domingo, 29 de enero de 2012

Moreno y la reconfiguración de los modelos de negocios

Los controles que desde el estado se intentan ejercer sobre el comercio exterior provocarán cambios estructurales en la economía argentina, indefectiblemente.

Igualmente, siempre es necesario aclarar que no todas las medidas implementadas actualmente (o próximas a implementarse) tienen vocación de permanencia. Hay, en el ejercicio del control estricto, un fuerte componente de coyuntura. De incertidumbre ante la aparición de un período crítico a nivel internacional con consecuencias de difícil previsión.

Más allá de eso, me parece que sí hay algunos lineamientos que cargan con la voluntad de provocar reformas estructurales.
Un ejemplo: el modelo de negocios de empresas multinacionales de rubros con alta dependencia tecnológica.

Estas multinacionales, que desarrollan su actividad como proveedoras de equipamiento específico para la explotación petrolera o minera, por ejemplo, o desarrollan otro tipo de bienes de capital con orientación a la racionalización del uso energético ya sea en cuanto a la eficientización de los procesos productivos, ya sea en consumo final, funcionan como oficinas importadoras, principalmente.
Tienen una balanza comercial individual altamente deficitaria, buen nivel de facturación, con amplios márgenes de ganancia (30%, más o menos), y una remesa de utilidades casi total hacia sus casas matrices.

Este modelo de negocios tiende a desaparecer en las condiciones actuales (o al menos eso pretende el Gobierno). El punto crítico está dado por la incapacidad en el corto plazo del aparato productivo nacional de reemplazar estos bienes específicos y complejos, siendo que encima algunas actividades básicas son sumamente dependientes de ellos.

La dificultad que enfrenta este modelo de negocios no se da solamente en la demanda de dólares que ejerce para importar lo que vende, sino en lo que es el principal punto de apoyo para la radicación de la filial en terreno local: la demanda de dólares para remesa de utilidades.
El lugar desde donde el gobierno quiere plantear la pelea es en la reinversión de una parte suculenta de las mismas, con la pretensión a mediano plazo de tender inclusive, a través de lo reinvertido en producción local, a ir equilibrando la balanza comercial individual. Cortar el drenaje de divisas del sector por la vía financiera, y aprovechar ese cambio para sustituir importaciones.

El escollo para que esta reformulación de los planes de negocios pueda ser exitosa está dado en los incentivos que puedan tener esas multinacionales para desarrollar procesos productivos en el país.
Recordemos que esta adecuación sería de vital importancia si se pretende generar cambios estructurales. En caso contrario, Argentina debería "soportar" que las empresas continúen con el modelo de negocios que tienen en la actualidad, o en su defecto complicar los procesos de las industrias a las que alimentan, privándolas por ejemplo de un acceso a tecnología imposible de conseguir por otra vía. Dependemos (como aparato productivo) en muchos casos de dotación externa de capital.
Aparte queda el costo social que implicaría el retiro de estas empresas (algunas de estas oficinas de importación tienen un plantel de 200 empleados, donde se recaba información específica para alimentar las áreas de desarrollo de productos, áreas de marketing y publicidad, departamentos de ventas, área de recursos humanos, servicios jurídicos y contables, etc.).

Por eso, en algunos casos, sería conveniente que el compañero Guillermo Moreno utilizara su mano más sutil. No débil, pero sutil.

viernes, 27 de enero de 2012

Otras ideas sobre "sintonía fina"

Un señor, practicándole sintonía fina a un tornillo

La implementación de la sintonía fina va avanzando.
Los últimos movimientos sugieren, a esta altura, la existencia de dos vectores.

Por un lado, el que se denomina de "ajuste" que más allá de las discusiones semánticas sobre si la palabra es adecuada o no para describirlo, existe.
Es la línea de acción que refiere al objetivo expresado por la misma presidenta: corregir las distorsiones. Promesa efectuada ante el "vasco" De Mendiguren, que es capaz de convertirse en un empresario nacional y popular, si es que esto le permite ganar más plata.

Esta línea supone, como decíamos, una corrección de las distorsiones. En sentido ortodoxo. Es la búsqueda por recuperar los equilibrios macroeconómicos perdidos. Voluntariamente perdidos, en el afán heterodoxo de forzar el patrón de acumulación de capital, de manera de generar tensión entre el propósito redistributivo y la obligación de ser el estado burgués, garante de tal patrón de acumulación.
Hasta ahora, se lleva adelante con gradualidad, gracias a los márgenes que el buen desempeño de la economía argentina permite usufructuar.

