martes, 24 de julio de 2012

El ajuste

"La erré por un poquito así"

Promediando el año, ya podemos hacer una evaluación más concisa respecto de los terribles ajustes que viene perpetrando la dictadura.

Ayer la señora a cargo de la Comunidad de Madrid dijo que los españoles tenían que aceptar los recortes presupuestarios porque era la única opción para no terminar como Argentina, con corralito e inflación.
Respetuosamente, el grado de desconcierto y desorientación es patológico. El corralito y la inflación son elementos de dos etapas distintas de la Argentina, que no convivieron, que fueron prácticamente uno sucedáneo del otro. La pérdida de autonomía monetaria y las políticas fiscales contractivas fueron, señora, los padres del corralito. Similar a lo de España hoy.
Las políticas cambiaria, monetaria y fiscal expansivas, en cambio, fueron los padres de la inflación argentina. Y, a su vez, de la solución al corralito (y al estancamiento depresivo del que éste era un simple emergente). Los españoles deberán elegir una de esas dos opciones. La señora, sin saberlo, apuesta por el corralito. Subrayo con énfasis el "sin saberlo".

Volvamos. Las contingencias económicas, como ser la caída en la demanda a nivel mundial, especialmente de Brasil en lo que nos afecta a nosotros, y la sequía (porque ahora todos se olvidan, tuvimos sequía la última campaña, y los precios espectaculares de los commodities agrícolas nos servirán para el año que viene de mantenerse, pero el factor climático fue adverso para la Argentina en lo que hace al presente), más la contracción de las inversiones cortoplacistas y la sobre-demanda de activos "de calidad" (el famoso "flight to quality", en el que quality equivale extrañamente a dólar) modificaron el panorama económico de los países emergentes. En este caso específico, de los sudamericanos. Argentina tiene el aditamento especial de que paga sus obligaciones externas con recursos propios, sin endeudamiento externo público. Y este año los vencimientos son altos.

La suerte de restricción externa provocada por esta tormenta perfecta fue atacada con control a las importaciones, control a la compra de dólares, y pesificación forzosa de nichos de mercado, como el inmobiliario. La caída en el nivel de actividad, más allá de la influencia que puede haber tenido alguna medida específica en algún mercado específico era una fatalidad a nivel general en estas condiciones. La opción era definir cómo se pagaba la cuenta, y de qué sectores surgirían los mayores esfuerzos.

Las reducciones en materia de gasto público no avanzaron demasiado. Y el punto a trabajar casi exclusivamente es el de la reducción de subsidios. Onerosísimos, e injustos en materia distributiva, la verdad es que se hizo una pequeñísima modificación simbólica en el esquema, con más costo político que beneficio económico. Quedan pendientes todavía las actualizaciones de asignaciones (prioridad absoluta, antes que el mínimo no imponible de ganancias). Pero el gran mérito hasta hoy es la eficacia para que no se manifieste una caída sustancial del empleo en una economía que pasa de +8 a -1 de crecimiento en menos de 6 meses.

Los ajustes en materia de actividad económica fueron selectivos y podemos decir que los más perjudicados fueron los ahorristas demandantes de dólares, que tuvieron que modificar sus objetivos de ahorro, los especuladores inmobiliarios y las grandes empresas imposibilitadas de disponer libremente de sus utilidades para remitirlas al exterior. Y la ligaron los bancos con las nuevas disposiciones que los obligan a colocar una parte muy chica de sus activos en préstamos no tan rentables. A alguien se le ocurrió la mala idea de criticar al Gobierno por esto, con esta desafortunada frase (para sus intereses políticos): "Ahora quieren que el ajuste lo hagan los bancos".

El punto al que voy es que suele decirse que en las mismas condiciones externas Brasil no tiene "cepo cambiario". Brasil, lo que no tiene, es demanda de dólares de parte de los particulares. Muy pocos ahorran en dólares en Brasil. Porque el real es una moneda fuerte y confiable. Y está bien que recalquemos esta diferencia del Real en relación al peso. El Real es una moneda fuerte. El Peso no.
Me voy a remontar a hace unos meses, cuando una devaluación del Real de más del 30% nos colocaba (según los expertos en pronósticos fallidos) fuera del mercado. Justamente, los que decían esto sugerían indirectamente que el real estaba más débil que el peso, entonces. La apreciación relativa del peso contra el real era lo que nos ponía fuera de mercado.
Está bien que reconozcamos que esto no es tan así.
Que el real sigue siendo fuerte a pesar de la devaluación brusca, que una vez superada la tormenta se tradujo en revaluación (un poco menos) brusca, y que la volatilidad del cambio nominal brasilero no nos deja afuera de nada, ni perdemos competitividad de nada. Porque al final, los que se llenan la boca hablando de la confianza de los inversores externos en Brasil, y de los brasileros en el real, son los mismos que sugieren lo contrario cuando hacen lobby a favor de una devaluación en Argentina.

Y una cosita más en relación a la pesificación forzosa del mercado inmobiliario (que es posible, que no es la muerte de nadie, y que se va a reactivar -pero sin burbujas esta vez- una vez que todos se puedan adaptar a la nueva situación, como lo hacen los constructores que venden de pozo, y para lo cual ayudaría mucho que el plan PROCREAR fuera exitoso, ya que mantendría un nivel de actividad alto ligando las transacciones a la construcción, pero reemplazando la especulación con bienes inmuebles por la inclusión al mercado de personas con necesidades habitacionales): la verdad que nuestros economistas expertos en pronósticos fallidos han operado un verdadero prodigio. Nos ganaron la batalla cultural. Convencieron a los tomadores de crédito hipotecario que la pesificación del mercado los perjudica!!! Unos genios. Debe ser el primer éxito público (privados tiene muchos) en la carrera de Prat Gay.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

perjudica, hoy, al tomador de crédito hipotecario porque tiene 60 días para encontrar un vendedor que acepte pesos. Pierde el crédito si no compra. Calculo que en seis meses se habrán resignado y entraran en razones. Ya hay algunos vendedores que aceptan pesos. La necesidad tiene cara de hereje.

Mariano dijo...

Anónimo: el otorgamiento del crédito hipotecario funciona en dos etapas. La primera es la pre-aprobación, en que el banco evalúa a quien se postula como tomador. Los ingresos, etc. Incluso te adelantan hasta cuánto te podrían dar.
Pero para el otorgamiento viene la etapa de evaluación de la propiedad. Mandan un tasador, etc. Y ahí empiezan a laburar los escribanos.
O sea, que nadie toma crédito si no tiene la propiedad señada.
Como decís vos, es cuestión de acostumbrarse.
Igual con los alquileres. Hay mucho que estaban dolarizados. Encontrarán la forma de pactar una pesificación que les cierre a los dos y listo.
Saludos

uno dijo...

El problema con los créditos hipotecarios es que todos damos por sentado que los vendedores no van a aceptar pesos. Es como un círculo vicioso, porque no quieren pesos porque saben que no van a poder comprar otras propiedades con pesos. No se si el tiempo solo puede romper esa lógica. Supongo que habrá habido momentos en que no se compraban ni vendían tantas propiedades.

Como contrapartida debería aumentar la oferta de alquileres por este motivo, lo cual sería bueno para que no suban tanto los precios.

Anónimo dijo...

si el primer eslabón de la cadena (desarrolladores) ya está aceptando pesos es cuestión de tiempo (y que le aflojen un poco a la paranoia de fin de ciclo)