miércoles, 1 de noviembre de 2017

El "policiísmo"

Cambiemos tiene una base de sustentación política en la aceptación que genera en una amplia capa de las clases medias. 

Esta aceptación tiene un núcleo cultural, que voy a dar en llamar "policiísmo". Es, a mi parecer, cierta tendencia a considerar positivo que adoptemos, todos, como cuerpo social, prácticas de procedimiento policíaco para ordenar la vida social.

Por ejemplo, la habilitación de líneas telefónicas para denunciar vecinos que actúan de modo incorrecto, la decisión de acotar las potestades de los centros de estudiantes en los colegios, la implementación de protocolos para "ordenar" las protestas sociales, la desacreditación de dirigentes sindicales "que no laburan" y de las licencias formales e informales que se toma cualquier trabajador priorizando su vida íntima a su vida productiva, la emisión de permisos estatales para manifestaciones, las revisiones de documentación personal para ingreso y egreso de determinado lugar o incluso en los colectivos.
Ni hablar de ciertos ensayos discursivos que promueven "educar a la gente" para que no tenga hijos si "no debe".


Podría seguir.
Hay cierta forma teórica de entender a las sociedades modernas, como una dialéctica entre las prácticas de los derechos (lo que podemos llamar "estado de derecho") y las prácticas tendientes a imponer obligaciones y limitar expresiones individuales.
Claramente, el "cambio" es, en este sentido, una avanzada del estado polícíaco sobre el estado de derecho.


Lo expresaría a través de un lema que tiene un historial larguísimo: "tus derechos terminan, donde empiezan los de los demás". La potencia de la palabra "terminan" en esa frase, es la clave política.
Alguna vez, con algún conocido, nos burlábamos de esa frase diciendo: tus derechos terminan donde empiezan los de Amalita Fortabat".


Ya ni siquiera ese lujo casi marxista podemos darnos, de ridiculizar la "igualdad" que propugna el republicanismo. Como si todos fuéramos iguales y tuviésemos los mismos derechos en esas sociedades de ricos y pobres.
Hoy nos encontramos pensando en que nuestros derechos terminan cada vez más cerca de donde empiezan. El control policíaco que nos dice "esto no se puede hacer" de a poco va invadiendo terrenos que habían logrado en estos últimos tiempos cierta emancipación.

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