Por el otro lado, la línea utópica. Con lo antipática que me resulta esta palabra cuando se habla de política.
La línea que supone querer converger en una situación ideal en la que el ahorro fiscal sea producto de la eficientización del gasto, sin tocar los flujos imprescindibles, y aún aumentándolos. Se transita por el delgado equilibrio de aceptar el ortodoxo reconocimiento de que el aumento del gasto público es insostenible, mientras se desprecia la idea complementaria de aquella, de que el Estado no debe cumplimentar un rol activo para redistribuir.

Se trata también de dinamitar los puentes por los cuales los siempre listos a convertir en prebenda cualquier inversión pública saben desviar los flujos de dinero estatal.
El óptimo (tenemos que decirlo) del estado de bienestar europeo y rubio. Que, a algunos inconformables, nos parece insuficiente y hasta un poquito tilinga la exageración de sus bondades.

La sintonía fina entonces desanda hoy el camino de años de forjar la idea de que la intervención estatal y el crecimiento irracional del gasto público siempre se dan juntos. Ganar esa guerra es difícil. No tanto por lo complicado de desarmar los agujeros negros donde se "pierde" la plata, sino porque probablemente es físicamente imposible.

Pero al menos, en el corto plazo, puede llegar a brindar nuevos márgenes para que un ajuste coyuntural no sea tan doloroso.

miércoles, 25 de enero de 2012

El resultado fiscal

Se conocieron lo datos definitivos de las cuentas públicas para el año 2011.

En relación a estos datos suelen hacerse distintas lecturas interesadas, que tienden a resaltar u ocultar las cuestiones más sensibles a la interpretación.

Sin pretensiones de objetividad ni mucho menos, marcamos algunas claves de lectura útiles para quienes compartan nuestro sesgo interpretativo.

El primer punto a esclarecer es el que se relaciona con las divergencias respecto del superávit o déficit del sector público. Que tienen que ver con el tipo de cuenta a la que se le quiera dar prioridad.
El fisco nacional volvió a tener superávit primario. Este saldo es: ingresos corrientes (recaudación) - egresos corrientes (gastos). No incluye entre los egresos a los pagos de intereses y vencimientos de capital de la deuda pública.

Tener superávit en este ítem le sirve al fisco para no incrementar el stock de deuda con motivo de pagar gastos corrientes. Es un indicador de relativa sustentabilidad. Digamos, en realidad, si no lo cumplís es más preocupante, que estimulante si lo cumplís. Pero bueno, primer indicador aprobado.

Lo controvertido de la cuenta se da en otro aspecto. La contabilidad oficial viene incluyendo como ingresos corrientes un par de ítems sobre los cuales los analistas discrepan: los ingresos generados por el fondo de sustentabilidad de ANSeS (o sea, la renta que pagan las inversiones que la ANSeS heredó de las AFJP) y las utilidades que le transfiere el BCRA (este año, 2012, no habrá).
Es un tema largo para discutir. Pero en el caso de ANSeS la cuestión es más clara. Seguir rompiendo las bolas con que es "la plata de los jubilados", sin atender al cambio de patrón en el pago de jubilaciones (reparto, en vez de capitalización) y de cómo, con el nuevo patrón es perfectamente aceptable que un stock se invierta públicamente, ya que ANSeS recupera la inversión por la vía indirecta del crecimiento de la economía, la verdad que cansa. Son recursos estatales genuinos, afectados a pagar obligaciones, pero que indirectamente devengan mejoramiento de las cuentas del organismo emisor, que encima no atiende sólo jubilaciones sino seguridad social en general.
Lo del BCRA es más controvertido y pasa para más adelante.

Por otro lado, el fisco nacional volvió a tener déficit financiero. Esta vez una parte elevadísima de los pagos de intereses no pudieron atenderse con recursos de recaudación corriente. Esto implica una capitalización de los intereses de deuda, lo cual hace aumentar el stock de deuda en términos absolutos. Interviene en el análisis de esta mala noticia para la perspectiva del "desendeudamiento" que, junto con la transeferencia de utilidades del BCRA, el incremento de esta deuda no se hace a través de emisiones en los mercados voluntarios, sino de Letras de tesorería que se colocan en entidades estatales superavitarias o con stock de ahorros (Lotería, Pami, ANSeS, BCRA). El incremnto en el stock de deuda supone como casi contrapartida la redefinición de los acreedores, que pasan a ser intraestatales y no parte de "los mercados", lo cual supone márgenes de maniobra mejores para eventuales renegociaciones o refinanciaciones.

