En algún momento de la historia los señores que acumulaban capital a través de empresas que producían objetos, notaron que si financierizaban sus excedentes podían multiplicar ganancias.
Es decir, un productor de tarros de mermelada ganaba plata vendiéndolos, y parte de esa plata, en lugar de dejarla inmovilizada, se la podía prestar a quién la necesitara para, de esa forma, hacerla aumentar más todavía.
Los bancos rápidamente, oficiando como intermediarios, empezaron a desarrollar instrumentos cada vez más sofisticados para llevar a cabo estos préstamos, a tal punto que algunas operaciones, a esta altura, ni siquiera parecen préstamos.
En fin, con el avance del negocio y la sofisticación de los instrumentos (y de las entidades participantes), se llegó a un punto en el cual la colocación financiera de excedentes resultó ser más eficiente en la reproducción del capital que la misma actividad productiva que había originado la acumulación.
Así, lentamente, el centro de gravitación del sistema capitalista empezó a cambiar.
Los estados tomaron nota del dato, y procedieron a disputarse sordamente la cercanía y amigabilidad con estos nuevos mecanismos de reproducción de capital. Para ello debían generar las mejores condiciones para que el negocio prosperase. Así, comenzó su retirada.
Se fueron eliminando lentamente (a pesar de los riesgos que se corrían en cuanto a volatilidad) las barreras que dificultaban los libres flujos de capitales.
Y como condición fundamental, para brindar la estabilidad monetaria necesaria y las tasas de interés reales deseadas por los financistas, los estados fueron cediendo su potestad de crear dinero. Los bancos (cuyo negocio es crear dinero) asumirían esta función, como fuente creadora de riquezas.
El monetarismo, como doctrina, consiste básicamente en esto: que el estado evite los déficits fiscales, para no monetizarlos (es decir, para no cubrirlos con emisión), para finalmente ceder la creación de moneda al sector financiero privado.
Las entidades financieras pueden crear su dinero (prestar es crear dinero) como fuente de creación de su propia ganancia, mientras el estado debe compensar los desequilibrios que esto genera, achicándose.
No debe excederse en gastos, para que la entidad regulatoria (el banco central) no tenga que crear dinero excedente para financiarlo.
El estado absorbe, con carestía, los efectos inflacionarios de la creación de dinero de usufructo privado que llevan a cabo las entidades financieras.
Así, lógicamente, se sanciona el fin de los estados de bienestar, ya que no pueden financiar inflacionariamente (monetizando) los servicios públicos y derechos que ofrecen al total de la población sin cobrarles.
Por ende, ahí ya visualizamos dos contrarios irreductibles: la tasa de retorno de la inversión financiera vs. los derechos y servicios públicos universales y de calidad brindados por el estado.
Ponerle coto a la tasa de ganancia financiera es condición necesaria para recuperar los márgenes de acción en cuanto a distribución de riquezas.
Para que el estado pueda recuperar la potestad de crear dinero, y que ésta no sea mera acción de usufructo privado.
Hay, en las economías actuales, sectores críticos, que conforman la plataforma sobre la cual se desarrolla todo el aparato productivo.
La obtención de energía, la infraestructura, las comunicaciones.
Estas actividades básicas, soportes de todo el entramado productivo, requieren, para un desarrollo acorde a lo que las sociedades posmodernas demandan, la aplicación de grandes montos de inversión.
Para poder, entonces, poner a tono estos pilares es necesario tener acceso a la transa de valores financieros por montos muy grandes. Estado y sector privado, sea quien fuera que se ponga sobre los hombros el desarrollo de estas actividades básicas necesita poder recibir grandes sumas por la vía financiera.
Dada la situación actual en los mercados financieros, la contraparte de esta necesidad es la de poner a tono la macroeconomía de un país, integrada al proceso de globalización, para que el negocio financiero que describimos en la primera parte del posteo encuentre un ámbito propicio para desarrollarse.
Queda claro cuál es el lazo de dependencia que los países que sueñan con desarrollarse autónomamente tienen que poder cortar.
Pero para hacerlo, tienen que generar previamente la masa crítica de recursos financieros que le permitan llevar a cabo la inversión necesaria.
Los fracasos o problemas recientes que enfrentaron los gobiernos populistas del mundo tienen que ver con esto. Se quedan sin dólares.
Hay que empezar a pensar de qué forma se puede generar el circuito financiero necesario, sin conceder las tasas de retorno extravagantes que demanda el sector privado.
Este es el desafío del tercer mundo. Hay que ir para ese lado, hay que capturar "cajas" como el FGS de ANSeS (la decisión más importante que tomó el gobierno anterior). Hay que generar herramientas como era el proyecto chavista de "Banco del Sur".
Y hay que hacerlo compitiendo con el sector financiero privado en su propio terreno, el de la acumulación de capital.
Por lo tanto, los estados tienen que pensar en intervenir en los mercados generadores de divisas de los países.
Por ejemplo, si Argentina hace entrar dólares por la vía de los commodities agrícolas, debería tener una sociedad anónima controlada en más del 50% por el estado, para entrar a competir con las multinacionales que operan hoy, por la renta y los recursos financieros que genera el sector.
