devaluacion, produciendose una sobrevaluacion del peso, lo que conlleva a perdida de competitiva.
Y es un gran error por 2 razones:
1) La obvia, perdemos competitiva. La Argentina esta cada vez mas cara en dolares.
2) Genera incertimbre por una eventual devaluacion brusca que intente recuperar competitividad, especialmente si en algun momento entramos en alguna fase recesiva o de bajo crecimiento.
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