martes, 14 de diciembre de 2010

El PRO y la xenofobia, en clave de Jorge Asís

En sentido estricto, la xenofobia es un imposible. En todo caso, un mito. No se puede odiar, o tenerle miedo, a "lo extranjero" de un grupo de personas. Nadie es esencialmente boliviano, ni argentino. Los rasgos culturales (ni hablar de la nacionalidad) son elementos adquiridos. Casi que no se puede (en la dinámica propia de la vida social) conservarlos en estado de "pureza".

Odiar a los bolivianos o paraguayos pobres (que no se diferencian mucho de los argentinos pobres), ya es algo más posible. Lo dice bien el vende humo y autobombisto preferido del análisis político, creador de la versión ficcional del género.

Yo (que en autobombo y egocentrismo no me le achico) rectifico parcialmente. Tampoco es un tema contra la pobreza en general. Cierta pobreza digna y sumisa es "necesaria". Nadie es tan tonto (aunque lo parezcan a veces). Después de todo, alguien tiene que limpiar los baños, y el presupuesto no alcanza para pagarles bien. Este tipo de pobreza, es el reverso simétrico de la riqueza. Es "aceptable".

Aparte, la pobreza es un concepto relativo. Es cierto que están las necesidades básicas (concepto también relativo en parte, pero un poco más objetivo), pero más allá de su satisfacción o insatisfacción, las carencias de unos se miden en relación a las posesiones de otros. El núcleo de la pobreza es la desigualdad.

Claro que existe otro tipo de pobreza que friamente se conoce como "estructural". Pobres que no podrán nunca dejar de serlo. Que no tienen la más mínima posibilidad de insertarse al menos como el engranaje más perjudicado del sistema. Son un reverso anómalo del modelo de acumulación de riqueza. Excluidos, excluibles, expulsables. Cosa que han sabido manejar con maestría los países nórdicos, por ejemplo. O hasta hace un tiempo Europa central y Norteamérica (asistidos por el comunismo). Mantener a esos pobres, productos residuales de la línea fordiana de montaje,  lejos. Paisaje capitalista sin la contaminación visual a la que lo someten los harapientos.

Esta pobreza sí causa fobia. Pobres que, encima, precariamente se organizan y disponen a tomar por asalto lo que la matriz distributiva les negó. Dios no lo permita (aunque permite cada cosa Dios, que qué se yo...)

En Argentina hemos tenido gobiernos que han tomado a la pobreza en distinta consideración. Asumiendo la inevitabilidad de la misma, producto de elegir un modo de acumulación de riquezas, algunos han querido paliarla, han tratado al menos de brindarles un salvoconducto a los excluidos. Con mayor o menor ineficacia. Pero siempre con ineficacia. Y cuando digo siempre, estoy queriendo decir siempre (aunque la AUH sea algo muy bueno, eh).

Otros, directamente, la repulsan, le tienen miedo. La disfrazan de constructos imposibles (como la xenofobia): "estos bolivianos". Da lo mismo que sean chaqueños, formoseños, jujeños... La convierten en materia de derecho penal.
En esa línea se inscribe el PRO. Por eso tienen "amigos" bolivianos y paraguayos. Pero ricos. O, al menos, "emprendedores", para decirlo en términos económicamente correctos.

4 comentarios:

Néstor Dulce dijo...

Che: no seas modesto, no sos el menos leído y tu blog es muy bueno
Yo te leí ...
Te invito a conocer un blog de humor K, y si te agrada, a hacernos seguidores mutuos
www.kikitodulce.blogspot.com

Néstor Dulce dijo...

LOS NEGOCIADOS DEL PRO: el fabricante de colchones.Nadie se dio cuenta de q los fachos q entraban a pegar y a quemarle los colchones a los okupas era por un negociado de don Simons con Santili. Primero se los proveía al gobierno de la ciud ......ad, después los incineraban y se los volvían a vender. Un anticipo de la historia:
- "De adolescente, el investigado, ya era vago y soñador. Por eso, se empleó como sereno en "La Cardeuse". Sin embargo, como le sobraban energías, se convirtió en un asalariado fulltime: el dueño de la empresa le permitió que de día ejerciera como probador de colchones.
El gran salto de calidad en la vida de don Simons se dio cuando se le ocurrió una revolucionaria idea. En vez de promocionar los colchones por TV con una agraciada modelo con poca ropa, ubicó a una despampanante mina en bolas en la vidriera del negocio recostada sobre los colchones.
Gracias a este artilugio, se vendieron una enormidad de colchones. Aunque el dueño del negocio fue arrestado por promover la prostitución, don Simons zafó porque lo defendió el mismo abogado de Tinelli.
... Después hizo otra innovación muy original. Comenzó a vender los colchones con una chica incorporada. Esta estaba aleccionada para que, en caso de que se presente la policía, se excuse diciendo que ella formaba parte de la promoción "pruebe los colchones en pareja".
El negocio cerraba perfectamente pues una vez que el cliente se la llevaba con el colchón, unos matones que trabajaban para don Simons se encargaban de rescatarla.
...Creo que don Simons se inspiró en dos prosperos comerciantes del barrio para idear sus tácticas comerciales. Uno es el veterinario Pajarito Gómez que siempre vendía el mismo perro y se justificaba diciendo que él nunca había engañado ya que siempre le aclaraba a los potenciales clientes que se trataba de un animal muy fiel (siempre volvía con él). El otro caso es el del funebrero Benito Mátelas, en cuyo local había fallecido un tipo de un paro cardíaco, y como nadie lo reclamó, en vez de darle cristiana sepultura, lo dejó recostado en un atúd como publicidad.
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Mariano dijo...

Nestor: yo ya soy seguidor de tu blog.
Saludos

Mariano dijo...
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