lunes, 27 de diciembre de 2010

Precios y desigualdad

Leemos a Pagni en La Nación de hoy. Deja una frase que resulta llamativa por lo ingeniosa:
La política social más relevante del Gobierno no es la asignación universal por hijo, sino la inflación. Y esa política social es regresiva.
La idea de Pagni es que existe una fragmentación muy importante en el mercado laboral actual, que tiene correlato en lo que podríamos llamar la clase trabajadora.
Así, los trabajadores bajo convenio se verían beneficiados con la dinámica inflacionaria (sus salarios le ganarían a los precios). Lo cual de paso le sirve para reafirmar que existe un creciente poder en manos de los sindicatos, con complicidad del ministro responsable de la inflación, Boudou, con lo que la hipótesis cierra perfectamente desde lo político: Boudou y Moyano, juntos en la capital. Un poco pretenciosas las conclusiones de su razonamiento, pero no está del todo mal.

Por el otro lado, aquellos trabajadores que no cuentan con el paraguas protector de un convenio (registrados o en negro) verían mermar paulatinamente su poder adquisitivo.

En realidad, lo que Pagni hace es asignarle a la inflación características propias de un proceso de apreciación cambiaria (la inflación lo es).

El tema es que las recetas anti-inflacionarias tienen un camino común, que confluye justamente en el canal de la apreciación cambiaria. Que no se aprecie el tipo de cambio real de manera paulatina y con resistencia por parte de las autoridades, como ocurre en un proceso inflacionario como el actual. Pero que se aprecie, en cambio, por propia dinámica de mercado, con tasas de interés más altas y competencia importada más barata. Que se mantenga el tipo de cambio nominal en niveles acordes al precio real de nuestra moneda.
La fragmentación en el seno de la clase trabajadora es inevitable en dicho contexto de precios estables, también. Incluso es posible que sea mayor.

La inflación es el chivo expiatorio por el cual los liberales pueden culpar a la versión populista del capitalismo de provocar desigualdad. "No es el capitalismo, es la inflación".
Pero en realidad, no es la inflación. Es el sistema.

Que uno no quiera ser comunista, no significa que tenga que volverse estúpido.

1 comentario:

Daniel dijo...

Bien, bien, bien!

Feletti prometía ayer descenso paulatino de la desocupación hasta un ansiado 5% en dos años (si nos dejan) Lo que equivale a... nada.
Y equiparaba el hecho a poner contra la cuerda a los empresarios y comerciantes en poner en blanco a sus trabajadores, por temor a su huída (ya que hay trabajo para todos) a lugares más seguros (en blanco).

Pero claro, luego están los blanqueados a medias -solo una parte de sus ingresos-...