domingo, 27 de mayo de 2012

Polémicas visitas comerciales

La visita comercial a Angola fue muy criticada. Por diversos motivos, algunos inverosímiles. Y ridículos en otros casos, pero siempre a tono con los roles públicos que cumplen sus enunciantes, preocupados por aportarles condimentos satisfactorios a sus pasos de comedia semanales.

Se aproximan ahora algunos nuevos episodios de la política exterior en materia de fortalecimiento de vínculos comerciales que despertarán seguramente cantinelas análogas, con las diferencias específicas según corresponda al caso. El próximo, Azerbaiján. País cuyo artículo en Wikipedia debe estar recibiendo visitas adicionales que hacen crecer el tráfico por encima del promedio, en estos días. Se cotiza la necesidad de empezar a saber, al menos, dónde queda.

Pero hay uno de los argumentos descalificatorios de las misiones que es el más atendible, por tratarse de un resabio de la mentalidad colonial que se hace imperioso combatir para que no tenga correlato en el ámbito de lo material a partir de transformase en la correa de transmisión de decisiones políticas equivocadas. Persistentes en el error histórico.

Los especialistas en canchereadas (con base en la ignorancia) pueden afirmar sin justificar demasiado, con ironía, que "el futuro es África".
Que eso se transforme en una crítica a la decisión de ampliar vínculos comerciales responde a un imaginario colectivo exitosamente instalado y vigente contra el que hay que combatir argumentalmente.

Es una necesidad de política exterior, por un lado, diversificar lazos comerciales y destinos exportables. Es lo razonable. Es lo que motivó, digamos de paso, que la pequeño-burguesía porteña coincidiera tácticamente con los sostenedores de la causa independentista en el siglo XIX: la deconstrucción de los monopolios. Y lo que divorció esos enlaces tácticos ni bien establecido un oligopolio de carácter superior (en materia de acumulación). La revolución de mayo, cconmemorada por estas días, es un eslabón de aquellas viejas disputas que se repiten hoy. Pero volvamos.

La necesidad fundamental al encarar un proyecto de crecimiento y deseablemente de desarrollo, aparte de la diversificación defensiva como mecanismo para lograr independencia, es encontrar complementariedad en las naciones con las cuales atar el comercio.
Complementariedad.

La visión alternativa, amparada todavía en la estupidez de que las relaciones deben enfocarse hacia el establecimiento de exclusividad con las naciones potencias, aparte de ser obtusas por no considerar las condiciones cambiantes de las relaciones de poder en los procesos históricos y creer indirectamente que lo coyuntural es eterno, tienen tendencia a persistir en el error garrafal de atarse a economías sin condiciones para establecer la complementariedad, lo cual convierte al vínculo bilateral en una forma del colonialismo cuya base de sustento es la asimetría competitiva.

Corregir este error histórico es una tarea de primerísimo orden. En este punto hay que seguir el ejemplo de las naciones que (al igual que nosotros) tienen la misión histórica de convertirse en potencias mundiales en los próximos 20 o 30 años.
En este sentido, el planteo de encarar estas visitas comerciales se encolumna con este principio general. El éxito, particular, ya dependerá de otros factores. Pero la descalificación en cuestión apunta a lo general. Tristemente.


1 comentario:

el pincha dijo...

excelente II...

abrazo.