Que los precios aumentan es una realidad. Toda declaración que niegue o intente atenuar tal realidad es contraproducente, no sólo políticamente hablando, sino hasta para el mismo proceso de formación de precios.
Entonces, la primera obligación es asentir: los aumentos de precios son una realidad. Y un problema. Preocupante.
Ocurre que no son el único problema que puede tener una economía. Hay otros peores, incluso, como la recesión o el desempleo.
Por ello hay que cuidarse para no implementar "soluciones" que frenen la escalada de precios, pero a costa de alentar la aparición de esos otros problemas peores, que por suerte, hoy, no son los que más nos afectan.
En el más o menos libre juego de las relaciones socio-económicas, todos de alguna manera intentamos apropiarnos de la mayor parte posible de los excedentes producidos colectivamente.
Si el Estado, como un jugador más de ese juego, decide ponerle plata en el bolsillo de algunos actores, a través, por ejemplo, de la AUH, de los incrementos de jubilaciones, avalando aumentos salariales por convenio, realizando transferencias en salud y educación, o invirtiendo en infraestructura, está colaborando en la formación de esos excedentes, y redistribuyéndolos de modo tal que se traduzcan en consumo masivo.
Entonces, quienes participan de la producción y comercialización de bienes, comprenden la situación y actúan de la manera esperada: intentan recuperar esos excedentes que de alguna manera fueron sustraídos de sus márgenes de ganancia.
Todo esto se hace evidente cuando algunos jugadores de peso expresan, a través de las organizaciones que los representan, sus fórmulas para combatir la inflación: moderar las pretensiones de aumento salarial, achicar el gasto público.
Es decir, directamente piden evitar que se desate una puja por los excedentes, eliminando la posibilidad de redistribuirlos. No nos toquen la ganancia, dejen que los excedentes hagan su camino "natural", y nadie se va a pelear por obtener nada.
El desafío, entonces, pasa por darle combate a los aumentos de precio, pero sin ceder a los reclamos de los que piden tomar el camino más corto, que es renunciar a la redistribución de excedentes.
La ilustración es de Militancia Kreativa.
5 comentarios:
"todos de alguna manera intentamos apropiarnos de la mayor parte posible de los excedentes producidos colectivamente"
Lo que en Argentina se potencia magníficamente, cosa que no se quiere asumir.
Es un delito cruzar en rojo o pretender pasarte por encima cuando cruzás por la senda peatonal.
Vamos a ejemplificar como los "repúblicos": En Uruguay, en Perú, en Chile es impensable. Acá es moneda corriente.
Tenemos una arraigada cultura del egoísmo y la mezquindad social, cosa que sin dudas debe jugar a la hora de apropiarnos por demás de los excedentes y de los no tan excedentes.
Muy claro el posteo. Sirve y mucho.
Otra cosa: se me ocurre que la mayor resistencia de los grupos concentrados al proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias no es por la participación en sí misma, sino porque van a tener que sincerar sus números. Ahí me gustaría verlos.
Saludos.
tengo una pregunta, media tonta. Si hago una compra en el supermercado y por pagar con tarjeta X me hacen un descuento del 10, 20% según el caso: la inflación para mi en esa compra fue 0? (asumiendo que la inflación sea del 10 o del 20 según el caso)
Camilo: la inflación anual se mide comparando el precio de una misma canasta de productos, ahora y hace un año.
Si hace un año vos no pagabas con débito y no tenías descuento y ahora sí, para tu canasta de consumo personal o familiar, el efecto del aumento de precios tiende a ser neutro.
O sea, la inflación está, pero vos este año no la sufriste.
Abrazo.
¡Ups...!
Este comentario aparecerá en otro post porque no lo hallaba y "lo dejé en cualquier lado". Si responden, -en cualquiera- recibiré los datos porque tildo el cuadradito.
Voy al grano. Decía:
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Estimados: Aclaro que soy ignorante en los temas que trata y que dominan usted y sus visitantes. Justamente paso por acá para informarme.
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Siendo muy chiquito, recuerdo que mi viejo decía que Perón había frenado los aumentos que manejaban los oligarcas mediante la creación de cooperativas (El Hogar Obrero y otras que no recuerdo) para competir y bajar los precios.
El mercado ha cambiado y los tiempos también pero, pregunto (a los hombres sabios):
¿Será posible construir una "cadena" de pequeños productores y fabricantes de alimentos, para competir con los monopolios, operando a valores de ganancia razonables?
Quizá lo mío sea "p'al cachetazo", pero: "Quien pregunta es un ignorante por cinco minutos, pero el que no pregunta será ignorante por siempre."
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