miércoles, 28 de septiembre de 2011

El espinoso tema de los subsidios (3º capítulo)


Lo dijimos en el posteo anterior. Creemos que el principal problema del esquema de subsidios es fiscal.

Con costos creciendo a 25% anual, con todos los precios de la economía variando a esa tasa de año a año, mantener congeladas las tarifas, como desde hace 8 años, implica ya no la mantención de fuertes montos destinados al pago de subsidios, sino el incremento de los mismos.
Ninguna novedad, viene pasando todos los años.

El aumento en los montos destinados a subsidio no sólo se relaciona con la suba de costos. También, con los mayores volúmenes demandados.
Entonces, la plata destinada a subsidios tiene un patrón de crecimiento proporcionalmente mayor al de la demanda de los servicios implicados, y al de los costos que afrontan las empresas que brindan esos servicios. Y suele superar, en la práctica, las previsiones que se hacen en el Presupuesto.

Por otro lado, puede hacerse también un razonamiento rudimentario, que sirve para vincular la cuestión fiscal con la justicia distributiva.
El famoso tema de que los subsidios universales insumen recursos del Estado que van a parar (en buena medida) a los bolsillos de quienes no lo necesitan.

Tomemos el criterio que usa el Estado Nacional para informarle a los clientes, en las boletas, que el valor que pagan es bastante inferior al que deberían pagar.
A los fines prácticos: hay una tarifa "real", y una tarifa "subsidiada". La diferencia entre una y otra es el monto que cada cliente recibe indirectamente en concepto de subsidio.

En tanto la parte subsidiada de la tarifa aumenta, podemos decir que es cada vez mayor la cantidad de plata destinada a subsidio que es usufructuada por quienes no lo necesitan.

Un primer paso en la resolución del conflicto sería revaluar las tarifas al mismo nivel en que aumentan anualmente los costos.
Si la tarifa, entonces, está un 300 o 400% por debajo del valor "real", se podría resolver un incremento tarifario del 25%, acorde con la suba de costos, con lo cual, en términos reales, los subsidios aumentarían menos (o si somos optimistas, podríamos pensar que no aumentarían).

Las tarifas segmentadas, para que paguen más los que más tienen y menos los que más necesitan de los subsidios, son una idea fabulosa.
Pero su implementación es dificultosa, sino imposible. Y una implementación deficiente puede ser peor que nada. Recordar, por favor, la situación del 2009.

1 comentario:

Daniel dijo...

Algo de esto se va a hacer después de las elecciones, seguro.
Pero el revalúo que parece imposible debería hacerse y para eso habría que poner las pilas en un relevamiento y de a poco acometer la tarea. Sino, esto, generalizado va a ser peor (peor el remedio que la enfermedad).