martes, 3 de enero de 2012

Sintonía fina: examen válido hasta el día de hoy


Escuchamos muchas veces que el ajuste era inevitable. Sólo un actor político de los que aspiraban a administrar los resortes estatales no había aceptado tal inevitabilidad. Justamente el que tenía la obligación de gobernar, después de los contundentes (hasta lo lacerante) resultados de octubre (anticipados en agosto).

Cabe recordar acá que para algunos comentaristas de la realidad el ajuste era inevitable ya en 2007. Y se pospondría hasta el 2008 poselectoral por pura necesidad política, tan enemistada con la racionalidad imperante en la ciencia económica. El "modelo" ya estaba agotado desde entonces.

La realidad volvió a ser esquiva, año tras año, tanto para la inevitabilidad de los ajustes, como para las desgracias que acaecerían en caso de que la "política" quisiera gambetear subversivamente lo dictaminado por las leyes de hierro de la ciencia.

Pero esta vez las cosas son distintas. Cristina le prometió a la UIA terminar con las "distorsiones", y el  proyecto de acumulación de capital con desarrollo endógeno ya tuvo su primer choque con el hecho maldito del país burgués realmente existente. Los episodios se repetirán, y sólo la capacidad política del gobierno para administrar la coyuntura pueden evitar que los chispazos importunen de manera considerable. Es la dinámica histórica en su versión más genuina.

Pero los ajustes tienen formas... y formas.

Hasta ahora la cuestión fiscal ha tenido centralidad. Y los datos no son del todo negativos. No todo lo negativos que se había esperado al inicio de diciembre, al menos.

Los recortes de subsidios fueron hasta ahora muy prudentes. Y no está mal que el ahorro se vincule con el factor tiempo. Los anuncios, que sin dudas sobrevendrán, no escaparán a este ritmo cansino y paciente que la respetable mesura le impuso al proceso desde el inicio.

Otro hecho destacable, como pilar de la "sintonía fina", es la postergación hasta después del cierre de paritarias de la modificación del mínimo no imponible de ganancias. Un elemento que, además, en el terreno político es disciplinador de los reclamos exacerbados.

Y hay dos indicios para evaluar también. Primero la revisión incluida en el decreto de ampliación de gastos que pesará sobre los ingresos de los 300.000 empleados del estado nacional que cobran plus salariales en diversas formas.
El otro, el reclamo de Bossio sobre la industria del juicio en materia de seguridad social, con jubilaciones que post-sentencia ascienden a los 100.000 pesos.

Este último punto, sobre todo, recuerda a lo que fue un tópico de la política de seguridad social, que era el achatamiento de la pirámide, mediante la inclusión de nuevos beneficiarios excluidos a costa de la merma en la actualización de haberes de los privilegiados y los intermedios.

Ajuste antipático, como todos, pero al que hasta ahora nadie le puede endilgar falta de voluntad para conjugar gradualidad y selectividad.
"Lujos" gubernamentales (estos sustantivos) sólo posibles cuando los márgenes no asfixian.

4 comentarios:

Alcides Acevedo dijo...

Por favor, la mentira llegó demasiado lejos, el ajuste era INEVITABLE en 2007, las distorsiones aculmuladas provocarán AHORA un ajuste BRUTAL.

La manipulación el INDEC no fue casualidad, fue la herramienta para llevar las cosas lo más lejos posible, una locura.

Por suerte (o desgracia) el momento ha llegado espero que de tanto sufrimiento saquemos alguna enseñanza, aunque leyendo cierto tipo de opiniones no soy optimista.

Daniel dijo...

Tremendo sufrimiento; pagaba 35 pesos bimestrales de gas y ahora por ahí son 90 !!! Me fundo, me hundo en el sufrimiento letal.

Mauro A. dijo...

Que argumentos objetivos y/o empíricos se utilizan para decir que "las distorsiones acumuladas provocaran AHORA un ajuste BRUTAL"??.

Lo que mas me llama la atención es cómo se va moviendo constantemente el AHORA!.

uno dijo...

El decreto para los estatales no me parece una medida acertada, al menos por lo que leí. Entiendo que es lógico uniformizar un poco los criterios y no dejar que cada organismo estatal se maneje a su antojo, pero si el objetivo es directamente anular todos los beneficios hasta Yasky se va a poner duro. No hacerlo sería darle todavía más legitimidad al sector de Micheli en la CTA. Y no veo que haya habido gradualidad en este caso.