El último tramo de la serie lo inauguró Mauricio Macri, en relación a los hechos del Indoamericano.
Ya antes se habían hecho intentos por instalar la frase, con suerte dispar.
En una esquina porteña bastante cheta, escucho, uno de estos días, una conversación. "Lo que pasa es que el estado está ausente", dice uno, mientras cargaba unas bolsas de compras que acababa de hacer. El otro asentía, con el gesto de reconocimiento que hace uno cuando alguien dice algo novedoso. Novedoso.
Resulta que parece ser que algunos argentinos descubrieron el otro día (con unos 18 añitos de atraso) que el estado no tiene una presencia y una fortaleza adecuadas para resolver conflictos propios de la vida social, económica y (por qué no?) política de nuestra comunidad. Fenómeno, digamos de paso, que no es sólo argentino. Puede aplicarse a casi cualquier país del mundo, incluso los "desarrollados" donde están teniendo algunos problemitas con la descomposición de sus "estados de bienestar". Quedan a salvo los nórdicos, claro, donde la presencia del estado se hace palpable fuertemente a la hora de pagar impuestos, confiscatorios y violatorios de la propiedad privada, según los estandares nacionales. Pero sigamos con lo nuestro.
Más impactante resulta este abrupto reconocimiento de la ausencia del estado, ya que sucede justo en el momento en que el Estado más presente está, en los últimos 18 años.
Presente en la intervención de ciertos mercados, lo cual genera fuertes reacciones (fíjense si no qué opina del tema la Mesa de enlace); presente en las tarifas de servicios públicos, en los boletos de transporte público en el AMBA, en los precios de los combustibles, en las multas que pagan las privatizadas que no cumplen con el servicio; presente en la operación de ciertas empresas (Aerolíneas, AYSA, Correo) recuperadas después de haber sido privatizadas; presente en el sistema jubilatorio.
Y en muchos casos más.
Es llamativo cómo los mismos tipos que hablan de Estado ausente identifican el crecimiento del gasto público y la presión tributaria (que supuestamente es muy alta, no como en países ejemplares, tal el caso de Alemania, por ejemplo) como problemas terribles a los que nos somete la "dictadura K". Que estaría batiendo un nuevo record: montar un régimen dictatorial sobre la base de un "estado ausente".
También hay que reconocer que, aunque parezca increíble, este desafío a las reglas de la lógica, del cual gente como Macri abusa de manera casi constante, parece dar ciertos réditos electorales.
3 comentarios:
Muy buena, Mariano.
Un abrazo y que tengas muy feliz año!
Gracias Unfor. Igualmente para vos.
Un abrazo
No se si,en el caso de Macri y los conservadores en general, hay una contradiccion.Esta gente entiende al Estado como una maquinaria represiva por lo que un Estado que no recurre al palo,al menos en primera instancia,sera siempre un Estado ausente.En los demas casos la "ausencia de Estado" es un latiguillo para satisfacer la pereza intelectual,una formula magica que sirve para explicar cualquier desgracia sin tener que hacer analisis mas profundos.
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