jueves, 1 de marzo de 2012

La concesión de servicios públicos y los costos artificialmente inflados


Hay una interesante nota en BAE de hoy, que levanta una investigación que está haciendo Rafael Gentili (Proyecto Sur) sobre Metrovías y sus manejos financieros.

La cuestión de fondo es más o menos esta: la empresa concesionaria contrata servicios a empresas del mismo grupo, lo cual entra dentro de sus costos operativos, sobre los cuales se calcula el valor "adecuado" de la tarifa, y (en el esquema actual) el monto a subsidiar.
Es decir, la empresa puede maximizar ganancias a través de pagar asesorías truchas o sobrefacturarlas inflando artificialmente sus costos, que son cubiertos después con subsidios, que se calculan en base a esos costos.

Esta práctica seguramente se traslada a todas las concesionarias de servicios públicos. TBA, por ejemplo, cuenta con una empresa que vende y repara material ferroviario. Se provee a sí misma y a otros concesionarios a través de una empresa cuyos movimientos financieros están fuera de la órbita de control estatal que rige para los servicios públicos.

Esto, sin embargo, no es motivo de extrañeza para quienes intuyen cómo es el funcionamiento del capitalismo en el siglo XXI.
La voluntad de abarcar financieramente un área de negocios de manera tanto vertical (cadena de valor) como horizontal (provisión de servicios), descentralizando la administración mediante la creación de sociedades específicas controladas por la misma estructura financiera, es un modelo que se repite en todos los ámbitos.

Esta aclaración sirve para identificar el quid de la cuestión.
En este tipo de prácticas no incide en nada la política de subsidios. Porque en realidad la fiscalización financiera estatal a las empresas de servicios es para determinar la tarifa (con o sin subsidios).
Con los subsidios, lo que se decide, es que el estado abone la diferencia entre lo que paga el usuario y lo que "sale" el servicio.
Pero si se eliminaran los subsidios, los usuarios pasarían a pagar directamente la totalidad de los costos en la tarifa. Que se decidiría revisando las mismas planillas con costos inflados que las empresas entregarían para la revisión estatal.

O sea, con subsidios o sin ellos las maniobras detalladas existirían perfectamente igual. Los subsidios son algo totalmente superfluo a la hora de determinar que estas cosas ocurran o no.

Estas maniobras son, en definitiva, parte de la corrupción intrínseca que conlleva el modelo privado de concesión de servicios públicos.

1 comentario:

Rafa dijo...

Brillante, Mariano. Me hiciste acordar de otra frase célebre del Turco después de las privatizaciones: "Terminamos con la corrupción estructural". En realidad la cambiaron de lugar.

Un abrazo.