lunes, 3 de septiembre de 2012

La restricción a las importaciones y el parate de la industria


Uno de los tópicos más gastados sobre la coyuntura económica actual es el del control a las importaciones. Las alrededor de 600 posiciones arancelarias afectadas por las licencias no automáticas, que burocratizan, demoran y por lo tanto encarecen los ingresos de mercadería importada.
No sólo a productos finales de consumo, sino a algunos bienes intermedios, insumos para la producción.

En las cercanías del "día de la industria" el tema vuelve a tomar trascendencia. Porque se dice que ese elemento es el que determina que no todos los miembros de la UIA quieran alinearse políticamente con el Gobierno, y que dentro de la unión haya diferencias provocadas por este punto.
Al parecer, las restricciones a las importaciones, demorando y encareciendo el ingreso de bienes intermedios  importados habría provocado cierta parálisis en algunos procesos y líneas industriales, lo cual habría sido decisivo para que lo números de crecimiento de estos últimos trimestres no fueran los mejores para el sector en general (con suerte diversa intrasector).

Sin embargo, no es tan fácil de digerir la especie. Porque cuando hablamos de las quejas, hablamos de industriales que llamativamente comparten dos reclamos: el malestar por las licencias no automáticas, y las dificultades por la  pérdida de competitividad cambiaria (el famoso pedido de devaluación).

Ahora bien, solicitar una aceleración del ritmo de devaluación es justamente pedir un encarecimiento generalizado de los bienes importados, incluidos los insumos que forman parte del grupo de las 600 posiciones arancelarias sometidas a licencias no automáticas.

Para entendernos claramente, las licencias no automáticas son una forma de focalizar en determinados bienes lo que una devaluación mayor generalizaría a todos, absolutamente todos los bienes importados.
Por lo tanto es curioso que quien le echa la culpa de su parate al encarecimiento o la demora en el ingreso de bienes intermedios importados pida al mismo tiempo como solución una medida que le dificultaría más aún el acceso a dichos bienes intermedios, o incluiría en la lista de las restricciones a alguno bienes exceptuados de las licencias no automáticas.

Los problemas de la industria están más claramente enfocados en la caída de la demanda, sobre todo la externa (alimentos y bebidas es el sector industrial con mejor performance en medio del proceso generalizado de estancamiento, y este es un dato para mirar).
Esto puede deberse a pérdida de competitividad por precio, debida a la apreciación cambiaria. Es lo que sostienen algunos analistas. Puede ser.
Podemos incluir también que dicha pérdida de competitividad por alza de costos no es compensada con mejoras en la productividad, que bajen paralelamente los costos que aumentan por apreciación cambiaria.

Pero el factor que principalmente incide es la merma de la demanda a nivel mundial. Y particularmente, la caída estrepitosa de la actividad brasilera (que devino también en controles a las importaciones que afectaron a productos argentinos, pero que no surgen de una actitud de revancha como suele cómodamente afirmarse, sino de necesidades internas de volcar al mercado propio los excedentes no colocados por vía de exportación, o al menos a no perder cuotas de mercado interno con productos de países competidores; ningún gobierno puede darse el lujo de ser tan principista, ni se va a poner a tomar decisiones para que se vean plasmados los intereses declamados por El Cronista Comercial; en materia económica lo que rige es el pragmatistmo).

Las líneas de producción no van  funcionar aceitadamente, mientras no haya a quién venderle lo producido. De modo que una caída brusca de la demanda externa lógicamente provoca cambios en las perspectivas, modificaciones en los inventarios que harán tarde o temprano que las líneas de producción tomen otros ritmos o incluso queden paradas un tiempo. La falta de insumos no es más que un chivo expiatorio, que al mismo tiempo le permite a quien lo utiliza ponerse en papel de víctima para negociar en mejores condiciones la obtención de beneficios.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguramente nos podemos equivocar.
Pero no hay empresarios que venden exclusivamente en el mercado interno y se ven apretados por la falta de insumos?
ADA E IDO

Mariano dijo...

