Pasados unos días, la imprevista revelación del "deseo" oculto de Diana Conti, puede merecer una vuelta de tuerca.
Varios compañeros la sometieron a escarnio, comprensiblemente enojados, como primera reacción. Gerardo, Contradicto, Ricardo y Néstor.
Artemio, en cambio, hizo gala de laconismo, con cierta indulgencia casi justificatoria. Este último dato, cruzado con lo que sostiene cierto becario de la Editorial Planeta, publicador serial de folletines pseudo-políticos, y sometido a las desviaciones de una imaginación ávida de encontrar componendas o conspiraciones en todos lados arrojaría, quizás, resultados inquietantes. Podría aclarar hacia donde apunto, pero solamente si hiciera falta (tampoco es nada del otro mundo, eh).
Me limito a seguir la cronología.
Diana Conti pidió disculpas, asumió haber sido sorprendida en su ingenuidad y utilizada. Casi podríamos confirmar esta hipótesis si prestamos atención a que la supuesta operación se inició el mismo domingo en la editorial de Van der Kooy.
Dejando de lado entonces la cuestión de si Diana Conti se equivocó o no (que no lo descartaría), la verdad es que queda un corolario muy interesante por ver, de todo este asunto.
Algunos dirigentes opositores (relativa y llamativamente pocos) se metieron enseguida en teorizaciones sobre la inconveniencia de permitir reelecciones ilimitadas. Otros se mantuvieron callados.
Pero ninguno (Ninguno) aprovechó la oportunidad de señalar que trabaja incesantemente por permitirle a Cristina el derecho de presentarse en 2015. Y que la mejor manera de hacerlo es ganarle en 2011.
Tal vez, la resignación les esté ganando secretamente (o no tanto) la batalla, se sientan irreversiblemente perdedores, y en su fuero íntimo ya no guarden siquiera las esperanzas de poder lograrlo (igual, nunca hay que confiarse).
Es un tiempo de esos raros, en que vaya a saberse por qué conjunción astral, todo sale bien. Todo se capitaliza. Suma. Nunca resta. Todo más, nunca menos.
Es como uno de esos días en que cuando un imprudente marcador de punta desatina un rechazo con destino de gol (en contra) aparece la infortunada espalda de un delantero rival para sacarla en la línea.
Lo único que pido es que el triunfalismo no nos fuerce más errores.
1 comentario:
Si algún opositor hubiera tenido el reflejo de aprovechar la oportunidad que destacás, hubiera metido un lindo gol.
Gracias por la cita.
Saludos.
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