Y yo, que estoy un poco harto de ese consenso (será una de las tres o cuatro cosas en las que nos tenemos que poner de acuerdo todos los argentinos?) según el cual los docentes son las únicas víctimas emergentes y simbólicas de una sociedad que reparte de manera injusta lo que produce, me refugio en la ortodoxia económica para quejarme. Aunque quede mal decirlo.
El asunto surge del hecho de que habiendo paritarias abiertas y ante el desacuerdo de los gremios con la oferta patronal (en este caso es el estado) se toma una medida de fuerza. No es menor el dato de que el rol de patronal en la discusión lo asuma el estado.
Porque lo que está en discusión es plata, que sale de las arcas públicas. Independientemente de las ventajas comparativas con las que gozan los gremios docentes respecto de otros gremios, que les permite ejercer una presión mayor, irresistible, y que se inscribe en el campo de la política.
El tema de la plata es muy importante.
Porque es, diría, casi el corazón mismo de la "sintonía fina".
No es difícil de observar que la pauta de aumento salarial anual, en el esquema que vivimos en los últimos años, se define en discusiones que afectan a gremios cuyos salarios los paga directa o indirectamente el Estado. Los famosos casos testigo: camioneros, docentes.
En esta lista están también ferroviarios, colectiveros, luz y fuerza. De actividades directamente regidas por el sector público o subsidiadas por él.
Pero, la decisión de aplicar "sintonía fina" no condesciende más al crecimiento progresivo de los subsidios. Lo cual tiene raíz profunda en el reconocimiento de la insustentabilidad fiscal de prolongar dicho esquema en el tiempo.
De manera tal que la pauta de aumento salarial de estas actividades estará regida por la corrección de las distorsiones que se propone como objetivo la "sintonía fina".
Lo que queremos decir es que, en caso de estrechamiento fiscal, los puntos extra de aumento salarial que piden estos gremios (y en este caso específico docentes) son una forma de condicionar al estado a tener que fabricar plata para pagarlos. Principalmente desde las provincias con menores recursos.
De este modo, y en este marco de corrección de distorsiones, los aumentos docentes ponen la pauta, no sólo de los aumentos del resto de los gremios estatales, sino el piso de inflación para el año actual, lo cual termina condicionando a los otros gremios (que no puedan arreglar al nivel de la pauta de incremento docente) a soportar un ajuste real de salarios para financiar el excedente de 2 o 3 puntos en el arreglo salarial docente (y estatal y de gremios de áreas subsidiadas).
Un tema sin lugar a dudas mucho más complejo que la romántica verdad de perogrullo de que los docentes se merecen que les paguen mejor.