sábado, 13 de abril de 2013

Guarda con tocar a "los laburantes"

Los "laburantes".
Cuando hablamos en serio, es decir con tono de panfleto setentista, preferimos decirles trabajadores. Ahora, cuando estamos de entrecasa, o en condiciones de condescender al lenguaje coloquial incluso con algún adversario ocasional, preferimos usar la palabra "laburantes". Una palabra que cada vez oculta menos la vanidad de la jactancia que suele acompañarla.
El que habla de "laburantes" es en realidad un tipo que expresa cariñosamente "su solidaridad para con el conjunto de los reclamos de la clase trabajadora". Es uno más de esos "laburantes".
Que como conjunto no existen.

¿Qué es esa entelequia "los trabajadores" que referencian desde Moyano hasta Tumini, pasando por un tipo más bruto pero un poco menos hipócrita, como el pata Medina (que te acusa de setentista y te corre con que "Perón los echó de la plaza")? Nada. No es nada.
El único factor aglutinante es el combo recibo de sueldo + caja de ahorro en pesos, a través del cual se formaliza el comercio de la fuerza laboral (que de fuerza cada vez tiene menos; en algunas actividades como los bancos, da risa llamarla así). Ni siquiera los montos (el nivel salarial) aglutinan. Porque hay una dispersión que da calambre entre el pequeño burgués que te ofrece la tarjeta de crédito en el Banco Itaú mientras planifica sus vacaciones en Brasil con "su chica", y el pibe que limpia el baño donde mea el que te ofrece la tarjeta de crédito del Banco Itaú, que planifica cómo comprar la leche para sus hijos.

En realidad, hay otro factor aglutinante: el kiosco devenido en empresa de salud que administra la estructura jerárquica representativa que cuenta con secretario general y que recibe el nombre de sindicato. Una corporación que actúa en tanto tal, como contracara de las corporaciones que representan al capital. Pero ese es otro tema. Y no hay nada que reprochar.

Pero por una suerte de sacralización de la entelequia "el laburante", podemos tolerar y hasta aceptar con cierto agrado que un grupo de ñoquis que cobran del estado sin hacer otra cosa que lanzar "duros documentos" haga lobby por echar de un medio público a un periodista que tuvo el tupé de criticarlos por no laburar bien, y culparlos de paso de que los medios públicos no sean competitivos en relación a los medios privados. Es que es muy frecuente que estas organizaciones de grandes cebadores de mate, que cumplen la función de representar a los "laburantes" lanzando a diestra y siniestra "duros documentos", en general contra aquellos que intentan averiguar por qué razón ontológica o en función de qué beneficio social habría que tolerar que el trabajo de uno lo cobren 6, tengan una postura mucho más combativa contra el estado que contra las empresas privadas. Por eso, cuando hay mundial de futbol, el personal que da cobertura al evento enviado por un medio público supera en dos o tres veces al personal que manda un medio privado para el mismo fin. Pasa en otros gremios, pero si los nombrás, perdés muchos amigos, como los docentes por ejemplo.

La división binaria que con nostalgia del siglo XIX muchas veces intentamos establecer desde los análisis, en torno a la relación capital - trabajo, por anacrónica termina a veces convirtiéndose en la parodia de sí misma, que incluso y sin querer brinda parapeto a la holgazanería de algún cúmulo de lúmpenes con costumbres parasitarias.

Es una divisoria de aguas mucho más fructífera en términos políticos la que se establece en el vínculo que hay entre el mundo "registrado" (del que forman parte los "laburantes") y el mundo sin documentos. El intento por paliar o al menos visibilizar los sufrimientos de quienes no tienen acceso a los circuitos formales del tráfico de derechos y obligaciones, los invisibles (ponele) que es como les gusta decir a los que poetizan los discursos políticos, es una causa mucho más noble y si se quiere más contestataria, que agitar las banderas de los "derechos de los trabajadores", conjunto difuso que engloba desde un pequeño burgués que denosta a las "mafias sindicales" en el valiente ámbito de la discusión familiar pero usufructúa cada una de sus "conquistas" (incluso las que atentan parcialmente contra los intereses de su "clase" que no tienen por qué ser los suyos particulares, porque lo que define a la clase en sí, casi que en la realidad pasó a plano tan subalterno que no aporta demasiados elementos decisivos en la formación de la conciencia), el trabajador calificado al que le chupa un huevo tercerizar a sus "compañeros" ni bien consigue comprarse un pequeño bien de capital para poner al servicio de la flota del patrón, el obrero hábil para las relaciones públicas, que sin tramitar cuit se convierte en empresario de la construcción y subcontrata en negro a algunos colegas a cuyo trabajo le extrae una plusvalía que haría morir de vergüenza a los miembros del Tea Party.

