No me tomé el trabajo de estudiar (si es que hay cómo) el proyecto de créditos hipotecarios de González Fraga. Pero me sirve como disparador de algunas reflexiones.
Los créditos hipotecarios largos son habituales en países del llamado primer mundo, que tienen sistemas financieros aparentemente sólidos y una macroeconomía estable.
Suelen llevarse a cabo mediante la fijación de tasas de interés positivas (o sea, más altas que la tasa de inflación). Esto resulta muy conveniente para los bancos que los otorgan (lo cual nos da una explicación clave de por qué en un esquema inflacionario los créditos hipotecarios tienden a desaparecer). No tanto para el tomador, cuyo ingreso varía con la tasa de inflación (o ni siquiera), no con la tasa de interés.
Esos créditos largos pueden ser útiles como motor de la industria de la construcción, como ordenadores del mercado inmobiliario, como instrumentos que mejoran la situación de necesidad de vivienda de las familias.
Pero no tienen nada que ver con el factor cultural argentino que simbolizamos con la frase "el sueño de la casa propia".
Un crédito hipotecario a 50 años (incluso heredable y transferible, como ocurre en Europa) es una especie de alquiler perpetuo en que lo bancos son los únicos propietarios (como prenda) de las viviendas, ya que atesoran escrituras como garantías de repago de los créditos.
Que las cédulas hipotecarias sean transferibles y transables, además, hace que un propietario en plan de pagar su hipoteca, pueda usarla como capitalización para mudarse a una propiedad más grande o mejor. Vende la hipoteca y compra otra, tal vez en situación más alejada del saldo final. Ponele, Vendés una hipoteca de un 2 ambientes que te resta pagar 15 años para saldar y comprás otra de un 3 ambientes que resta 30 años para saldar.
Obviamente, estos instrumentos lubrican el mercado inmobiliario, fomentan los desarrollos constructivos, y generan un esquema de soluciones habitacionales parcial.
Pero son ajenos al cumplimiento, por parte de la clase media, del ya mencionado "sueño de la casa propia". Sos inquilino perpetuo (e incluso tus hijos heredan tu pasivo) de propiedades que inflan la composición de activos y pasivos de los bancos.
2 comentarios:
Pienso que incluso aunque comprar con un crédito fuera como alquilar, pero pagándole al banco, es mucho mejor que alquilar, porque no tenés un dueño que te pueda sacar cada dos años si tiene ganas, no es la misma incertidumbre.
Por otra parte, no es menor que en Argetnina, históricamente, los préstamos hipotecarios fueron con tasas reales negativas, cosa que se mantiene al día de hoy (al menos con los créditos que había sacado melconian, los de los UVAs es otro cantar..), por eso en el imaginario popular son tan valorados (también estuvo la famosa 1050, pero son más los casos inversos).
Saludos
Sí, Uno coincido con vos. Aparte, alquilando, aunque el propietario no te saque, cada dos años volvés a pagar comisiones, etc.
Abrazo
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