lunes, 21 de noviembre de 2011

Nueva etapa kirchnerista: "corrección de las distorsiones"


La magnitud que alcance la reducción de subsidios será decisiva.
Porque el recorte tiene implicancias en todo el esquema económico. Intentar venderlo como una mera corrección de una injusticia distributiva es un error.
Hay voluntad de recuperar el ortodoxo colchón fiscal, que (digamos) Néstor no se privó de usufructuar en sus años de gobierno.

Ya hablamos del efecto multiplicador de los pesos excedentes en manos de las familias que de recomponerse tarifas pasarán a dedicarse al pago de las mismas, actualizadas. Por lo tanto el efecto multiplicador se habrá neutralizado. O revertido.

El otro problema es el reacomodamiento de los precios de la economía. El lector y comentarista Riki Juarez nos había consultado algo relacionado con este tema.
Por supuesto que no estoy en condiciones de dar una respuesta definitiva.
Pero el factor de la "competitividad" industrial con los nuevos costos de energía (sobre diferenciación por tamaño de empresa y actividad, seguramente se trabajará) se entrecruzará con un elemento muy sensible: precios. Que es, además, salarios.

En viejos posteos lanzamos la hipótesis de por qué Moyano se había vuelto el principal enemigo de los dirigentes opositores más encolumnados con el capital (cuando clareaban los primeros amagues de la campaña electoral).

Significaba (Moyano) un escollo difícil de superar para el consenso que reinaba entre políticos, empresarios y el establishment en general. 
El ritmo de crecimiento de la economía argentina se volvía insostenible, y ponía en riesgo la sustentabilidad del proceso de acumulación (y concentración). Había que correr del medio a Moyano, para poder operar un reacomodamiento de precios y salarios. Vendido como plan de estabilización. Con corrección de distorsiones. Con planes presentables: fin de subsidios para ricos, estabilización de precios.

En dos etapas: primero reacomodamiento de precios de bienes y servicios distorsionados (aumentos). Después, moderación en la pauta de aumento salarial, seguramente recalentada por los movimientos de precios de la etapa anterior.

Un plan más racional de recomposición de márgenes que la tosca devaluación con la que en algunas facciones del capital se sigue simpatizando.

Este proceso, que surge de un explícito consenso entre la clase política y los dueños del capital, sin embargo, puede hacerse con diferentes ritmos. Y esto es lo que define qué grado de compromiso tiene con los intereses empresarios cada dirigente político en la etapa actual.

Para determinar, entonces, cuán cerca o cuán lejos se está en la actualidad de someterse a esa dinámica impuesta por los factores de poder más comprometidos con los patrones de acumulación de capital, habrá que medir cuán graduales pueden volverse las correcciones ortodoxas. Los ajustes.

El proceso, además, podría significar una buena forma de recuperar márgenes de acción para poder volver más eficiente un proceso de intervención estatal sin poner en riesgo la sustentabilidad en el tiempo. Es decir, evitando cualquier tipo de shock. De crisis.

Ahora bien, junto con esa corrección de las distorsiones (y me remito a palabras que la presidenta en un acto público usó ante empresarios como rúbrica de compromiso) que podrían indicarse como necesarias, no solamente es deseable que se actúe con gradualismo y con vocación intervencionista para decidir sobre quiénes debería cargarse el mayor o menor peso de las decisiones a los menores costos posibles.

También hay que pedir que se aproveche la coyuntura para corregir otras distorsiones de la economía argentina, en especial en las cadenas productivas.
Las empresas productoras de bienes básicos para el crecimiento de la producción industrial, con márgenes de rentabilidad extravagantes y con posición de mercado dominante, que les permite "operar" precios piden a gritos también intervención.
O el sector financiero, que usufructúa impunemente la informalidad de buena parte de la economía argentina.

Ahí reside la mejor oportunidad para darle algo de épica a la etapa que ya podemos bautizar como de "corrección de distorsiones", que no tiene aristas demasiado estimulantes para defender por ahora.  Y que se asume más como la inevitabilidad de un destino ya anticipado.

1 comentario:

Riki Juarez dijo...

Muy bueno Mariano y gracias por la respuesta, creo que como señalas vos, la gradualidad del "plan" será determinante para que estas correcciones no queden solo en un proceso de reconstrucción de los márgenes de ganancias y si mas bien en un reacomodamiento de las condiciones para que el proceso virtuoso que comenzó en el 2003 continúe sin necesidad de llegar a lo que creo que los economistas llaman “stop and go”, entiendo que la idea es no llegar obviamente al “stop” y si más bien levantar un poco el pie del acelerador, pero dicho desde aquí es sencillo, anda a hablarle de frenar la maquina a la gente que aun no logro subir a la maquina por falta de empleo etc.. etc.., por eso es esencial la gradualidad para que el “ajuste” no apreté más de lo deseado a los que más lo puedan sentir… la critica creo que es que esto se podía haber hecho antes y muy lentamente. Muy bueno tu Blog!