jueves, 29 de marzo de 2012

Obama, el sistema general de preferencias, el CIADI, los bonos Discount, y la próxima crisis terrible, que esta vez sí termina en que se va todo a la mierda definitivamente


La exclusión de Argentina de la lista de países que forman parte del Sistema General de Preferencias en Estados Unidos, lo cual hará que algunos de sus productos dejen de ingresar con arancel 0, se vuelvan por ende más caros y por lo tanto sean menos competitivos para con sus pares de otros países que siguen siendo parte del sistema, fue un tópico de conversación importante en estos días.

Obama nos sacó de la lista. Malas noticias para nuestras frutillas, nuestros maníes, nuestros limones y nuestros vinos.
El volumen de negocios afectados por esta medida no es significativo en términos macroeconómicos (no va a perjudicar significativamente el resultado de la balanza comercial a partir de una grosera merma de nuestras exportaciones ni mucho menos). Pero sí lo es para la rentabilidad de las actividades involucradas. Un caso es el de la industria vitivinícola que mantiene una encarnizada disputa con la industria chilena por la conquista del mercado de vinos de buena relación calidad-precio en los Estados Unidos, y que esta medida los dejaría en condiciones desfavorables en la competencia, haciéndola retroceder algunos casilleros de los varios que se avanzaron en estos últimos años.

Digamos también que los montos implicados en las obligaciones incumplidas que motivaron que Obama tomara esta decisión tampoco son demasiado significativos.
Es bueno recordar que las empresas que activaron el reclamo, por el cual Obama decidió sancionar a la Argentina, son Azurix y Blue Ridge. La primera comprometida con el servicio de provisión de agua; la segunda con los servicios financieros.
Ambas empresas litigaron contra el país, reclamando indemnizaciones por incumplimiento de contratos. Los incumplimientos se originaron en la no mantención de la paridad cambiaria. Con la devaluación de 2002. Y los juicios se radicaron ante el CIADI, centro internacional de arreglo de diferencias, dependiente del Banco Mundial, organismo ante el cual el país se sometió a resolver diferendos de este tipo en los años 90.

Hacer esta mención es absolutamente pertinente, porque es necesario dimensionar la influencia que todavía tienen en nuestra realidad económica los sucesos de 2001. Es una etapa cuyas consecuencias más graves han sido neutralizadas, pero que sigue dando coletazos de variada intensidad que ocasionan todavía más de un problema.Aunque hayan pasado 10 años ya.

La cuestión es que estas empresas tienen fallos favorables del CIADI, que obligan a la Argentina a pagarles 300 millones de dólares.

La chicana utilizada por Argentina para dilatar el desembolso fue la de considerar que las empresas, para cobrar, debían iniciar trámite en tribunales nacionales. Las empresas no aceptan.
Este obstáculo es salvable, debido a que la Argentina puede garantizarles a las empresas que el trámite no implica que dejen de percibir ningún monto adquirido por derecho a través del fallo del CIADI. Y listo.

El tema fundamental a resolver es el del medio de pago.
Argentina tiene que convencer a estas empresas de que cobren en bonos Discount, los mismos ofrecidos en los canjes de deuda en default. Si las empresas aceptaran este medio de pago se rubricaría la solución, y ya no habría motivos para que Argentina fuera excluida del sistema general de preferencias.

Y así, será otra tragedia, profusamente lamentada, que nunca terminó de ocurrir.

2 comentarios:

el pincha dijo...

CLARÍSIMO

wal dijo...

¿Al valor de paridad o de mercado?
Porque si es este ultimo se beneficiarian con respecto a los tomadores originales.

Wal