ADA E IDO: Puede ser que exista algún caso aislado. Pero no da de ningún modo para plantear la posibilidad de que la caída en la actividad industrial se deba a eso. Justamente, en las ramas en las que más empresas dependientes del mercado interno hay es en dónde se registran las menores caídas de actividad (o incuso crecimiento). Y las licencias no automáticas no generan mayores problemas para ellas que los que generaría una devaluación mayor.
Abrazo

uno dijo...

No se bien como funcionan las licencias no automáticas en cuanto a burocracia, demoras en los análisis, etc. Pero se me ocurre también que podrían preferir una devaluación porque les incide más en los costos la mano de obra que el costo de los insumos. Entonces preferirían comprar los insumos más caros pero sin límite de tiempo ni de cantidad antes que comprarlos baratos pero a 90 días y a cuentagotas. No digo que sea así, pero le veo cierta lógica si fuera el caso.

Es como la gente que dice que quiere dólares, al valor que cuesten, pero legales.

Diego de Laurentis dijo...

Decía Einstein: "Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro."

No se puede creer, qué fácil es hablar gratis, qué fácil es no estar sujeto a las restricciones de Moreno.

La actual situación es estar en el peor de los mundos: hay restricción de insumos importados a precio oficial (salvo para los amigos) esto es, no se consiguen y se paran las líneas de producción, y por otra parte los costos locales en dólares están por las nubes.

Nadie pide la devaluación, la devaluación es inevitable, llevamos 5 años con inflación de precios en DOLARES, repito, los precios en Argentina subieron durante 5 años en DOLARES ¿qué pretenden?


Basta de mentira K.

Mariano dijo...

Las introducciones de Diego de Laurentis no me gustan. Son demasiado auto referenciales.

Uno: lo que decís es correcto. Pero no quita que lo de las restricciones a las importaciones está sobrevaluado como problema. Justamente, reconocer eso que decís vos, o lo que dice Diego de laurentis creyendo que dice algo distinto a lo que pensamos acá, es aceptar que los problemas de la industria están dados por motivos distintos al encarecimiento de los insumos importados.
Un abrazo

chacall dijo...

Cuanto se cayó la demanda y cuanto se frenó la producción por falta de insumos no lo se, no he visto números duros, ahora entiendo que la demanda en el mercado interno lejos estuvo de bajar. Y en el mercado externo, en arte política en este artículo http://artepolitica.com/articulos/exportaciones-presente-y-desafios/ las exportaciones de MOI en 2011 fueron el 14% y las principales fueron las automotrices, siderca, aluar, acindar y quimicas finas (profertil - pbras). O sea que el freno grueso de las expo no se debería ver afectado por otra falta de insunmo que no sea energía (que no sucedió).

Ahora bien, para el resto de las industrias, si puede ser que un insumo les trabe una linea productiva (sobre todo en algunos procesos) y una devaluación las hace competitiva porque, a menos que TODOS tus costos sean en dolares, te baja el precio final en "dólares". Si de un producto el 30% de los costos es en dolares, y devaluás un 30%, tu costos aumentan 9% (0,3 * 0,3), por lo que tu producto en pesos sería 9% más caro, pero el dolar sería un 30% más caro por lo que en realidad en dolares te abaratás un 16%.

Por lo tanto sos más barato contra el importado en el mercado local y sos más barato en los mercados extranjeros. Vendés más. Más rentabilidad.

¿Hasta cuando? Hasta que la devaluación (de un hipotético 30%) impacte en todos los costos en pesos (incluyendo salario). En el mientras tanto algunos hicieron pinches ganancias. Y más aún los sectores que tienen bajos costos en dólares.

Pero yo creo que está bastante claro que aunque no se necesita de un saque una devalueta del 30% (que llevaría el dolar a casi $6) si hay un problema de competitividad del tipo de cambio que se ve reflejado en las medidas que se toman para administrar la coyuntura, y que hacen que una adecuación o del tipo de cambio o de la productividad sea inevitable (en definitiva el tipo de cambio no debería ser otra cosa que el diferencial de productividad de dos países a través de sus monedas, y por otro lado, acomodar la productividad no es lo más fácil ni rápido en el corto plazo). No a niveles dramáticos ni en forma de shock, pero si veo necesario seguir administrando la "suba" de la moneda y de forma un tanto más agresiva tal vez.

saludos.