Pedro Guerra lo dice mucho mejor y más sencillo en esta canción, que aglutina un poco la cantidad de cosas inconexas y mal explicadas de los párrafos anteriores, que intentan ser una manifestación de apoyo a Lucas Carrasco, alguien con quien nunca tuve mucha relación, y a quien cada vez veo y hablo menos, pero paradójicamente cada vez considero más mi amigo. Y es Pedro Guerra el que canta, no Ronaldinho!!!

12 comentarios:

Mariano T. dijo...

La divisoria de aguas es entre empleados públicos, que vos mismo definis como ñoquis o ineficientes, y privados, que se tienen que romper el culo o los echan.

Mariano Grimoldi dijo...

Sí, Mariano, este país está lleno de mártires que hacen el sacrificio inmenso de levantarse temprano y se rompen el culo mandando mails durante 8 horas diarias para que el estado les robe con el impuesto a las ganancias. Es realmente conmovedor.

Anónimo dijo...

Me parece que nunca laburaste en una privada Mariano, te rascas las bolas si estas bien entongado. Como en todos lados.

Mariano Grimoldi dijo...

Tanto en el sector público como en el privado hay gente que trabaja, gente que se rasca las bolas, y gente que hace un poco y un poco. Y tampoco hay que hacer una persecución de los que se rascan las bolas, porque qué sé yo, se hace lo que se puede. De hecho, los ñoquis a los que me refería es a los delegados de la UTPBA, no a todos los empleados estatales. Lo que sí me molesta un poco es que nos pongamos constantemente en el papel de víctimas que nos sacrificamos, que nos rompemos el culo. Paremos un cachito la mano. Y paremos un cachito la mano con esto de justificar cualquier cosa que haga un tipo que cobra sueldo, para no tirarnos en contra de "los laburantes". Y de paso, terminémosla con los lugares comunes si podemos.

Eduardo dijo...

Mas alla de toda la cosa sindical, lo que Lucas le dijo al operador al aire fue cualquiera. Y no escuche disculpa de Carrasco por eso. Porque Carrasco es un tipo con demasiada autoestimada para darse cuenta de eso.
Y creo que se lo rajo por irrespetuoso, no por su "valiente y solitaria lucha", discurso que el mismo se intenta vender que hace.

Mariano T. dijo...

Laburé siempre en empresas privadas, generalmente multis, y al que se rasca lo rajan, salvo los de marketing que son una raza aparte.

Anónimo dijo...

si trabajaste alguna vez fue con tu papi marianot o con amiguitos de tus parientes, chapeando tu pelotudez

dan vueltas y piruetas para hacer la apologia de carrasco, es un tema de praxis de lugar de trabajo, le recabia que lo caguen a trompadas
además de basurearlos evidentemente debió ser muy sorete antes con sus compañeros
y es en eso donde se nota el "laburante" de verdad, no es un tema de codigos o sindicalismo sino de conocimiento de grupos

insisto, si la cagaban bien a piñas, estaba bien

Anónimo dijo...

"se tienen que romper el culo o los echan"

MUY PELOTUDO

Anónimo dijo...

No entiendo exactamente qué pasó, pero si realmente lo despidieron por criticar a gente de La Cámpora, entonces los que cometieron la infamia no son ñoquis, sino que se estaban ganando su sueldo.
Que incidentalmente trabajen para el estado no quiere decir que no piensen como empresarios medio matones, sólo que para existir la empresa de ellos necesita del estado. Cada tanto bancar parásitos da réditos al que los puso donde están. Quien sea que les pague "invierte" plata del pueblo (sin preguntarle) como si fuera privada para que se deshagan de la competencia.

guido dijo...

Solo falataría agregar, al lado de los que tercerizan a sus "compañeros", de los albañiles devenidos en contratistas (y porqué no, de las actividades hereditarias como el empleo en tribunales varios u empresas de servicios públicas o criptopúblicas como los ferroviarios, gas, etc.) a los gremios y trabajadores del estado que saben tan claramente como cualquier otro que la ineficiencia en las oficinas públicas es un problema que se soluciona con trabajadores tercerizados (en negro) que suplen su ineficiencia sin los privilegios de la planta permanente y, de hecho, sin los derechos mínimos reconocidos en la ley de contratos de trabajo. Así, hacen la vista gorda esas injusticias flagrantes explicadas fundamentalmente por su propia inutilidad.

el pincha dijo...

yo trabajo en un org publico, ahora estoy en el, laburo y leo este blog, al mismo tiempo, si tuviera el poder de hacerlo rajaria a la mitad de los que estan aca por ñoquis, incluso estorban la tarea que hago...bueh

no es que coincida siempre con las posturas de este blog, ( en realidad casi )en lo que coincido es en la forma de articularlos al presentarlos.

lo de los sindicatos es tal cual mariano...

Javier dijo...

Lo que tienen todos en comun es la explotacion laboral . Laburar y en 2 hs cubrir el costo de produccion y las otras 6 hs labura para el enriquecimiento personal del dueño del medio de produccion / servicio o el tenedor del capital . Plusvalia se llama no?