jueves, 7 de febrero de 2013

"Control de precios"

¿Va a funcionar el "control de precios"? Y... depende de qué entendamos por "funcionar".
Primera cuestión: más que control de precios, se trata de un acuerdo. Una especie de tregua, para ver qué pasa.
Moreno viene a ser una especie de organizador de la orgía. Por ahora conserva el poder que los actores le otorgan de saber cómo hay que hacer para ponerla sin que te rompan mucho el culo. O al menos que te lo rompan sin violencia, con cariño. De a uno por vez.

Desde la óptica del llano, la cadena de formación de precios es vista como un conglomerado chico y homogéneo de tipos que se ponen de acuerdo en 10 minutos. La verdad es que no es tan así. Hay infinidad de elementos que aportan a los equilibrios. Piezas que se sostienen unas con otras, como en el Jenga, el juego que hizo famoso Gerardo Sofovich.

Lógicamente, un acuerdo como el planteado, tiene una fecha de vencimiento estricta. E incluso puede empezar a resquebrajarse antes. Dependerá de que nadie saque el palito que empiece a hacer caer a los demás.
Uno de los supuestos en los que se asienta la jugada es que todos los participantes están sentados arriba de márgenes que les permiten sufrir algún perjuicio momentáneo, y operar con tiempo para corregirlo. O convencer de que el nuevo orden de distribución de márgenes es el adecuado. Y maniatar al que se rebele.
En el óptimo, llegamos a abril, nos sentamos a revisar las cuentas, y empezamos a evaluar qué aumentos se pueden justificar, hasta qué nivel hacerlos llegar, y por cuánto tiempo se podría sostener esa misma situación. O sea, buscar un nuevo punto de equilibrio para mantenerlo congelado por un tiempo breve, y comprometernos a repetir la operación.
La realidad, sin embargo, nunca condescenderá al óptimo.

El acuerdo de precios, entonces, hay que tomarlo con pinzas. Sus efectos, en realidad.
El punto auspicioso pasa por la posibilidad de establecer negociaciones, con firmas de documentos y compromisos explícitos. Para erradicar de a poco el factor "desconfianza cruzada". Y que en la orgía, cojamos un rato cada uno, sin preocuparnos de que nos agarren desprevenidos y nos fuercen.

Por eso, hay que tratar de incluir en los acuerdos a la mayor cantidad de actores posibles. Y ligar los acuerdos entre sí.
Hay que empezar a trabajar fuertemente con los sindicatos para evaluar modelos de actualización salarial en paritarias que relajen un poco la tensión de nominalidad.
Por ejemplo, si agarrás a la gente de SMATA, la podés convencer de sellar un acuerdo con poca nominalidad (menos de 20%), pero en el cual las automotrices cedan una parte de las utilidades para participación de los empleados a fin de año, o de cada trimestre.

Los últimos retoques al impuesto a las ganancias pueden ser una prenda de cambio interesante. Ya sabemos de la inamovilidad del mínimo no imponible en niveles que para la idiosincracia argentina se consideran bajos (cuánto más alto sea el índice de actualización salarial promedio, más bajo será el mínimo no imponible en términos relativos, es decir más personas pagarán ganancias). Pero resta ver el tema de la actualización de escalas y modificación de alícuotas. Eso podría descomprimir los reclamos de actualización salarial de algunos gremios importantes.

Y queda, además, la cuestión fiscal. Que hay que acomodarla de a poco, trabajando fuertemente sobre el rubro subsidios.

En las consecuencias que el control de precios produzca sobre estos dos últimos ítems está la base de que "funcione" o no.
Lamentablemente, magia no hay. Y Moyano una vez más, tiene algo de razón.
Pero la alternativa moyanista es sumar unos 10 o 15 morochos fornidos, y unas 10 o 15 vírgenes a la orgía descontrolada. Puede decirse que es cuestión de gustos. A mí no me parece.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Lo que esto demuestra es que Moreno tiene un peso más que considerable. Sobre los que cortan el bacalao. El futuro nadie lo conoce pero el hombre pisó fuerte en esta avanzada que seguro hace bastante está negociando.
Después van a aparecer los agoreros liberales y mediáticos pero esos en la real realidad, tienen un peso irrelevante.

Alcides Acevedo dijo...

Pobrecitos... ¿otra vez lo mismo?
Argentina es el país del nunca jamás... les aseguro que si agarramos un diario de hace 40 años vamos a encontra los mismos argumentos y los mismos debates.

Está todo prendido con alfileres, ni les cuento si llega a bajar la soja de manera importante, ahí sí que se termina la mentira.... y se terminan los dólares... se acabaron los reclamos de SMATA porque no habrá con qué comprar las piezas para ensamblar "autos nacionales"...