El caso del BCRA es el más controvertido de este ítem, ya que sus activos y sus pasivos juegan un rol determinante en el desenvolvimiento de la economía toda.
A este aspecto hay que vincular la voluntad del gobierno de equilibrar ingresos con gastos, para no depender de utilidades, transferencias o adelantos del BCRA, que constituyen un complejo de políticas monetarias expansivas.
Y que, como venimos sugiriendo desde este humilde (?) blog desde noviembre, estaban dando muestras de que sus efectos expansivos ya no aportaban la antigua ganancia en términos de círculo virtuoso consumo-empleo.

martes, 24 de enero de 2012

Información

La ley de medios no fue, a mi entender, el cambio más trascendente que propició el kirchnerismo en la relación entre el poder político y las empresas periodísticas.

Lo que tuvo una incidencia notable fue la reconfiguración de la economía de difusión de la información generada en los estamentos del poder político.
Se obstruyeron canales y aceitadas redes por las cuales la toma de decisión política derivaba en información "secreta", que más que secreta era privilegiada (en relación a que tenía "punteros" con acceso privilegiado a la misma, vía funcionarios, que se encargaban desde los diarios de armar las operaciones, es decir, darle forma a la primicia de modo tal de, con la misma, provocar respuestas políticas, tanto en el propio campo de las tomas de decisión, como en el llano de la opinión pública más general).

Mantener esos circuitos de información generada desde las "altas esferas del poder", y puesta a circular por "altas fuentes" les significa a las empresas periodísticas grandes esfuerzos. En cuanto a "producción", digamos. Pero fundamentalmente económicos. Dicho esto con todo cinismo.

La verdad es que los canales no fueron desmoronados, en realidad. Seguramente siguen existiendo, y lo más importante que haya ocurrido sea una discusión por las tarifas. Un "ajuste", como el de los boletos de colectivo y tren. Porque a nadie, ni al gobierno ni a las empresas ni a sus punteros, les gusta gastar guita al pedo.

De la floja asimilación de este nuevo escenario inédito provienen las quejas "periodísticas": la Presidenta maneja todo en un círculo íntimo muy pequeño, no dialogan, los ministros se enteran de las decisiones por televisión. Falta la primicia, el "como anticipó Clarín", a pesar de que los punteros y las "gargantas" (como dice Jorge Asís) siguen trabajando y cobrando por sus devaluados servicios (en negro, así que no podemos saber si lo mismo o menos que antes).

Y una consecuencia, de las más risueñas, es la no-noticia que pone en tapa el Clarín de hoy, comentando un spot publicitario oficial, y elucubrando giladas sobre posibles criterios que adoptarían los funcionarios a cargo de la decisión, que tampoco se sabe quiénes carajo son esos funcionarios. Y estamos hablando de la nota de tapa del principal operador periodísitico de la Argentina...no de lapoliticaonline.

jueves, 19 de enero de 2012

Cuestionamientos a cielo abierto


Es curioso que, al mismo tiempo que la contaminación ambiental hará emigrar pobladores, la región más contaminada del país sea a la vez la más poblada. Porque (la verdad) la avenida Gral. Paz y los vecinos del AMBA con sus residuos plásticos contaminan mucho más que la mina La Alumbrera.

Estas sentencias son apenas chicanas. Que eluden las complejidades del asunto que denominamos minería a cielo abierto. Pero tocan tangencialmente algunos puntos que habría por lo menos que explorar antes de dar por cerradas las discusiones.

El ecologismo (y es imposible no repetir un poco a Carrasco cuando se habla de esto) es una doctrina surgida en los países centrales, posmoderna, hija del "fin de la historia" igual que las operaciones estéticas, la comida light y el gym, actividades con las que comparte también su alto nivel de penetración en los grandes centros urbanos. Desde esas cabeceras se exporta hacia regiones subdesarrolladas, pobres, que son aquellas en las cuales casualmente sus prescripciones sobre cuidado del medio ambiente pueden todavía aplicarse. Sus principales referentes, por supuesto, habitan en ciudades altamente contaminantes, pero en las cuales se puede disfrutar de las bondades del desarrollo técnico, científico y tecnológico con poca culpa.

La primera misión de esta corriente de pensamiento fue (podemos adivinar) la de obstaculizar, por lo menos, el desarrollo industrial de los países emergentes (China, India, Rusia) o al menos encarecer preventivamente sus productos ante el acelerado ritmo de desarrollo que éstos alcanzaban en materia de productividad. Un sucedáneo primermundista, sofisticado, de las polémicas licencias no automáticas.

Por supuesto, como no sólo el medioambiente se contamina, sino también el mundo de las ideas, el ecologismo no estuvo exento de cierta lógica movimentista en su desarrollo, que hizo que surgieran distintas vertientes, con la consabida complejización doctrinaria.

Pero el objetivo fundamental lo cumplió. Un aggiornamiento del pensamiento de "izquierda" a los "nuevos tiempos", light, que fue altamente funcional al proceso de financierización de la economía de los países centrales (cuyas consecuencias, dicho al margen hoy sufren). Financiado, además, a través de organizaciones como fundaciones y ONGs en general, que tienen todos los condimentos necesarios para convertirse en centros de lavado de dinero proveniente de cualquier tipo de actividad ilegal, y que cumplen también un rol importante en el sostenimiento de la dirección dada a los flujos financieros mundiales.

