martes, 15 de mayo de 2012

Tipo de cambio múltiple

Dicen por ahí (se verá con qué nivel de veracidad) que el desdoblamiento y hasta la multiplicidad de tipos de cambio es una opción que estudia el Gobierno para afrontar los desafíos que plantean, por un lado, algunos cambios en las condiciones internacionales (el viento de cola) y por otro, los límites del propio esquema. Que, habrá que decirlo, el kirchnerismo se ha vuelto experto en correr los límites, estirarlos, más de lo que las infalibles leyes de la predicción televisiva podían prever.

El hipotético futuro esquema cambiario propiciaría la existencia de tres tipos de cambio. El más barato, el de tipo importador, centrado en favorecer sobre todo la adquisición de bienes de capital e insumos para la producción, y calculamos que combinado con férreos controles a la adquisición de divisas para la compra de bienes terminados, y licencias no automáticas variadas, además de barreras para-arancelarias de orden sanitario (como las que le aplica Brasil a las pasas de uva argentina, por ejemplo), y declaración jurada como la que rige actualmente.

Un tipo de cambio más alto para los exportadores. Compensado, seguramente por regímenes de retenciones como los que existen en la actualidad que compensen las disparidades de rentabilidad en la exportación, lo cual significaría ingresos al fisco adicionales por la vía de comercio exterior como efecto colateral (y para nada despreciado).

Hasta acá, el esquema ofrece un mecanismo de control cambiario y subsidios cruzados operados por el banco Central. Que les facilitaría el acceso a dólares a los importadores, a los que se los vendería baratos (con algún efecto precio, bastante limitado, que beneficiaría a consumidores  muy indirectamente).
Como contrapartida, les compraría caros los dólares a los exportadores, lo cual redundaría (se supone) en un incentivo a la liquidación.

Y les vendería carísimo, en lo que significaría un tercer tipo cambiario, al sector rentístico. Lo que sería además una especie de reconocimiento de las presiones de demanda del mercado, en el segmento que más fuerte e innecesariamente (según los objetivos estratégicos de política económica) presiona al alza la cotización del dólar (manifiesto claramente en la exorbitante cotización actual de los bonos nominados en dólares y las ADR de empresas que cotizan en Nueva York).
No sólo a los ahorristas en moneda extranjera se les aplicaría el tramo "financiero" del tipo de cambio, sino a particulares con intenciones de hacer turismo en el exterior, o incluso a agentes comerciales que prefieran hacer sus transacciones en dólares (bienes inmuebles es el ejemplo más patente para las costumbres argentinas), lo cual debería redundar en un desincentivo de tales compras a todo nivel y con cualquier objetivo.

No es una receta muy novedosa.
Y mostraría además (de confirmarse su implementación) que los márgenes que permitían que la economía se mantuviera con niveles bajos de intervención (más amigables para los mercados) sin dañar el cumplimiento de objetivos trazados por la política económica, medio a contramano de las decisiones de mercado, se van agotando cada vez más.
Y por ello (por motivos pragmáticos, más que por motivos ideológicos) se toman decisiones de intervención que enfervorizan a la tribuna (reforma de la carta orgánica del central, control del estado sobre la sociedad anónima YPF), y que provocan reacciones de impactos considerables.
Se complejiza el panorama. Sin depresiones. pero por favor guardar en la valija el triunfalismo para tiempos más generosos.

El éxito (y aún la supervivencia) en estos terrenos cada vez más farragosos dependerá de que se consiga mantener a la economía bien surtida de dólares.


8 comentarios:

wal dijo...

Muy claro y excelente post, Mariano.

Con la imposibilidad politica de aumentar las retenciones, un mayor tipo de cambio para los exportadores redundara en ganancia neta para el complejo agroexportador.

Un dolar barato para los importadores de insumos industriales es un subsidio a la ganacia empresaria.

Y un dolar superalto para los viajes al exterior generara mas resentimiento en la clase media alta y alta que fogoneran los medios de comunicacion en contra del gobierno.

Y nos, los laburantes con paritarias por debajo de la inflacion y una ofensiva contra Moyano para cambiarlo por los gordos, en achicamiento distributibo.

Si se toman esas medidas (muy plausibles en el actual contexto economico,) creo que aumentara la protesta social y la insastifaccion de las clases medo-altas antik.

Los que votamos a Cristina vamos a vernos en figurrillas para argumentar en favor del modelo.

