El año 2016 la balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) cerró con superávit de 2200 millones de dólares aproximadamente.
Un resultado mucho mejor al de 2015, de déficit de casi 3.000 millones de dólares.
Es decir, unos 5.000 millones de dólares mejor.
Dicho así, es motivo de festejo chicanero para quienes se enrolan en la ideología liberal. La apertura económica mejora el balance entre exportaciones e importaciones, contrariamente a lo que se supondría.
El dato, sin embargo, es para tomar con pinzas.
Porque se da (la diferencia) por dos motivos: por una suba mínima de las exportaciones (1,7% no en cantidad de producto vendido sino en plata, lo cual puede tener que ver con algún efecto precio, por ejemplo) y una baja más importante de las importaciones: casi 7%.
En cuanto al aumento en las exportaciones se pueden decir varias cosas: primero, el punto de comparación es bajo por un hecho puntual. Las exportaciones en los últimos meses de 2015 fueron muy bajas debido a la expectativa de cambio de gobierno (y la promesa de devaluación).
Y aún teniendo en cuenta esto, hay que decir que el aumento drástico en las exportaciones se da en materias primas (el campo) con más de 30% de mejora. Y se registran caídas en combustibles, manufacturas de origen industrial y (menos) manufacturas de origen agropecuario.
Para ser claros, ganamos más dólares exportando, pero exportamos productos de cada vez menor valor agregado. Las exportaciones tienden a concentrarse en un sector, que encima no es generador de empleo.
La baja en las importaciones, por su parte, también deja tela para cortar.Por un lado, aumenta lo gastado en bienes de consumo final (o sea, productos terminados).
Y decreció notablemente la importación de bienes intermedios (usados para la producción), repuestos de bienes de capital y combustibles.
O sea, en el rubro importación se ve claramente que la baja en la misma no está asentada en la sustitución de productos extranjeros, sino justamente en los menores volúmenes de actividad económica industrial.
Un dato que sí es positivo: mejoraron (2%) las importaciones de bienes de capital (maquinaria para la producción). Rubro en el que influye mucho la maquinaria agrícola.
Un resultado mucho mejor al de 2015, de déficit de casi 3.000 millones de dólares.
Es decir, unos 5.000 millones de dólares mejor.
Dicho así, es motivo de festejo chicanero para quienes se enrolan en la ideología liberal. La apertura económica mejora el balance entre exportaciones e importaciones, contrariamente a lo que se supondría.
El dato, sin embargo, es para tomar con pinzas.
Porque se da (la diferencia) por dos motivos: por una suba mínima de las exportaciones (1,7% no en cantidad de producto vendido sino en plata, lo cual puede tener que ver con algún efecto precio, por ejemplo) y una baja más importante de las importaciones: casi 7%.
En cuanto al aumento en las exportaciones se pueden decir varias cosas: primero, el punto de comparación es bajo por un hecho puntual. Las exportaciones en los últimos meses de 2015 fueron muy bajas debido a la expectativa de cambio de gobierno (y la promesa de devaluación).
Y aún teniendo en cuenta esto, hay que decir que el aumento drástico en las exportaciones se da en materias primas (el campo) con más de 30% de mejora. Y se registran caídas en combustibles, manufacturas de origen industrial y (menos) manufacturas de origen agropecuario.
Para ser claros, ganamos más dólares exportando, pero exportamos productos de cada vez menor valor agregado. Las exportaciones tienden a concentrarse en un sector, que encima no es generador de empleo.
La baja en las importaciones, por su parte, también deja tela para cortar.Por un lado, aumenta lo gastado en bienes de consumo final (o sea, productos terminados).
Y decreció notablemente la importación de bienes intermedios (usados para la producción), repuestos de bienes de capital y combustibles.
O sea, en el rubro importación se ve claramente que la baja en la misma no está asentada en la sustitución de productos extranjeros, sino justamente en los menores volúmenes de actividad económica industrial.
Un dato que sí es positivo: mejoraron (2%) las importaciones de bienes de capital (maquinaria para la producción). Rubro en el que influye mucho la maquinaria agrícola.
En definitiva, en un año en que se devaluó la moneda en un 60% las únicas exportaciones que se vieron incentivadas son las de materias primas. Al mismo tiempo que tanto los datos de exportaciones como importaciones dan cuenta de una merma en los volúmenes de producción industrial.
Es posible que, a medida que se produce la inexorable revaluación cambiaria (inflación y tasas de interés altas y dólar quieto), esta tendencia se vaya consolidando.
Primarización de la producción y caída de la actividad industrial.
Déficit o superávit comercial dependerán de los famosos términos de intercambio, o sea, los precios.
En cualquier caso, la abundancia o carencia de dólares en la economía dependerá más de operaciones financieras (fuga de divisas, ingreso de inversiones para bicicletear, deuda contraída o deuda a pagar) que de la balanza comercial.
Como en los 90. Que no volvieron para nada eh.
Es posible que, a medida que se produce la inexorable revaluación cambiaria (inflación y tasas de interés altas y dólar quieto), esta tendencia se vaya consolidando.
Primarización de la producción y caída de la actividad industrial.
Déficit o superávit comercial dependerán de los famosos términos de intercambio, o sea, los precios.
En cualquier caso, la abundancia o carencia de dólares en la economía dependerá más de operaciones financieras (fuga de divisas, ingreso de inversiones para bicicletear, deuda contraída o deuda a pagar) que de la balanza comercial.
Como en los 90. Que no volvieron para nada eh.
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