Sin embargo, el ecologismo (incomprensiblemente incuestionado por gente que cuestiona absolutamente todo, al que no se le pide ni media validación de sus afirmaciones) ha virado hacia vertientes con un pensamiento arcaicista (si se me permite el término).
Que desconoce la estructura del devenir de los acontecimientos históricos. Que consta de avances de la técnica como actividad humana que intenta mejorar los niveles de vida (bajo forma científica y tecnológica en estos últimos tiempos de humanidad), que genera externalidades negativas (como el consumo de recursos no renovables, por ejemplo), que deriva a su vez en nuevos desarrollos técnicos tendientes a minimizar el impacto de estas externalidades, pero que genera otras nuevas... y así sucesivamente.

En todas las épocas se verifica la creencia de que se está (por economía historiográfica) frente a "tiempos excepcionales". La del "fin del mundo" es la profecía que más veces fracasó, y más veces se reformuló en la historia. Todo bien con el rédito que le saca a esto la industria del entretenimiento. Pero a la hora de pensar en serio deberíamos tomar nota de este resabio antropocentrista, y provocarnos una nueva "herida narcisista" (calculo que no la definitiva).

Ni hablar de los planteos relacionados con la preservación natural y cultural. La primera es paradójica (la preservación requiere de un montón de mecanismos anti-naturales, digamos). La segunda es ahistórica: cualquier complejo cultural de los existentes en la actualidad es el resultado del avasallamiento de complejos culturales previos, con profusión de sangre en abundancia.

Reconocer esto no implica renunciar a la minimización del impacto de las externalidades, que es un motor real del mejoramiento de la técnica.

Pero tal vez lo más interesante sería que la discusión sobre el tema minero en su conjunto se centrara más en la apropiación de la renta de la actividad. Como ocurre con la soja y el glifosato, por ejemplo. O con las antenas para telecomunicaciones.
Y en este punto sí resulta preocupante que los estados nacional y provinciales no cuenten con herramientas como para orientar la actividad hacia el desarrollo endógeno.

Ese es un movilizante cuestionamiento al desarrollo de la minería a cielo abierto en nuestro país. Y del cual podrían derivar las conclusiones más interesantes.

miércoles, 18 de enero de 2012

Bienvenidos al paraíso

En estos últimos tiempos, Argentina y Uruguay tenían avanzadas las negociaciones para poner en práctica un acuerdo de intercambio de información en materia fiscal. El mismo le permitiría a la AFIP acceder a datos sobre transacciones bancarias de argentinos en el vecino paìs, de modo de poder cruzar los mismos con las bases propias e interceptar maniobras de elusiòn y evasión.

Tal acuerdo (y la voluntad para hacerlo) respondía a una conveniencia doble: Argentina podría aceitar mecanismos de recaudación por una vía que históricamente resultó una especie de salvoconducto financiero de hecho para marginales. A Uruguay le serviría en cambio para ser retirada de la lista gris de la OCDE (Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica), que lo mantiene al borde todavía de ser considerado un "paraíso fiscal".

Quienes leen este blog habitualmente sabrán que no le asignamos ningún privilegio a ese tipo de organizaciones supranacionales, que no nos reverenciamos ante ellas y que no consideramos su accionar como incuestionable.

Pero más allá de eso, el acuerdo propiciado entre Uruguay y Argentina tenía la virtud de darle relativa autonomía en la acción contra poderosos (y marginales al mismo tiempo) a nuestro estado nacional, a través de AFIP aunque más no sea, cosa que no es habitual en las recomendaciones de entidades como la mencionada.

La verdad es que las negociaciones constaban de varios puntos. Y no se circunscribían solamente al intercambio informativo tendiente a evitar evasión. También estaba en la mira la posibilidad de la doble imposición. Es decir, el objetivo era evitar que a un mismo ciudadano se le imputara doblemente a ambas orillas del Río de la Plata por el mismo crédito o el mismo bien.

Sin embargo, al parecer el lobby interno en Uruguay logró unilateralmente que las negociaciones quedaran estancadas.

Debido, fundamentalmente, a que Uruguay financia en grandes proporciones su economía con los movimientos de capital provenientes desde la Argentina. Una parte importante de nuestra famosa "fuga de capitales" computan como crédito en la cuenta de capital uruguaya de la balanza de pagos. La sola idea de que el sistema bancario uruguayo dejara de percibir parte de esos flujos, debido a la "aversión al riesgo" (riesgo a que los obliguen a actuar en concordancia con lo dispuesto por la ley) de los inversores argentinos, temerosos de sufrir persecuciones de AFIP, sorpresivamente interesada en cobrarles impuestos a los ricos, sobre todo si son evasores o elusores, generó urticarias galopantes en la suiza sudamericana.