Wal

Udi dijo...

es que cuando se empieza a intervenir la misma lógica del proceso te demanda...más intervención.
La resistencia del capital (presión sobre el dólar "blue") te obliga a profundizar.
¿Podrá / Querrá el gobierno internarse en esa senda?
Hasta ahora han salido de entre las cuerdas pegando y para adelante (Está en su ADN, diría la Corpo).
Hummm, se pone interesante. Mis amigos troskos dicen que en estas circunstancias es cuando el bonapartismo muestra sus limitaciones.
Pero, como yo no lo soy, sigo apostando algunas monedas (no tengo mas que eso) a los mecanismos intervencionistas.
Un abrazo, Mariano !

Anónimo dijo...

No creo que el desdoblamiento sea una buena solución. Primero porque para el intercambio internacional no es necesario, me fijaría mas en la realción real/dolar y acompañaría para mantener la situación actual. Lo que si creo conveniente es generar alguna posibilidad de ahorro que sectores importantes de la clase media tienen y que por volúmen no permiten acceder a herramientas complejas como bonos, etc. La creación de una moneda de ahorro denominada por ej. "peso oro" o algo así, atada a la cotización del oro y que permita amarrocar sin riesgo de perder frente a la imnflación o devaluaciones. Cómo lo ves?
Víctor

Daniel dijo...

Buena la de Víctor.

Anónimo dijo...

Todas recetas fracasadas

Mariano Grimoldi dijo...

Anónimo: si vamos a juzgar las opciones por el fracaso de anteriores puestas en práctica, digamos que ni la flotación libre, ni la flotación administrada, ni el tipo de cambio fijo tienen buenos antecedentes tampoco.

Víctor: la verdad que no sé bien con el tema de tu idea. Pero andaría por un carril distinto de la propuesta de tipo de cambio múltiple (aparentemente desmentida por la presidenta ayer, digamos de paso). Según tu planteo, tendrías dos monedas. La de ahorro más fuerte (igual sería difícil, si el público la acepta, es decir, si cumple con su objetivo, que se mantenga como moneda de ahorro y no vaya desplazando a la otra como unidad de cambio). En definitiva, terminaría por originar una apreciación cambiaria, y una absorción monetaria que sin dudas frenaría la demanda. Un objetivo distinto al de la multiplicación de tipos de cambio, que justamente tiene por objeto desincentivar el ahorro en moneda dura, y por ende, aumentaría o mantendría alta (con mecanismos artificiales) la propensión a consumir.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Mariano, gracias por la respuesta. Pensé en esa solución imaginando la situación de una persona que hoy se desespera por conseguir algunos dólares para tener un respaldo sobre una capacidad de ahorro pequeña o mediana. Hoy no tiene alternativa mas que comprar u$d pagando exorbitancias y colaborando al clima de miedo, para mi, injustificado. El ejemplo es claro para una persona que tiene una capacidad de ahorro de entre mil y digamos, cinco mil pesos por mes. Qué hace? Para comprarse un auto, no le alcanza, ya que si es medianamente inteligente no va a meterse en un plan en el cual termina pagando dos autos y se lleva solo uno. Para acceder a un credito inmobiliario, tampoco. Creo que es hora de incentivar el ahorro, mas que el consumo, porque también el ahorro es el que permite el acceso al crédito razonable y a la inversión.
Saludos,
Víctor

Anónimo dijo...

la pregunta es donde funcionaron?. En nuestra historia los usamos muchas veces, siempre termina igual, sincerando el precio del dólar.
Los países no se desdolarizan con gendarmería en las casas de cambio. La fuga de capitales no se corta con regulaciones y controles, o de facto como dijo redrado. La única manera es emitiendo una moneda que goce de inflación baja y estable. Todo lo demás es humo, parches que siempre se usaron para mantener una situación insustentable un "tiempito" más.

Pretender que la gente deje de ahorrar en moneda extranjera usando controles de cambio, es como pretender luchar contra el consumo de drogas prohibiendo su comercialización. Los problemas de demanda, se atajan con políticas de demanda, y los problemas de oferta, se atajan con políticas de oferta.
Los ejemplos sobran en el vecindario, y Venezuela no es uno. Dentro de poco vamos a ahorrar en pesos chilenos, es mas si en Mendoza ya lo están haciendo no me sorprendería.

Beto