La excusa para promover la eliminación de las "cuotas sin interés" es la necesidad de sincerar el costo del dinero, el costo del financiamiento.
El interés es una función de la variable de tiempo, que se aplica sobre el valor del dinero.
Las "cuotas sin interés" significan entonces una "distorsión". Básicamente sería: si te cobro en cuotas te estoy prestando indirectamente plata. Si te cobrara todo junto, yo agarro la plata que me das por ese bien y la pongo a producir, lo cual me devengaría ganancia. La tasa de interés es un sucedáneo de esa ganancia cedida por el prestamista.
Con las cuotas sin interés la "naturalidad" del interés permanece oculta. Y se invierte su carga, porque se la suma al precio del bien, generando un aumento artificial del precio.
Todo muy lindo.
Pero en la práctica, la finalización de la distorsión se puede cerrar de dos modos distintos:
-puede bajar el precio del bien en efectivo, considerando que el costo de financiamiento ya estaba incluido en el precio, en cambio ahora, que se cobra el interés sobre las cuotas, se puede eliminar ese recargo implícito.
-O puede mantenerse el precio del bien en efectivo y sumarse a las cuotas el adicional por concepto de interés.
Es obvio cuál de las dos posturas se impondrá.
Hay un aumento de precios encubierto, entonces, que no se verá reflejado en las estadísticas del INDEC, porque técnicamente no será considerado aumento de precio, sino sinceramiento de la tasa de interés implícita.
Y como tal, impacta negativamente sobre las expectativas de consumo.
Es decir, se trata de una medida que apunta a transferir recursos desde el ámbito productivo (producción-consumo) hacia el ámbito rentístico (ahorro-finanzas).
Veamos que al usar el concepto "ámbito" lo que se intenta es no puntualizar en ningún sector social. El mismo trabajador que consume puede también ser ahorrista. Lo que sí es necesario aclarar que mientras el ámbito de la producción y el consumo es universal (o casi), el otro ámbito, el del ahorro y las finanzas es más exclusivo.
La conducta buscada es que, antes de emprender la compra en cuotas, el interesado posponga su consumo para destinar ese dinero al ahorro, y consuma el bien en efectivo una vez que haya juntado la plata.
El tema es que no podés tener esa conducta racional si, por ejemplo, se te quema la heladera.
De manera tal que en la transición, lo que termina pasando en primer orden es que se contrae (más todavía) el consumo.
Es decir, al frío le meten hielo.
Son medidas de poco impacto. Pero se suman una tras otra, todas en la misma dirección. La sumatoria final da recesión, en un primer acercamiento. Y en un análisis más profundo propende, en el largo plazo, a la concentración de los recursos.
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