Es bueno entender el funcionamiento de algunas de estas cosas, para compararlas con opiniones habituales, ignorantes de estos detalles, que suelen poner a la Argentina en papel de victimario frente al Uruguay en torno a la cuestión comercial y las limitaciones al ingreso de importados, o a los requisitos para la compra de divisas. O que suelen dictaminar sin demasiado dato concreto que lo sustente que Argentina es una porquería que no tiene comparación con las bondades del Uruguay. O cuando se señala la indemostrablemente distinta catadura moral de nuestras clases dirigentes.

Y también puede ser de utilidad a la hora de saber por qué la izquierda uruguaya suele ser celebrada por la derecha argentina.

Ojo, estamos convencidos de que en ese aspecto Mujica (cuyas declaraciones a veces fueron tomadas como fundamento de críticas a nuestros gobernantes) es un salto de calidad respecto del conservador y reaccionario Tabaré Vázquez (y su pupilo Danilo Astori, actual vicepresidente). Pero también habrá que reconocer que a veces la más férrea voluntad reformista choca con estructuras que manejan una lógica propia y que son muy difíciles de corregir y/o enfrentar.

Y que entonces, cuando esto se cumple más eficazmente, cualquier poder concentrado preferirá un gobierno de izquierda como el de Uruguay. Y no uno "populista" como el de acá, en que se afectan grandes intereses.

lunes, 16 de enero de 2012

Capital y trabajo

Vamos a dar vueltas de nuevo en torno de la "pelea" que entretiene a sectores del Gobierno con sectores de la CGT.

Parece más claro hoy que desde el oficialismo se llamó a Caló para que se levante del banco de suplentes y empiece el precalentamiento. Para entrar, a más tardar, en abril. Es la intención, veremos si se puede plasmar, porque el gobierno no juega solo en esto.
El potencial reemplazante de Moyano es un tipo mucho menos cuestionado que el actual secretario general de la CGT, en cuanto a honestidad, por ejemplo. Al menos será así hasta que se haga más conocido.

Pero esta situación que puede provocar algún entusiasmo en realidad no merece que se la asuma como una acción épica revolucionaria de combate a un quiste corporativo instalado en la central de trabajadores.
Nada indica que en el marco de la "sintonía fina" el hipotético reemplazo del ex-camionero por el metalúrgico redunde en grandes beneficios para el conjunto de los asalariados.

¿Cuál es la virtud que tiene Caló y con la que Moyano no cuenta, de modo tal que se convierta en el dirigente sindical favorito del Gobierno? ¿la honestidad? ¿su incuestionable pasado como genuino trabajador? ¿que no tiene negocios a su nombre ni de testaferros? ¿que no tiene actividad empresarial? ¿que no extorsiona a intendentes?

Respetuosamente, no creemos que ninguna de esas (si existiesen) definirían la cuestión de favoritismo oficial.

Caló, sin embargo (igual que Gerardo Martínez, por ejemplo), es un tipo cuyo perfil se encuadra mucho mejor en el contexto actual y los escollos y desafíos que este implica.
Principalmente, la moderación de la pauta de actualización salarial, de cara al inicio de las paritarias, especialmente para los gremios más grandes, o cuyos trabajadores mayores salarios perciben.

Una descripción esquemática podría ser la siguiente:
en el marco de una sociedad cuyo producto se obtiene sobre la base de un incuestionado modo de producción capitalista, el gobierno eligió que este capitalismo incuestionado tuviera determinadas características.
Y en lo que tiene que ver específicamente con la relación capital-trabajo, a grandes rasgos, promovió un modelo de mediatización de los conflictos de intereses entre ambos grupos (o clases), a través de la discusión institucionalizada entre corporaciones representantes de los intereses de uno y otro: sindicatos y asociaciones empresarias.
El gobierno (desde el Ministerio de Trabajo) se propone como el disciplinador de tal relación conflictiva pero institucionlizada.
En este proceso, y hasta ahora, en general optó por hacer mayores concesiones a la corporación que representa al trabajo que a la que representa al capital.
Entendiendo que existían los márgenes suficientes como para promover un incremento relativamente acelerado del poder adquisitivo real del salario sin poner en riesgo el patrón de acumulación de capital, que se abrió incluso a nuevos actores, de distintos sectores productivos, y no solo a los tradicionales (por ejemplo, las empresas binacionales, que piden subsidios en Argentina, y pagan impuestos en Luxemburgo), y realizando un bosquejo de proyecto a mediano plazo de desarrollo e integración productiva nacional y regional.

