lunes, 14 de marzo de 2011

Impresiones inconexas


Para empezar, mi pronóstico (en el post anterior) da como para que me entusiasme y prevea un categórico triunfo de los candidatos de Das Neves en Chubut.  Para ver si es cábala esto de fulminar "números puestos" ajenos.

Para el kirchnerismo, la euforia comporta un riesgo. No es el triunfalismo un contexto óptimo. No me refiero exclusivamente a las actitudes propias. Categorías como "la gente" o "la sociedad" que con tanto ahínco se esfuerza por dotar de sentido el famoso encuestador Jorge Giaccobe, no se llevan armónicamente con los éxitos, y menos cuando son absolutos.

Digo, lejos de ratificar la existencia plena de las categorías citadas (que el tipo utiliza de manera central en sus análisis, no sé si realmente convencido o porque se sabe incapaz de pensar la realidad con otras herramientas), habría que precaverse de la posibilidad de que algún voto se pierda si se exagera en el papel de "triunfo asegurado".

Asumo, si se quiere, el papel de "mala onda", que siempre encuentra un pero para no festejar. En política (me parece, ojo, humildemente) tan importante como ganar es patear siempre para adelante los festejos, guardarlos para la victoria más trascendente. Que siempre, por definición, es la próxima.

Tomo nota de un cambio comunicacional en algunos medios opositores. Decididamente algo pasa en América (primer medio en difundir datos de "boca de urna" catamarqueños, aún cuando pendía la prohibición).
Por su parte, Clarín (y los suyos) parece querer abandonar esa tónica rallana en el ridículo, a la que Varsky llama "bajo emoción violenta". Algunos indicios me hacen pensar que vieron que su monotemático y explícito ataque al oficialismo nacional les hace perder a ellos (políticamente) más que a sus rivales. Y si no lo hicieron todavía, alguna vez lo van a tener que ver.

Esperaría, de parte de ellos, una salida ordenada de la lógica "amigo-enemigo". De a poco. Empezando por lugares inverosímiles, como la convocatoria a Fito Páez para un proyecto artístico, o la contratación de Alejandro Apo para publicitar el Grandt (¿es Apo, o un imitador?). O dar (como Alfano) las "malas noticias" con sonrisa y en tono de algarabía. Pavaditas, bah. Pero Dios opera en los detalles.

Y ya que hablamos del tema, un último detalle de la elección catamarqueña. Por un lado, la insignificancia electoral que adquirieron las grandes movilizaciones populares encabezadas por Pino Solanas, en contra de la minería. Todo un pueblo ... se mostró indiferente a tal fijación porteña. Evidentemente falsas las proporciones de la movilización (o infladas). No filtra en sociedades "tan conservadoras" el lobby de Greenpeace.

Por otro lado, la pobre performance del autodenominado "verdadero peronismo". La ola, que según las grandilocuentes apariciones mediáticas del bañero más loco del mundo, pronto se convertirá en tsunami, por ahora no alcanza ni para desbordar la pelopincho.

1 comentario:

Ricardo dijo...

Está bien el papel de "mala onda", como los técnicos que no festejan los goles y se desesperan llamando al 2 y al 5 para darles indicaciones.

Con respecto a la prensa opositora, les puede llevar tiempo recuperarse y dejar de ser tan obvia.

Un abrazo.