La situación de la selección argentina puede
evaluarse, para mí, en tres planos.
El primero, los hechos puntuales referidos al
resultado de ayer. El error increíble de Caballero (un arquero del cual se
justificaba su titularidad en base a su supuesta capacidad para jugar con los
pies).
Digresión: entiendo que en el segundo gol, el de Modric,
la respuesta de Caballero tampoco está a la altura de las circunstancias. La
pelota fue al palo más cercano a la posición del arquero, que se tiró
directamente, sin dar el paso lateral necesario para darse impulso y llegar más
lejos. Si nos fijamos, la pelota hizo la comba de afuera hacia adentro, no
entró tan pegada contra el palo como pareció en la primera impresión.
Caballero fue sostenido como titular por Sampaoli, a
pesar del consenso periodístico y del público, de que tenía que atajar Armani.
Es lógico que, aparte de Caballero, se lo culpe a él.
Digamos que, de todos modos, llegamos al Mundial con
un arquero de 38 años, sin mucha actividad en su equpio, y que tenía dos
partidos en la selección. Y otros dos arqueros que ni siquiera debutaron en la
misma, uno de los cuales (el preferido de todos) tenía incluso su primera
convocatoria justo para el Mundial.
Es fácil decir ahora que si hubiese atajado Armani
esto no hubiera pasado, pero es incomprobable. Con ninguno de los tres había
reales garantías. Y, más allá de la elección de Sampaoli, este es un problema
entre coyuntural y permanente del futbol argentino.
Otro plano es el de la actuación posterior al
"gol de Caballero". Notable bajón futbolístico de un equipo que, se
notaba, no confiaba en la capacidad de dar vuelta el resultado.
Y esto, a mí entender, guarda relación con lo que es
el volumen de juego ya habitual de esta selección.
Le cuesta muchísimo crear situaciones de peligro,
mucho más cuando los rivales hacen lo que podía imaginarse que Croacia haría
después del gol: meterse atrás.
Es decir, aunque tuviésemos al Arquero perfecto,
estaríamos complicados para clasificar, porque nos cuesta mucho hacer goles. Y
no porque nuestros delanteros estén en racha negativa, sino porque no generamos
juego. La posesión es lenta, los jugadores trasladan demasiado, les cuesta
controlar la pelota (por deficiencias técnicas en algunos casos), no juegan de
primera, no se animan a acercarse para jugar en espacios más reducidos y abrir
la posibilidad de cambiar de frente para generar sorpresa en el espacio vacío
creado, y bueno, el juego se vuelve previsible y fácilmente controlable.
En todo eso, sobrevuela la responsabilidad del técnico
como factor más estructural que la simple coyuntura del gol inconcebible que se
hace Caballero.
Y sí.
Pero Sampaoli no bajó con un plato volador en el
predio de la AFA en Ezeiza y se hizo técnico de la selección por la fuerza.
Lo fueron a buscar a Sevilla.
Chiqui Tapia, después de expulsar a Bauza, lo propuso
diciendo que era el mejor técnico, o una exageración parecida. Hasta, dicen,
tuvo que poner de la suya para resolver su situación con Sevilla, que no lo
quería largar.
La AFA, cual su costumbre de estos tiempos, complicó
más todavía su situación financiera, ya que llegó a tener contrato vigente con
3 entrenadores.
Porque antes de eso, habían echado a Bauza, al que la
dirigencia (Armando Pérez, presidente de facto) había contratado, después de un
casting del que participaron unos 10 entrenadores.
Y antes, (hace ya la friolera de dos años!!!) habían
hecho renunciar a Martino, queriéndole modificar el cuerpo técnico sin su
consentimiento y dejándole de pagar el sueldo.
En ambas ocasiones, el oportuno difundidor de audios
Diego Simeone, rechazó la oferta de asumir el cargo para el cual velada y
desvergonzadamente hoy se postula, cual salvador.
La fayuteada que terminó con la renuncia de Martino,
recordemos, se originó en la indignación colectiva por el hartazgo de perder
finales (habíamos perdido con Chile por penales la final de la Copa América),
que los dirigentes, faltos de la templanza necesaria para mantenerse al margen
del clima de opinión, transformaron en decisión.
La situación actual de la selección en el mundial está
muy emparentada con esta seguidilla, por la cual los emisarios del presidente
que gobiernan hoy la AFA con el supuesto objetivo de "cambiarla",
deberían ir hasta la tumba de Grondona, a pedirle disculpas por el desastre que
hicieron en nombre de esos "cambios", para justificar los cuales no
dudaron en denunciar a quien en vida había sido el mentor de muchos de ellos.
Ojalá que esta experiencia nos haga aprender que no se
puede hacer siempre las cosas tan mal.
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