La modificación táctica de la postura del Gobierno, sin modificar el esquema, es debida a que tal vez ya no se considere posible mantener la tendencia expansiva sin generar algún colapso, lo cual sería peor en sus consecuencias que un leve ajuste, moderado y con cierta gradualidad, como el que incluye una pauta de aumento salarial por debajo del índice de inflación. El paso a una táctica defensiva. El diferencial de concesiones, entonces, pasará a favorecer coyunturalmente al capital.

Moyano no se encuadra en esta decisión. Caló, sí.
De allí el cambio de preferencias, y la legítima intromisión política en las definiciones de una organización autónoma.

miércoles, 11 de enero de 2012

Agregado de valor en origen


Hace un tiempo había leído este post en La patria chacarera. Y la verdad es que es muy atendible lo que señala Mariano T. sobre el plan agroalimentario del INTA, para agregar valor a las materias primas en origen.

Cualquier intento de desarrollo productivo en Argentina, en materia de alimentos, tiene que vincularse directamente con la necesidad de obtener destinos de exportación.

Hay que identificar una primera condición: tenemos capacidad para producir (y de hecho lo hacemos) cantidades de materias primas agrícolas que superan ampliamente la capacidad de consumo interno. Pero el tema está ligado también a que si implementamos políticas para incentivar la agregación de valor sobre esas materias primas, indefectiblemente la rentabilidad de la exportación de grano sin procesar mermará, en beneficio de la necesidad de absorber internamente mayor cantidad de esos productos para elaborarlos y transformarlos en productos de otras características.

De manera tal que se convertiría en casi una necesidad macroeconómica desarrollar escala de producción de alimentos elaborados, capaz de generar por la vía de la exportación ingreso de divisas.

Sin embargo, hay un sesgo demasiado marcado a identificar las necesidades exportadoras con la competencia contra productos de alta calidad.
Mientras las mayores oportunidades en la materia se dan, hoy por hoy, coyunturalmente, por el lado de la incorporación al consumo de alimentos manufacturados de cantidades de población, inabastecible con producción local para los países de origen de esa población.
En esos casos, no solamente la producción de productos frescos sino también secos, competitivos en precio más que diferenciados en calidad puede ser una oportunidad, al menos de mediano plazo.

Un objetivo posible, entonces, sería identificar las necesidades cambiantes del consumo masivo.

Y por esta vía, y atendiendo a otra cosa que señala Mariano T. en su post que es la tendencia mundial de los países a alcanzar la "seguridad alimentaria" es que el desarrollo de industrias de este tipo debe ponerse como objetivo la flexibilidad, para la adaptación a situaciones cambiantes por la propia dinámica de la historia. Y para ello el auxilio de la investigación en ciencia y tecnología es fundamental.

domingo, 8 de enero de 2012

Conflictos, socialistas y conservadores

Como destaca la teoría política, los conflictos sociales son inherentes a la democracia contemporánea. Pero este reconocimiento necesario de la pugna de valores e intereses en sociedades desiguales se agudiza cuando la política económica genera inflación y se desata una carrera entre precios y salarios (la obsesión, en defensa de los más débiles, del fundador del Partido Socialista en nuestro país, Juan B. Justo).
 Este párrafo está extraido de una nota de opinión publicada en el Clarín de hoy. El autor, columnista invitado, es el historiador Natalio Botana. Las negritas, las agregué yo.

Hay que retomar nuevamente el camino ya recorrido varias veces.
Las políticas económicas que generan inflación, lo hacen a partir de provocar una interrupción u obstaculización de los flujos "normales" de circulación de recursos y bienes.

La "obsesión" de Juan B. Justo por no desatar la carrera de precios y salarios no es otra cosa que la aceptación de la división del trabajo y el usufructo consiguiente de lo socialmente producido, evitando cualquier puja distributiva que quiera poner en cuestión las proporcionalidades que la "normalidad" sugiere adecuadas para la distribución de la renta entre grupos y sectores con intereses diversos y que puedan entrar en potencial colisión.

Es decir, defender a los "más débiles" en este sentido es cuidarlos de las consecuencias posibles (y no exclusivamente contra ellos sino generales) de una exacerbación de los conflictos de intereses, invitándolos a renunciar a pretensiones desmedidas. Anular el conflicto, saldándolo en favor de lo dado.

