Señala Luciano qué significaría para él “profundizar el modelo”. Delinea, digamos, una agenda en base al punteo de objetivos.
“…sería lograr operativamente que la AUH llegue a los 2 palos de pibes que nola cobran. Sería crear empleo en un modelo que ya no puede incorporar más, y que tiene que cualificar la discusión para crear condiciones mínimas de expansión de la base productiva sí o sí. Sería ir por el blanqueo laboral hasta las últimas consecuencias, lo que también obliga a discutir los límites y crujidos de la capacidad instalada de la economía (…). Sería reordenar la actuación del Estado para mejorar el servicio de transporte público y su relación con el aparato productivo: que el amigo Hugo no se enoje, pero el dilema es trenes o camiones. Sería crear una política de crédito hipotecario para gente de carne y hueso, con salarios de carne y hueso”.
Está muy bien.
Pero me animo a profundizar un poco, evaluando cuáles son las condiciones de posibilidad para el cumplimiento de algunos de estos objetivos, y a través de qué prácticas.
Me preocupa particularmente lo que trata del “ensanchamiento de la base productiva”. Y lo vinculo íntimamente con el objetivo de avanzar en el “blanqueo laboral”.
En este punto, tenemos un problema doble: la competitividad, y la inflación. Pero vamos de a poco.
Ensanchar la base productiva para incorporar más gente al trabajo exige que hagamos un análisis profundo acerca de qué gente y en qué condiciones y actividades podría incorporarse. Es un tema complejo, porque definir el tipo de actividades que se debería fomentar para soportar el peso de la creación de empleo significa ver cuáles son las herramientas de política económica que se pueden emplear a tales fines.
Sin demasiado rigor científico, sino simplemente como mecanismo de aproximación al problema, tenemos que hacer una diferenciación de los “recursos humanos” que necesitan que se les abran espacios en el mercado laboral para insertarse.
Hay industrias que requieren la incorporación de empleados calificados y que se han encontrado con que no sólo por su dotación de capital se encuentran al límite de la capacidad instalada, sino también en cuanto a la posibilidad de encontrar recursos humanos formados para llevar a cabo tareas específicas.
Estas industrias, que en su ensanchamiento generan empleo calificado y bien pago, requieren para tal desarrollo (más allá de las condiciones de mercado “amigables” con las que cuentan, que no es otra cosa que percibir la existencia de una demanda real o potencial insatisfecha para los bienes o servicios que producen) de políticas específicas, microeconómicas. La llamada “sintonía fina” que intenta llevar adelante Debora Giorgi.
Abaratar costos de una actividad productiva para volverla más competitiva es posible con dos variantes (en principio):
a) manteniendo el tipo de cambio alto, que es (más o menos) tener salarios bajos en divisas (antes hablábamos con más soltura de dólares; la devaluación mundial del dólar vuelve casi irrelevante el valor de los costos de producción en dólares si se mantienen bajos en otras monedas de países competidores), o
b) buscando variantes organizativas, de financiación o de equipamiento que abaraten la dotación de capital y mejoren la productividad.
Lo que el Ministerio de Giorgi busca es desarrollar productividad independiente del nivel del tipo de cambio. O sea, poder tener actividades competitivas, sin devaluar.
Esta tarea exige que se identifique previamente a partir de postulados estratégicos qué actividades se deben fomentar con prioridad. Más o menos hay acuerdo a nivel mundial de cuál es el corpus de actividades que están dentro de esta selecta caracterización.
Digamos, también, que el crecimiento de estas actividades tiene un factor multiplicador secundario: el desarrollo paralelo de actividades de no tan alto valor agregado, de menor calificación de las tareas, que proveen a estas industrias. Por ejemplo, la mayor producción de reactores nucleares y satélites necesita de mayor abastecimiento de tornillos, digamos.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando una parte importante de la población desocupada está fuera de este circuito? ¿qué pasa cuando no hay “puentes” entre el desempleado sin calificación y el desarrollo de actividades de alto valor agregado?
Las cooperativas textiles de Alicia (por nombrar unas) ocupan el lugar (no hago valoración del trabajo de Alicia en el Ministerio de Desarrollo social, estoy hablando de un modelo de actividad). Estas actividades menos calificadas pagan menores salarios. Y su competitividad está totalmente ligada al tipo de cambio. Sin salarios bajos en divisas no se puede competir con los guardapolvos provenientes de países asiáticos que emplean trabajadores esclavos. No se puede competir en precio, digo.
Y entonces, ¿cómo mantenemos un tipo de cambio elevado que nos abarate la producción textil, sin que como contrapartida se nos genere inflación? Y al mismo tiempo, ¿cómo conjugamos el contexto de tipo de cambio artificialmente alto e inflación, con la generación de ventajas competitivas para las industrias altamente calificadas, que requieren como condición cierta estabilidad de precios, por ejemplo, para abaratar el acceso al capital vía crédito más barato?
Operar sobre esas fracturas de la estructura social que genera el desarrollo del capitalismo es un desafío ciclópeo.
