Las previsiones sobre el resultado comercial para el año 2012 suelen basarse en un empeoramiento de las cuentas, que más o menos reitera la proporcionalidad del que se vivió este año respecto a 2010, y en 2010, a su vez, respecto a 2009.
Las fuentes (ausentes en este blog) son fácilmente rastreables en diarios y programas televisivos diversos del cable. Hay una nota bastante completa en La Nación de hoy.
Lo primero que queremos hacer es apuntar a la precisión terminológica.
Un ejemplo: suele hablarse de "menor ingreso de divisas". Para 2012 no me animaría a sostener tal cosa, pero como descripción de 2011 es peor. Una reverenda boludez.
El ingreso de divisas por vía comercial (exportaciones) fue mayor. Del mismo modo que fue mayor el egreso de divisas por la vía comercial (importaciones), debido fundamentalmente (y según los especialistas) a que las "malas políticas energéticas" en el tema precios (lobby a favor de las operadoras) hacen que la importación de energía sea cada vez mayor y más significativa respecto del volumen total de importaciones.
O sea, en la combinación de ambos datos (exportaciones e importaciones) nos encontramos con un saldo menor. Superávit, pero un 7% más bajo que el de 2010. Dicen los expertos que podría esperarse que el proceso de "destrucción" del superávit comercial se acelerase en 2012.
¿A qué atribuyen los expertos consultores esta situación?
Por el lado de las exportaciones, dicen que la crisis internacional promoverá una reducción del comercio mundial y una baja promedio del precio de los commodities, como la soja, el maíz y el trigo (a pesar de que se estiman cosechas algo mayores si no perjudica la sequía).
Por el lado de las importaciones, mayor necesidad de compras en el área de la energía.
Y a esto le agregan (sin hacer el esfuerzo de incorporar el dato como premisa de un silogismo) que se prevé un menor crecimiento de la economía doméstica, a tono con el menor crecimiento de la economía mundial.
Lo primero: si bajan los precios de los commodities (si sigue el proceso de revaluación del dólar), no solamente impactará sobre los que vendemos (soja, maíz, trigo y derivados) sino también sobre los que compramos. Porque recordemos que los mismos especialistas sostienen que las compras en energía insumirán los mayores costos en materia comercial.
O sea, si bajan los precios de los commodities, se verá afectado el ingreso de divisas vía exportación, pero también el egreso de divisas por importación de energía. Que según dicen los expertos, es el rubro que más subirá en proporción. De manera que la baja de sus precios incidirá mucho más en la evolución de las importaciones, que la baja del precio de la soja en la evolución de las exportaciones.
Pero a esto hay que agregarle también el deliberadamente olvidado pronóstico de menor crecimiento. Ya que si la economía doméstica crece menos, las importaciones de energía crecerán, pero también menos. Porque la economía que crece es la que demanda energía.
Por lo demás, en el rubro importaciones, los bienes de capital, sus repuestos y los bienes intermedios, aparte de los combustibles, insumen la amplísima mayoría de divisas. Por ello es dable esperar que un menor crecimiento de la economía también incidirá mucho en los montos a desembolsar en importaciones por esos rubros, porque si se produce más, pero a menor ritmo, se gastará más, pero a menor ritmo también en aquellos bienes que insume el proceso productivo, y, para el caso de los bienes de capital, es posible que se pospongan determinadas decisiones de inversión.
En otras palabras, la merma en el crecimiento de la economía y la baja del precio de los commodities no son compatibles con la "segura" destrucción del superávit comercial.
Para rememorar, hay que remitirse a lo que los mismos especialistas sostenían en vísperas del 2009 (crisis internacional) y lo que ocurrió en el año después (teléfono para Brodersohn).
La situación de 2012 tampoco parece poder parangonarse con la de aquel 2009, pero como tendencia de la evolución de las variables aquel año puede brindar algunos puntos de apoyo.