Es la mejor explicación de por qué el conservador Juan B. Justo no se alzó nunca con el favor de los "más débiles" por cuya defensa estaba "obsesionado", a diferencia, por ejemplo, del "inflacionario" Perón.


jueves, 5 de enero de 2012

De derechos y privilegios: a propósito de la discusión por el subte


Los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires adolecemos en general de un profundo desconocimiento del país en que vivimos. De los procesos de conformación histórica de las estructuras políticas que nos gobiernan. De los condicionantes socio-económicos que delimitaron los márgenes de expansión de la ciudad que habitamos. De la calidad de la relación con sus territorios aledaños (léase, "el interior"). De la canalización de los flujos de recursos surgidos del proceso de producción social, y de cómo se usufructúan esos recursos. Y de que todos estos procesos no son meramente naturales (aunque sí hay condiciones naturales que de algún modo influyen y hasta los determinan), sino que requieren de una convalidación política aunque más no fuera que por la omisión que significa no realizar ningún esfuerzo por modificarlos.

Nacimos, decía, en una ciudad ya construida. Para cuya construcción, además, no tuvimos necesidad de hacer ningún aporte pecuniario. Porque se fue construyendo con fondos federales.
Y como resultante de un proceso de apropiación de renta y de acumulación de capital, además, que beneficiaba primordialmente a la oligarquía residente en la misma y a las actividades económicas en las cuales ésta basaba su poderío económico, y también político. Decisión arbitraria, de proyecto de país, impuesto por la fuerza frente a otros proyectos.

Entonces, la riqueza de la ciudad portuaria se afianzó sobre dos pilares: el económico, como parte del modo de acumulación, y el político, expresado en términos monetarios a través de la organización fiscal, o sea, se financió el desarrollo de la ciudad con lo recaudado por el fisco nacional, no solamente en la ciudad sino en todo el resto del país.
Formoseños, correntinos, salteños, patagónicos, etc., todos aportaron proporcionalmente al desarrollo infraestructural de la ciudad. Los porteños también, por supuesto. Bueno fuera que ni siquiera eso...

Nacimos, decía, los porteños contemporáneos, en una ciudad ya hecha y desarrollada. Con veredas, con asfalto, con agua potable, cloacas, redes de gas y electricidad, sistema de transportes extremadamente sofisticado en relación a la media del resto del país, que incluye no sólo transporte público de pasajeros sino también amplias autopistas, por ejemplo. No tuvimos necesidad de aportar directamente a la construcción de ninguna de esas partes de lo que constituye la infraestructura urbana básica. De hecho, aún hoy la Nación sigue haciendo aportes para el desarrollo urbano porteño.

Todas estas cosas, en el resto del país, se pagan. Directamente. Con la boleta municipal. La vereda, la pagás, el pavimento, lo pagás. El gas, el agua potable y la cloaca, también. Si tenés la suerte, claro, de tener tu casa en algún territorio que entre en los planes de expansión de la infraestructura urbana.

Relacionar esto con el traspaso del subte deja en ridículo la estúpida alocución (se la escuché al legislador De Andreis): "nos tiraron el subte por la cabeza".
Cabría contestarle que queríamos en realidad "tirárselo por la cabeza" a Insfrán, pero nos pareció desmedido. Creemos igualmente que el intendente de Córdoba, Mestre, hubiera recibido gustoso el arroje por la cabeza de subte, si éste hubiera venido, claro, con unos 20 kilómetros de subte ya construidos y funcionando.

En fin, volvemos a algo que ya dijimos en relación a otro acontecimiento: el que está acostumbrado al privilegio suele confundirlo con un derecho, y cuando lo ve amenazado intenta defenderlo como a un derecho, pero la realidad es que se trata de un privilegio.

Un puntito más: evidentemente el esquema de subsidios no era nada beneficioso para las empresas. Se ve claramente analizando la conducta de las mismas ante las podas, acompañadas con aumento de boleto, y analizando además las proporcionalidades de los aumentos y la poda respectivas. Esperamos ver la evolución de cantidad de pasajes vendidos en los próximos meses para profundizar.

Ahora, justificar el incremento en el precio del boleto diciendo que va a redundar en inversiones es un verso considerable. Para salir esforzadamente del aprieto circunstancial.

miércoles, 4 de enero de 2012

La opinión de Llach


La Nación de hoy publica un análisis de la coyuntura económica mundial del ex-funcionario de De la Rúa, Juan José Llach.
En él, el economista se centra en un hecho que le parece fundamental para pensar el actual momento: lo claramente mejor que les fue en los últimos años a los países emergentes, en comparación con los magros resultados económicos de los desarrollados.

Desde allí, comienza a desarrollar el análisis de las que supone causas, principalmente de la debacle de los desarrollados, pero también del "éxito" de los emergentes. Y establece, además, algunas líneas comparativas con el período histórico de pos-guerra, para señalar una inversión en el presente de los lineamientos generales del devenir de entonces.

