sábado, 25 de diciembre de 2010

Crisis energética

No sé si decir que en este punto los pronósticos se cumplieron.
Porque cuando se hablaba de crisis energética, se remitía a la inminencia de que nos quedáramos sin los recursos energéticos necesarios para abastecer al consumo. Al parecer, los problemas no son de déficit en la generación, sino en la distribución. Las líneas no aguantan, hay desbalanceo de fases, y por eso se corta la luz o baja la tensión.

No sirve para nada ensayar explicaciones como las que manejan los ejecutivos de las empresas: "los cuellos de botella, ante picos de demanda producidos por factores estacionales, ocurren en todas las ciudades del mundo". Al que se le corta la luz, la situación le genera molestias innegables, y le importa muy poco cualquiera de esas cosas. Se enoja igual.

Podemos consolarnos, reflexionando sobre el aburguesamiento colectivo que vivencia nuestra sociedad. Pensando que hace un poco más de 20 años nos cortaban la luz de manera programada, no había televisión hasta las 5 de la tarde (4 canales de aire en capital y GBA; con suerte, si había viento sur agarrabas el 2 "con lluvia"). Hoy por hoy, se corta el cable en Caballito a las 9 de la noche, durante media hora, y tenés un cacerolazo. Guste o no, esa es la materia prima sobre la que se opera en la CABA.
El avance tecnológico y la mejora del poder adquisitivo sube el umbral de demanda y reconfigura el espectro de "necesidades básicas". ¿O no será pronto un derecho humano el acceso a la TV Digital o el Wi-Fi?

A partir de estos problemas con la luz, aparecen los lobbystas de las empresas en los canales de televisión. A  Montamat y Lapeña se suma ahora otro prócer del sistema energético nacional: Emilio Apud, ex brillante Secretario de Energía.
Estuvo con Nelson Castro. Por primera vez escucho a uno de los lobbystas decir abiertamente cuáles son sus objetivos: aumentar las tarifas, para bajar el consumo. Repito, para bajar el consumo. Otra muestra más de que los niveles de facturación no son el indicador adecuado para evaluar si una empresa está en su óptimo o no.
Por supuesto Castro asentía con su clásico "mmm...mmm". Pedir que se normalice el mercado de la energía, finalizando los subsidios, es el paso previo a la placa roja: "Golpe al bolsillo", "Tarifazo", etc. Qué se le va a hacer? Así es Doña Francisquita, si se la sacan llora, si se la ponen grita.