El gobierno está autorizando por estas horas la securitización de hipotecas UVA.
Nosotros supimos mucho respecto de bancos quebrados, de rescates estatales para que los bancos no quiebren, etc.
Detrás de eso está la otra realidad. El que tomó crédito que se vuelve impagable por el sistema de actualización del valor se queda sin casa. La pesadilla de la casa propia.
En Argentina, la vedette de la securitización son los créditos UVA. Sobre los cuales ya se está llamando la atención sobre cómo se encarecen gracias a los mecanismos de actualización del valor.
Un ejemplo, mencionado en una nota de Tiempo Argentino, traído por el analista financiero Cristian Buteler.
Crédito de 1 millón de pesos a 240 meses. Con la actualización, después de los primeros 19 meses, la cuota pasó de los 7915 pesos iniciales a 11268. Pero lo notable es que el capital adeudado, a pesar de la cancelación de 183.775 pesos, aumentó a 1.402.641, un 40% más. Lo que prefigura aumentos exponenciales en las próximas cuotas.
Esta disfuncionalidad del crédito UVA se atribuye a la alta inflación. Yo discrepo.
La inflación obviamente infla nominalmente los valores. Pero el problema es que el sistema de actualización UVA está pensado para garantizar una tasa de interés positiva del 5% aproximadamente. O sea, el crédito (cuota y capital) se actualiza por inflación + 5%. Anual.
Todo el riesgo inflacionario se traslada al tomador del crédito, pero además está garantizado un suculento retorno para el financista, de 5% anual desinflacionado, es decir, real.
Con inflación 0 (y aumento de salario 0) el crédito se vuelve impagable igual.
Digamos, la inflación complica, es cierto. Pero el problema con estos créditos es que los riesgos y los costos de la nominalización los trasladan al eslabón más débil de la cadena.
Y esto no tiene que ver con el contexto, sino con una decisión ideológica.
El que acumula capital y lo presta tiene garantizado su negocio.
Esto consiste básicamente en que los bancos otorgantes de créditos hipotecarios, que son públicos básicamente, puedan colocar esas hipotecas en el mercado. Otras entidades pueden comprarlas, en formas de paquetes, con valores acordados con la calificación de riesgo que les otorgan a esos paquetes las calificadoras, de acuerdo a la evaluación de solvencia de los titulares de los créditos.
Empezó la timba, señores. Esa timba que provocó la crisis de las "subprime" en EEUU hace unos 10 años, no sé si recuerdan. Pero no fue la timba lo que dejó a la gente sin casa, sino los sistemas de créditos hipotecarios, que por las propias amortizaciones dejaban a los tomadores sin posibilidad de pagar, es decir, sin casa.Nosotros supimos mucho respecto de bancos quebrados, de rescates estatales para que los bancos no quiebren, etc.
Detrás de eso está la otra realidad. El que tomó crédito que se vuelve impagable por el sistema de actualización del valor se queda sin casa. La pesadilla de la casa propia.
En Argentina, la vedette de la securitización son los créditos UVA. Sobre los cuales ya se está llamando la atención sobre cómo se encarecen gracias a los mecanismos de actualización del valor.
Un ejemplo, mencionado en una nota de Tiempo Argentino, traído por el analista financiero Cristian Buteler.
Crédito de 1 millón de pesos a 240 meses. Con la actualización, después de los primeros 19 meses, la cuota pasó de los 7915 pesos iniciales a 11268. Pero lo notable es que el capital adeudado, a pesar de la cancelación de 183.775 pesos, aumentó a 1.402.641, un 40% más. Lo que prefigura aumentos exponenciales en las próximas cuotas.
Esta disfuncionalidad del crédito UVA se atribuye a la alta inflación. Yo discrepo.
La inflación obviamente infla nominalmente los valores. Pero el problema es que el sistema de actualización UVA está pensado para garantizar una tasa de interés positiva del 5% aproximadamente. O sea, el crédito (cuota y capital) se actualiza por inflación + 5%. Anual.
Todo el riesgo inflacionario se traslada al tomador del crédito, pero además está garantizado un suculento retorno para el financista, de 5% anual desinflacionado, es decir, real.
Con inflación 0 (y aumento de salario 0) el crédito se vuelve impagable igual.
Digamos, la inflación complica, es cierto. Pero el problema con estos créditos es que los riesgos y los costos de la nominalización los trasladan al eslabón más débil de la cadena.
Y esto no tiene que ver con el contexto, sino con una decisión ideológica.
El que acumula capital y lo presta tiene garantizado su negocio.
Y ahora que tenemos la securitización, que les permite a los bancos vender paquetes de hipotecas para desprenderse de la exposición crediticia o atarla a otras inversiones, incluso el estado, llegado el caso, saldrá como prestamista de última instancia, a solucionar cualquier problema.
Porque si la vas a hacer, hacela bien
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