Ahora, como todos los análisis, éste no consigue neutralizar el ímpetu de la ideología. Que hace que Llach coloque a la alta inflación como elemento preponderante en los malos resultados (de los emergentes -subdesarrollados, bah-) de la posguerra.

Esta inclusión le permite a Llach señalar un problema concreto que enfrenta la Argentina en la actualidad y que hace que sus perspectivas para los próximos dos o tres años sean peores que las del promedio de emergentes. Si bien desconfiamos de esas previsiones fugitivas que desde hace 8 años huyen hacia el incomprobable futuro levemente cercano de "dentro de dos o tres años", concedámoslo. Pongámosle que sí.

La verdad es que en este último tramo de la historia los emergentes que han crecido (Argentina es uno de los que más ha crecido en los últimos 8 años en América Latina) han tendido a tener una inflación notablemente más alta que los países desarrollados a los que les ha ido mal.

En primer lugar, y generalizado para todos, como consecuencia de la infructuosa política expansiva norteamericana, que propició un proceso de inflación en dólares a nivel mundial, que apenas si compensó la destrucción de activos y poder adquisitivo que la recesión les causó internamente.

Y además, se le sumó que en algunos casos las autoridades monetarias no condescendieron a la aplicación de políticas tozudamente contractivas como la del Banco central europeo, por ejemplo. Incluso aquellos países que aplican "metas de inflación", los más "serios" digamos, no se desesperaron por haber incumplido la meta en algunas ocasiones, mientras el crecimiento siguió en terreno positivo.

Pero si alguna conducta en relación con la inflación debemos señalar como ligada al crecimiento negativo de las economías centrales, es el no abandono de la fijación obsesiva por combatirla aún cuando no la hubiera.

Es decir, la realidad muestra lo mismo que dice Llach, pero totalmente al revés.

martes, 3 de enero de 2012

Sintonía fina: examen válido hasta el día de hoy


Escuchamos muchas veces que el ajuste era inevitable. Sólo un actor político de los que aspiraban a administrar los resortes estatales no había aceptado tal inevitabilidad. Justamente el que tenía la obligación de gobernar, después de los contundentes (hasta lo lacerante) resultados de octubre (anticipados en agosto).

Cabe recordar acá que para algunos comentaristas de la realidad el ajuste era inevitable ya en 2007. Y se pospondría hasta el 2008 poselectoral por pura necesidad política, tan enemistada con la racionalidad imperante en la ciencia económica. El "modelo" ya estaba agotado desde entonces.

La realidad volvió a ser esquiva, año tras año, tanto para la inevitabilidad de los ajustes, como para las desgracias que acaecerían en caso de que la "política" quisiera gambetear subversivamente lo dictaminado por las leyes de hierro de la ciencia.

Pero esta vez las cosas son distintas. Cristina le prometió a la UIA terminar con las "distorsiones", y el  proyecto de acumulación de capital con desarrollo endógeno ya tuvo su primer choque con el hecho maldito del país burgués realmente existente. Los episodios se repetirán, y sólo la capacidad política del gobierno para administrar la coyuntura pueden evitar que los chispazos importunen de manera considerable. Es la dinámica histórica en su versión más genuina.

Pero los ajustes tienen formas... y formas.

Hasta ahora la cuestión fiscal ha tenido centralidad. Y los datos no son del todo negativos. No todo lo negativos que se había esperado al inicio de diciembre, al menos.

Los recortes de subsidios fueron hasta ahora muy prudentes. Y no está mal que el ahorro se vincule con el factor tiempo. Los anuncios, que sin dudas sobrevendrán, no escaparán a este ritmo cansino y paciente que la respetable mesura le impuso al proceso desde el inicio.

Otro hecho destacable, como pilar de la "sintonía fina", es la postergación hasta después del cierre de paritarias de la modificación del mínimo no imponible de ganancias. Un elemento que, además, en el terreno político es disciplinador de los reclamos exacerbados.

Y hay dos indicios para evaluar también. Primero la revisión incluida en el decreto de ampliación de gastos que pesará sobre los ingresos de los 300.000 empleados del estado nacional que cobran plus salariales en diversas formas.
El otro, el reclamo de Bossio sobre la industria del juicio en materia de seguridad social, con jubilaciones que post-sentencia ascienden a los 100.000 pesos.

Este último punto, sobre todo, recuerda a lo que fue un tópico de la política de seguridad social, que era el achatamiento de la pirámide, mediante la inclusión de nuevos beneficiarios excluidos a costa de la merma en la actualización de haberes de los privilegiados y los intermedios.

Ajuste antipático, como todos, pero al que hasta ahora nadie le puede endilgar falta de voluntad para conjugar gradualidad y selectividad.
"Lujos" gubernamentales (estos sustantivos) sólo posibles cuando los márgenes no asfixian.