12 comentarios:
Mariano, es más fácil la cosa. Hay que decidirse a usar los miles de millones de U$S que hay dando vueltas por todos lados a invertir fuertemente en infraestructura. Lo del tren bala era una gran idea. Hay que resucitarla y hay que invertir en trenes MAGLEV. También hay que gastar en obras hidráulicas para evitar inundaciones y sequías en el campo. Hay que invertir fuertemente en viviendas populares pero bien hechas. Hay que invertir en hospitales y escuelas.
En definitiva hay que invertir en infraestructura que mejore la vida del pueblo.
Para hacer esta infraetsructura se requiere la participación como proveedores de multitud de empresas chicas, medianas y grandes. Lo que generará un movimiento de reactivación importantísimo y permitirá casi el pleno empleo real (no el técnico del que hablan los economistas) y la formalización a gran escala (no por goteo como sucedió los últimos años).
Me pare en un punto, después sigo leyendo, pero:
No es tanto; "incorporar más gente al trabajo" sino, "blanquer a los ya incorporados".
Entiendo que hay una diferencia porcentual mucho mayor en los segundos respecto a los primeros.
Uf que buen post, cuantos temas. En principio estoy de acuerdo con Unfor, y lo estoy sobre todo porque el blanqueo y la formalización son prioritarios porque si no mejoramos la ratio Ben/Ap la Anses (nuestro BNDES socioproductivo a la argentina) no se puede sostener a mediano plazo.
En cuento a las ramas, nombras la textil, pero ¿cuál es la prioridad? ¿Mejorar capacidad para descomprimir cuellos de botella y normalizar la inflación o exportar para diversificar la matriz expo? Si queremos mejorar factores para exportar olvidemonos de las ramas donde el BRIC y sus satélites son competitivos: ahí nosotros no tenemos nada que hacer.
No soy economista pero sospecho que hay que buscar nichos y mirar mucho la región donde mediante acuerdos cruzados alguito podemos colocar.
Pero insisto ya que sin recursos genuinos no podemos ni empezar a hablar: plan nacional agresivo de blanqueo y formalización (de la mano de la CGT y la CTA) + despliegue territorial de Anses y otras agencias para llegar a los núcleos duros de pobreza a donde la AUH no está llegando.
Terminó mi almuerzo, a la noche me pego una vuelta.
Abrazo.
Perdón me había salteado a OTI, estoy de acuerdo con todo eso pero primero hay que engordar a la ANSES.
Ahora si, chau.
Y legalizar y formalizar a los extranjeros para aumentar aportes a la Anses, Benito.
Bueno, gracias por los comentarios.
Oti: si el actual nivel de gasto es parcialmente culpado por la inflación, te imaginás si hacés eso que decís? Yo no creo en la ortodoxia, pero...
Benito y Unfor: coincido mucho con el diagnóstico de que la ANSES (el fondo de garantía en realidad) funciona como una suerte de BNDES informal (o va tendiendo a eso de a poquito), y está bien. No veo que sean los aportes los que permiten eso, sino el stock recuperado de las AFJP, más parte del flujo que generan en virtud de las inversiones en que está colocado. Cuando se vence un plazo fijo, por ejemplo, se agarra esa guita y se lanza una licitación para que los bancos la tomen y la coloquen en determinada línea de crédito. Es otra inversión que hace la ANSES con retorno doble (la tasa que paga el banco -subsidiada-, y los nuevos aportes que se aplican a seguridad social).
También hay cierta tirantez entre blanqueo y desempleo. Sé que es políticamente incorrecto decirlo, pero en algunos puntos las decisiones que se toman para blanquear pueden ser nocivas para la generación de empleo, y viceversa.
Lo único que digo con esto, no es que es imposible, sino que todo tiene un costo y hay que ser consciente de eso.
Abrazos
Si pensamos que darle usos productivos al dinero es inflacionario estamos fritos.
Seguimos paso a paso, Mariano. Así se construyó hasta hoy.
No Oti; pero estamos apreciando "per se". Cuando estemos cerca del valor de los importados que hacemos? Cerramos las importaciones?
La industria exige una devaluación o resigna ganancias? Y como contiene la inercia de abajo hacia arriba (costos y paritarias y...?).
La economía, si se invierte la renta y se la capitaliza rápidamente, entrará a girar alrededor del $. No serán necesarias tanta reserva, ni superávit comercial.
El mercado interno absorberá gran parte de la producción.
Unfor, hacés esas preguntas pensando en el esquema vigente y en la realidad global vigente. Justamente se trata de cambiar esos esquemas y realidad.
Como decía el General hay que ser realistas pero con imaginación no con realismo.
En un período de 3 años se podrían invertir U$S 75.000 millones. Hay que pensar bien dónde invertirlo. Un principio de economía saludable me dice que la infraestructura mejora la productividad física general de la sociedad.
Todo lo que comentás es más que alentador, Oti. Pero en la práctica, cómo se va cambiando el esquema vigente?
Se necesitan por parte de los dirigentes ideas claras y objetivos claros y apelar a liderar las ganas de gran parte del pueblo de cambiar las cosas.
Hay antecedentes históricos probados de cómo se puede poner la economía al servicio del pueblo, o sea, del mercado interno.
Por supuesto que hay que desarrollar la capacidad de poder hacerlo. El cómo es una cuestión de técnica. El asunto es la capacidad de poder.
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