martes, 20 de agosto de 2013

Los planteos que el sector bancario tiene para hacerle a la mandataria de Tina, mientras los habitantes de Argen piensan en Seychelles

Juan Curuchet, que hasta donde sé no tiene nada que ver con la familia de ciclistas tal vez más importante de la historia del deporte argentino, es vicepresidente del Banco Ciudad. Así que, a su modo, es también experto en bicicleta.

Y en lo que es una especie de respuesta a la presidenta y su llamado a discutir con los "titulares" presenta esta nota en el espacio cedido por La Nación, aunque no sabemos si gentil o comercialmente.

En principio me gustaría decir que hay una nueva demostración de cierta victoria cultural del kirchnerismo en algunos aspectos. Porque el vicepresidente de un banco parece quejarse amargamente de que los debates no se den en el seno de los ámbitos de representación política electoral, sino que la presidenta se preste a dialogar con las corporaciones. O sea, y desde mi visión, con los propaladores del lobby y no los transmisores.
Pero que en palabras del vicepresidente de un banco se plasme la queja por el lugar privilegiado que el poder político otorga en las discusiones a "las corporaciones", y se proponga un reemplazo por autoridades electas del poder legislativo, en un acto de blanqueo en cuanto a los vínculos de representación de intereses existentes entre dichas corporaciones y los bloques legislativos, ya es un paso importante. Aquí también la Nación crece.

De todas formas la lectura del planteo de los problemas que hace el señor Curuchet, debe resultar un balde agua fría para los habitantes más radicalizados de Argen. Porque el señor dice directamente que de las ganancias brutas del sector financiero, de $ 33.150 millones anuales, $ 11.360 millones fueron destinados al pago de impuesto a las ganancias. Con lo cual llegamos al descubrimiento de que la exención del impuesto a las ganancias para la renta financiera no significa que los bancos no pagan impuesto a las ganancias, que lo tributan como cualquier sociedad de cualquier sector productivo, comercial o de servicios en general.

Ahora bien, continúa nuestro amigo diciendo que las ganancias netas del año anterior entonces, fueron de $ 21.781 millones, un 24% del patrimonio neto de las entidades. Y deduce de aquí que apenas le están empatando a la inflación. Un cálculo traído de los pelos. Porque el porcentaje del patrimonio neto abarcado por las ganancias netas no es indicador del retorno de la inversión. Y porque no todo el patrimonio neto de un banco es financiero y no físico como dice el autor de la nota.

Después hace también algunas consideraciones respecto de si prestar a largo plazo a tasas negativas actuales (con altas probabilidades de transformarse en fuertemente positivas para más de la mitad de los años de duración de los créditos, pero bueno, ese riesgo no forma parte del menú que los bancos estarían dispuestos a aceptar, por lo cual terminan diciendo que no prestan a largo plazo porque los tomadores se desincentivan por las altas tasas de interés nominal)  es comprometedor para el futuro de los bancos, para lo cual solicita que se permitan los mecanismos de indexación en los contratos, por lo cual está pidiendo derogar definitivamente la ley de convertibilidad. Y eso que estaban en contra de la reforma que permitía no encajar reservas por el total de la base monetaria.

Y hace además una comparativa del volumen de crédito al sector privado como porcentaje del PBI entre Argentina y países como Chile o EEUU. Este también es un dato de interpretación polémica, porque la exposición al crédito de las familias que existe en algunos países lleva indefectiblemente a que ante la amenaza del mínimo corte en la cadena de pagos se deba destinar fuertes sumas del producto social al salvataje bancario como ocurrió sin ir más lejos en EEUU gracias a la ayudita que les dimos los países emergentes ya sea apreciando nominalmente (y realmente) nuestras monedas, ya sea absorbiendo la inflación de activos físicos. Claro, no todos los países del mundo cuentan con esclavos tan bondadosos como EEUU. En Europa sin ir más lejos, el trámite se volvió un poco más dificultoso y el desempleo en los países marginales todavía no alcanza para garantizar la estabilidad financiera de los bancos alemanes.

En definitiva, y sin irnos más por las ramas de lo que ya nos fuimos, el corolario es que mientras en Argen, una buena parte de la población piensa que el gobierno favorece aviesamente los intereses de los bancos, en Tina la cosa es más compleja, y los bancos putean porque no se les permite transitar un sendero de mayor estabilidad.
Cuando unamos los dos países, seguramente esta cuestión quedará saldada. A ver, pensemos a favor de quién.

2 comentarios:

Udi dijo...

¿Usted dice, Mariano, que "De Enero a Enero..."?

uno dijo...

jeje, muy bueno.

Con el tema de las tasas reales negativas, y la posibilidad de que se tornen positivas, tengo un comentario. Si no razono mal, en un contexto inflacionario, los primeros años de un crédito a tasa fija son los que más influyen.

Por ejemplo, un crédito con tasa 15% a 20 años, con 10 años de inflación de 20%, y 10 años con inflación cero, hace ganar al deudor y perder al acreedor, por más que en "promedio" pareciera que la inflación fue menor a la tasa. No es así?

Saludos!