domingo, 28 de noviembre de 2010

Una vuelta de rosca sobre el asesinato de Mariano Ferreyra

Reproduzco las líneas  (retocadas) de un  intercambio con Sergio en un posteo suyo en Artepolítica:

Me parece que la única manera de que la visión republicana coincida con la de la izquierda en el caso de Mariano Ferreyra es el oportunismo de los primeros, y cierta “desviación” de los segundos.
El eje está en el rol de las fuerzas de seguridad.

El republicanismo no puede condolerse sinceramente por la muerte de un militante que está subvirtiendo el orden constitucional y encima forma parte de una organización que tiene como fundamento ideológico la abolición de la democracia capitalista y la instauración en su reemplazo de un sistema socialista de propiedad colectiva.

El escándalo republicano (ideológicamente genuino) se entendería a partir de la prescindencia policial ante el conflicto (esto de que la policía no reprima el conflicto social), y en que su rol vacante fuera ocupado por una fuerza de choque que depende de una corporación como los sindicatos (corporación de las que no les gustan a los republicanos, ni se quejan de otras corporaciones como las asociaciones empresarias, ni tampoco de los grupos de choque parapoliciales que de ellas pudieran depender).
Ese es el escándalo republicano en el caso. El resto es oportunismo (del lógico: la política es campo fértil para el oportunismo, también).

En el caso de la izquierda, bueno, no deja de ser llamativo que el PO base parte de su reclamo en que la policía no los protegió. La policía (símbolo tal vez máximo del poder burgués que ellos combaten con ansias explícitas de hacerlo desaparecer) “debía cuidarlos”, para que pudieran completar la etapa de su plan de lucha.

Es hasta cómico todo esto (en el sentido artístico de la palabra "comedia").
Y es posible este "paso de comedia política", justamente, porque en el medio hay un populismo, que tiene a cargo los resortes del estado, y que es capaz de cuestionar, subvertir los roles de las instituciones, sin salirse del marco de la institucionalidad del todo, jugando con los márgenes, molestando la organización de la sociedad burguesa y su "lógica" estructura de poder, pero sin extremar posturas para beneplácito de la izquierda.

El populismo descoloca, es revulsivo, no sé si de la realidad, sino de las interpretaciones y de las esquematizaciones de la misma.

A este razonamiento, agrega Sergio (cito casi textual):

 La salvedad que haría es que cualquiera (izquierda, republicanismo) debe convivir con contradicciones y es perfectamente justificable que lo haga, el problema es cuando luego pretenden que el populismo no las tenga.

1 comentario:

il Postino dijo...

Esssstá bien! Pero también ocurre que si bien el PO quiere hacer su revolución y bla bla bleta, se manejan dentro de ciertos criterios de racionalidad (no ponen bombas). Y por otra parte el carácter inofensivo de esa fuerza política (en tanto que desde el horizonte no asoma Pitrola diciendo vení vení) obliga al Estado preservar la vida de esos militantes, por el propio valor que tomó la vida como valor en sí misma desde el reseteo de la democracia. Y porque después de todo, esos pibes son hijos de pequeños burgueses realizados en su vida económica, y así se proyecta el futuro de quienes hoy militan en el PO, el MST, o lo que fuera.