lunes, 11 de julio de 2011

La CABA y los recursos


El post de Ezequiel Meler, y de forma más general, la elección porteña y las explicaciones de su resultado, pueden servir de puntapié inicial para discutir algunas cuestiones que ciertamente trascienden la especulación política electoral.

Uno de los puntos que amagó con convertirse en eje de campaña fue el de los recursos que dispone la ciudad de Buenos Aires.
Su presupuesto se basta prácticamente de manera íntegra con la recaudación genuina del estado distrital.
Mediante ingresos brutos (que es un impuesto indirecto, al consumo), patentes, inmobiliario, sellos y demás en las transacciones de bienes muebles e inmuebles, multas, cánones.
Aparte de eso recibe una suma bastante baja porcentualmente de coparticipación federal (un 2%).

En términos políticos, esta situación convierte a la CABA en verdaderamente autónoma. Su gobierno no depende de recursos provistos por el Estado nacional para funcionar.
Igualmente, es necesario aclarar lo que a veces es confuso en los análisis: la coparticipación no es una transferencia discrecional de recursos. Se hace en proporciones fijadas por ley, y existe un sistema de cuentas nacionales, provinciales y municipales, que realiza la transferencia automática de los recursos de acuerdo a cómo van ingresando a la cuenta del Tesoro Nacional.

Un primer corolario de esto podría ser que el Estado federal recauda en la CABA mucho más de lo que le transfiere por coparticipación.

Ocurre que poner énfasis en ese aspecto es desconocer cuál es el verdadero inicio de la cadena.

En realidad, un Estado distrital recibe de coparticipación indefectiblemente menos de lo que aporta. Porque más de la mitad de los recursos recaudados son para hacer funcionar al Estado Nacional.

Además, lo que queda es distribuido, lógicamente, con proporciones distintas a las que se aportan desde cada distrito. Digo lógicamente, porque ese es el espíritu de la coparticipación. Si no fuera así, su existencia sería injustificada. Cada distrito recaudaría lo propio, y listo.

Ahora, bien. Lo sustancial del asunto radica en que justamente, la capacidad de aportar más a lo que recauda el Estado federal es el síntoma claro de el nivel de privilegio o no que goza cada distrito.
Los distritos que más aportan, lo hacen a partir de diferencias de orden estructural que les permiten ser los que cuentan con mayores recursos.

En el caso específico de la CABA no es necesario ahondar en los motivos por los cuales es un distrito privilegiado que le permite ser uno de los mayores aportantes a la recaudación federal. Basta con decir, que su posición privilegiada surge de años de organización nacional en torno a su preponderancia geográfica, que derivó en económica, lo cual le valió desarrollos infraestructurales diferenciales, lo cual derivó en mayores concentraciones de población y de actividades económicas relacionadas a la cercanía con principales centros de consumo, que de ese modo fructificó en un sesgo muy importante en relación a la dirección de las inversiones, y así sucesivamente.

Ahora bien, también puede hacerse un racconto de la cantidad de recursos no coparticipables que el Estado Nacional vuelca en la CABA, de modo casi inadvertido pero para nada neutral.
Dejemos de lado los subsidios que son un tema complejísimo, y vamos a lo elemental, que por ser tan elemental casi que no adquiere relevancia (injustamente) en los análisis.

Digo: ¿qué justificación racional existe para la decisión de crear un polo tecnológico en el medio del barrio de Palermo? ¿Cuál es el motivo por el cual la Secretaría de Cultura de la Nación deba tener su sede en el barrio de la Recoleta? ¿Por qué el INTA se encuentra en San Telmo? ¿Y el Ministerio de Turismo? ¿Y el de Agricultura? ¿Y las oficinas de YPF?
Hoy, año 2011, en que el trabajo administrativo circula en redes virtuales, no hay ningún condicionamiento geográfico ni físico para que eso siga siendo así.

Esa simple modificación de nuestro pensamiento más burdamente arraigado y naturalizado podría ser la base de cambios revolucionarios.

5 comentarios:

daniel z dijo...

Tambien habría que analizar la evolución de la recaudación impositiva en la CABA desde 1994 a la fecha y comparar los recursos de los que ha dispuesto Macri con los que contaron De La Rua,que gobernó durante la etapa declinante de la convertibilidad,Ibarra,que tuvo que afrontar el estallido de la misma y sus secuelas y Telerman (Aunque el pelado fue más afortunado ya que le tocó el inicio de la recuperación)Si consideramos que el PRO gobernó en condiciones mucho más favorables entonces concluiremos que o bien la gestión de sus predecesores no fue tan mala o la suya no fue tan buena.Digo esto porque uno de los cuestionamientos que surgen ahora es la identificación de Filmus con el fracaso de las anteriores administraciones "progres".Me parece que lo que no se supo transmitir es que el deficit del macrismo no está tanto en lo que hizo sino en lo que no hizo,desaprovechando el "viento de cola" que tambien sopló para el.

Luis Quijote dijo...

Esta publicación está citada en Macri y los porteños.

Alcides Acevedo dijo...

Muy triste y patético nivel de análisis ¿por qué poner un polo científico en Palermo?
Eso, hagamos demagogia con la muy poca ciencia que hay en Argentina, federalicemos a las patadas como ocurrión con la educación y la saluda.
¿Cómo resultó la experiencia de federalizar los recusrsos naturales?
Cada vez me convenzo más, la condición básica para ser peronista es carecer de cerebro.

Mariano dijo...

Alcides: comparar la idea de poner el polo tecnológico en San juan (ponele) con la provincialización de la salud, la educación y los recursos naturales sólo es posible bajo efecto de alucinógenos.

La diferencia pasa porque mientras en los segundos casos (que son los que vos mencionaste) se pasó la administración a manos provinciales, en el caso de lo que yo digo se trataría de llevar la inversión del estado nacional a las provincias y no centrarlas en la Capital.

Demasiada compleja la diferencia para tu capacidad de entendimiento.
En un rato si querés te lo explico más despacio.
Saludos

Udi dijo...

Mariano, mi estimado: porqué no pone una trampa para cucarachas a la entrada de los comentarios ?
Una vez por semana la revisa y va a ver cuánto bicho como el de ahí arriba queda pegado.