jueves, 10 de noviembre de 2011

A favor (un poco) de los subsidios


Artemio López, en uno de sus habituales arranques de populismo irredento, llama la atención sobre algo que acá señalamos oportunamente (aunque ya no podamos localizar dónde): el efecto multiplicador de los subsidios. O para decirlo mejor, de la plata que queda en los bolsillos de los consumidores, lista para ser gastada en otras cosas, gracias a que los subsidios liberan (a los mencionados consumidores) de tener que aplicarla en los gastos subsidiados.

Casi que por ese esencial motivo puede considerarse a la poda en los subsidios como un ajuste. ¿Para qué engañarnos con eufemismos?
Inisistimos una vez más entonces, para ver si podemos evitar que cunda la confusión.
El problema principal con los subsidios es el elevado monto alcanzado, y su tendencia al crecimiento casi exponencial, que los vuelven fiscalmente insustentables en el tiempo.

Ahora, esto no quiere decir que la decisión de empezar a recortar no tendrá costos. No sólo políticos. También económicos.

Un tema más ,que a nadie parece ocurrírsele a la hora de debatir el asunto. Es falso que los subsidios se concentran en el AMBA exclusivamente.
Un caso concreto: las transferencias que el Estado hace a la empresa ENARSA para que financie la compra de gas licuado y su regasificación sin que esto impacte en las facturas; o las compensaciones que la misma empresa paga a las generadoras y distribuidoras de alta tensión para sostenerles los costos de generación que no se traducen en el precio que el consumidor final paga por KW. Por lógica, nadie puede saber en la instancia de generación o de regasificación qué usuario de qué localidad terminará consumiendo el producto una vez que este llegue a boca de domicilio. De manera que si estos montos en subsidio dejasen de ser aplicados el impacto redundaría en aumentos tarifarios para todo el país. Y probablemente en una proporción mayor en algunos lugares del interior que en la CABA. La economía tiene esos caprichos.

En resumen, ¿puede pensarse seriamente que la eliminación de esos subsidios no impactará de lleno en los precios que afronten no solamente los ciudadanos de la CABA y el GBA, sino los de todo el país (incluso los consumidores de garrafas)?

La eliminación total de los subsidios es una idea afiebrada que solamente puede ser levantada por medios de comunicación afectos al sensacionalismo.

Desde acá proponemos, no solamente la gradualidad, como principio rector mantenido a rajatabla, sino la necesidad absoluta de sostener algunos subsidios, aún cuando el proceso de reformas en el esquema estuviera concluido, con la finalidad superior de compensar las diferencias estructurales que hacen, por ejemplo, que en condiciones de lo más amigables para con las leyes del mercado, cualquier servicio público salga, por razones estrictamente económicas, más barato en Recoleta que en Formosa.

Sabemos de la futilidad de nuestra recomendación. Estamos seguros de que el Gobierno tiene clarísimo esto, y sin hacerle caso al lobby irresponsable, así lo hará.

7 comentarios:

Javier dijo...

El crecimiento exponencialñ del monto de los subsidios no es consecuencia de los mismos sino de mantener los precios de las tarifas congeladas , digamos que para mi hay claros errores en el descongelamento gradual que pudo haberse hecho desde aprox 2005 y que por ejemplo si llego al transporte urbano , trenes y subtes mientras la electricidad o el gas no se movieron eso mientras las naftas se cuadruplicaron .
Yo recuerdo que el viaje en subte salia 0,70 a 1,10 , luego durante 2 años se detuvo en ese precio , la electricidad para no pagar costos no se subio , pero no digo aumentos grandes 10% por año hubieran hecho que los subsidios no subieran asi . La salidad debe ser muy gradual y si van a quitar subsidios en su totalidad mas de los que quitarion hasta ahiora los costos a pagar van a ser bien altos sobre todo porque son costos que no sequisieron pagar y ahora se multiplicaron

Mariano dijo...

Javier: estoy totalmente de acuerdo con todo lo que decís.

Pero hay otro factor que influye en el crecimiento del monto de los subsidios: al estar baja la tarifa, y al bajar cada vez más en términos reales por esto de que se mantienen congeladas mientras el resto de los precios suben, la demanda aumenta más de lo previsto.
Algunos servicios públicos tienen una demanda más elástica ante la baja del precio (el efecto "pérdida" en el caso de la luz, por ejemplo).
Un abrazo.

Udi dijo...

Mariano, no se haga el modesto, que en cada ocasión que este blog batió la justa a las pocas horas salía Aimeé como promotor de la idea.
Así que no se le ocurra proponer - qué sé yo - la socialización de los medios de producción, si no el futuro vicepresidente va a tener una vida más corta que la del actual (políticamente hablando, claro)
Un abrazo!

oti dijo...

Una pregunaa: ¿Los subsidios son una transferencia de los ricos a los pobres?

Mariano dijo...

No necesariamente, Oti.
Pero en algunos casos podrían serlo.
O vos pensás que cualquier subsidio es una transferencia de pobres a ricos?
Saludos

oti dijo...

Podría ser, si una parte de los subsidios provienen de las retenciones, que la economía agroexportadora, por imposición del Estado, esté subsidiando a los pobres al permitir a éstos acceder a diversas tarifas baratas.

Si esto fuera así, quitar los subsidios no implicaría una necesidad menor de retenciones y, por lo tanto, que los ricos del sector agroexportador, se queden con más plata?

Mariano dijo...

Es que no hay ningún impuesto de afectación específica en este caso.
A las retenciones, aparte, yo las dejo afuera, porque las veo más una herramienta macroeconómica (cambiaria) que un impuesto común de fines recaudatorios.

En el caso de los subsidios actuales y su crecimiento de año a año hacen que el recorte sea más para evitar que el Estado tenga que recurrir a otras vías de recaudación, que para liberar recursos ya recaudados. Siempre que hablemos, claro, dentro del esquema que propusiste de que para cada crédito un débito y viceversa.