No hay que romper con el mercado, en tanto no se tiene alternativa más eficiente para cubrir lo que esa institución provee. Hay que ganarlo, invadirlo y colonizarlo.
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3 comentarios:
Estamos totalmente de acuerdo con las conclusiones finales pero no concuerdo con el diagnóstico de la primera mitad del posteo sobre el capitalismo financiero.
La razón primerísima de ser de los BC fue SIEMPRE, financiar a los estados, no sólo en la formalidad cuando se crea al BC de Inglaterra para financiar a su majestad en la guerra contra el cro. Napoleón.
2000 años atrás aprox. los chinos (entre otras civilizaciones) ya acuñaban dinero fiduciario. Según el cro. antropólogo Graeber esto sucedió en circunstancias tales como grandes imperios/reinos fuertemente centralizadoa y, sobre todo, en situación de expansión de fronteras a través de guerras. Una de las razones de este forma de dinero era para pagar a los soldados en economías en donde la deuda era la principal forma de intercambio.[1] Los bancos florentinos, venecianos, etc. también prestaban a sus reinos y la garantía que estos últimos ofrecían era la recaudación impositiva, y como estos banqueros eran clases acomodadas y donantes a través de sus emprendimientos bancarios, surge el acuerdo tácito que los impuestos los paguen los pobres
Además los BC no emiten en vacío, emiten contra algo y, en caso que lo haga el estado, éste recurre a operaciones como las adelantos transitorios, y/o la emisión de bonos en las que pueden participar los privados inclusive
Los estados recurren a estas operaciones cuando, por algún motivo, no les alcanza la recaudación de impuestos entrando así en déficits. Ahora bien, contablemente si el estado entra en déficit (deudor y su pasivo), del otro lado aparece una contraparte (el acreedor y su activo) que pueden ser los privados o el mismo estado a través de sus distintas organismos (bancos públicos, organismos como el ANSES). De aquí es que los keynesianos-kaleckianos dicen que los déficits incrementan la demanda agregada mientras que los superavits fiscales la disminuyen por que quitan recursos a la sociedad.
Desde la formalización de las funciones de los BC (que originariamente eran un grupo de banqueros con potestad de emitir dinero con la figura del rey a cambio de financiarles sus menesteres) también permitió el desarrollo y expansión del comercio y de los mercados, tal es así que, al día de hoy, hasta en círculos ortodoxos se acepta la “endogeneidad” del dinero por la cual los bancos crean dinero desde la nada y los BC prácticamente no pueden controlar la masa de dinero, sólo pueden intervenir en el costo de acceso al mismo aka tasa de interés.
Pido disculpas por lo largo del comentario pero me parece importante tener claro esto de la emisión por que si no estamos dando como válido la teoría monetarista que aduce que la inflación se debe a la emisión/déficits cuando en este año y pico se dieron pruebas palpables que la inflación, al menos en nuestro caso, no tiene causa monetarias y que estos tilingos a cargo del BC NO tienen forma de manipular la base monetaria por que esta resulta ser, al final del día digamos, un residuo de las operaciones de los privados y del sector público. Es más, si el BC NO SUPLE la cantidad de dinero necesario trabaría la actividad económica por falta de medios de pago.
Teniendo en cuenta lo anterior, la necesidad de “finanzas sanas” y “cuentas equilibradas” es un eufemismo que enmascara una cuestión meramente distributiva ya que usualmente los estados de bienestar cobraban altos impuestos a las clases acomodadas para redistribuirla a la gilada en forma directa (planes, salarios) e indirecta (subsidios, educación, salud), no es casual el sambenito neolib del par austeridad / exenciones fiscales al 1% , que cada uno por su propia virtud pague lo que le corresponde y así su apología al “individualismo”.
En definitiva hay que desarmar las condiciones que propician la timba por sobre la producción, en la medida que los rendimientos de las operaciones financieras y la libre movilidad de capitales sobrepase el rendimiento en inversión productiva tampoco existen incentivos para promover buenos sueldos por que el consumo no garantiza no sólo las ganancias comparadas con las primeras sino que encima, su tiempo de realización es mucho menor. Pero esto no se logra con cuentitas equilibradas si no con regulaciones al capital financiero. Difícil por las circunstancias del mercado mundial pero no imposible, los chinos pudieron. Y el único con capacidad de armar un ambiente proclive a la producción es el estado. Si éste no da el ejemplo y no tiene la iniciativa, ningún privado la tendrá
Otro tema con sus propias complejidades es la restricción externa en donde el asunto someramente (y a las apuradas por que este comentario es demasiado largo) se trata de ver quién o qué te financia el rojo y en dónde hundir estos recursos para que generen condiciones de repago
Saludos y disculpá la monserga, espero no haber incomodado
[1] D. Graeber en Debt: The First 5,000 Years contradice la idea de A. Smith que sigue al día de hoy, en la cual el mercado supone una evolución que corre de la sgte. manera : trueque->dinero->crédito.
De acuerdo a lo investigado por esta gente la evolución es deuda->dinero y el trueque sólo aparece ante la falta de dinero en situaciones donde ya existía
El aporte me parece excelente. No llego a darme cuenta de por qué es contradictorio con lo que digo yo.
Que es más preciso, rico y detallado, estoy de acuerdo. Pero no veo la contradicción.
Un abrazo
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