lunes, 16 de mayo de 2011

La fundación


Hacer política es caro.

"Caminar" el país, tener "equipos" trabajando para uno, encargar encuestas para medir popularidad y contratar profesionales que las interpreten y les saquen jugo, agasajar con asados que dejen contentos a quienes tendrán la misión de fortalecer una imagen o un apellido en el territorio, abrir locales, pagar alquileres, poner publicidad, "tocar" a la prensa, "crear" una imagen, armar un discurso, etc., etc., etc.

En algún caso, puede haber dirigentes con estrategias de construcción distintas. Necesitan (éstos) pagar las tasas de justicia de las demandas que inician denunciando corrupción, por ejemplo.
Otro gasto consiste en viajar a distintas partes del mundo a "instalar ante la comunidad internacional" que serán quienes mejor defiendan sus inversiones en el país. De hecho, en Miami, en Washington, en Europa hay entidades fundadas para esos fines (financiar campañas políticas de dirigentes del tercer mundo que sean permeables al lobby de las empresas de sus países de origen, o directamente quienes ejerzan dicho lobby). Hay que ir hacia allá a capturar esos fondos. Acompañados por asesores,  los interesados fatigarán los auditorios llenos de empresarios e inversores, que necesitan garantías de servilismo. Es una inversión: pagar viajes y estadías, para recibir financiamiento. Del otro lado también. Es más barato tener un lobby permanente en el Congreso, que mandar un tipo (extranjero) a "torcer" voluntades.

En este circuito se desempeñan las fundaciones.
Éstas entidades, se sabe, están beneficiadas por importantísimas exenciones impositivas. No pagan impuesto a las ganancias, ni tampoco los indirectos que pesan sobre la compra de bienes.
Son organizaciones que desarrollan actividades de interés público.
Como brindar charlas sobre "transparencia" y ética, por ejemplo. Mandar gacetillas a los medios. O patrocinar denuncias de corrupción (ajena, obviamente).

Siempre hay empresas y particulares dispuestos a financiar fundaciones. Donando fondos. Así funciona la cosa, ya que se trata de organizaciones sin fines de lucro (me refiero a las fundaciones).
El donante, si bien lo hace por sentido patriótico, descuenta de la base imponible de ganancias lo que "dona".
A veces, una parte de la donación le retorna (en negro). Otras veces, puede contratar solapadamente servicios (a través de una donación).
O puede aprovechar que la fundación no tributa sobre la compra de bienes y donar para la compra de computadoras (para uso del donante). En fin, cositas de todos los días. Pavadas. Que justifican la existencia de las fundaciones, mucho más que el servicio que brindan a la comunidad.

Ocurre que las fundaciones, o quienes las presiden figurativamente (dirigentes políticos algunas veces) no cuentan con herramientas como para medir la procedencia de los fondos recibidos, ni están al tanto tampoco de los movimientos financieros totales. Tampoco les importa mucho, ya que si bien estas entidades no tienen fines de lucro manejan sí cuantiosos fondos que bien valen la organización de cócteles (ya que no asados), las estadías en hoteles de cualquier lugar del mundo, y los pasajes correspondientes, entre otras cosas.
Por lo general, estos dirigentes suelen ser implacables con otras formas de financiamiento de la política, que usan aquellos que no tienen la suerte de tener una ideología amigable para con las empresas y particulares que honorablemente arman fundaciones.

Tampoco importa la procedencia de los fondos de campaña aportados por gente del exterior, comprometida con el país (esos de los que hablábamos antes).
Es que el lavado de dinero es una actividad que le incumbe a los organismos estatales diseñados para ello.

La verdad, en mi "país ideal" las fundaciones serían abolidas o al menos modificado su régimen, incluso antes de democratizar los sindicatos, modificar la ley de ética pública o darle transparencia a la actividad pública. Pero no se preocupen muchachos, que estoy en franca minoría. Por suerte.

3 comentarios:

Ricardo dijo...

O, por lo menos, que paguen impuestos y den cuenta de los fondos cuando sean destinados a cuestiones que son de interés público, ¿no?

Muy buen post.

Anónimo dijo...

Hay de las otras. Resulta ser que producido el golpe de 1954 contra Arbenz nos anoticiamos de la existencia de una "fundación para la democracia": USAID (juego vil de palabras que significa además, ayuda americana). Creada al solo efecto de fondear atentados como los del terrorista Posadas Carriles en Cuba o golpes de estado como el de Chile del 73'. Dependiente de la CIA no rinde cuentas a nadie y es amiga de varios opositores argentinos actualmente. Las fundaciones como se ve, sirven para hacer política, de la mala, de la mortalmente mala. SEBASTIÁN

guaio dijo...

mariano,

creo que el laberinto shokllender es una oportunidad para avanzar contra "la patria fundacionera" si antes estabas en franca minoría habría que contar porotos ahora.